Carles Puigdemont ha reventado la mandíbula de Pedro Sánchez con un crochet de derechas que ha roto la guardia del presidente del Gobierno.
El líder de Junts, tras una reunión de la cúpula de su partido, ha comparecido en rueda de prensa y ha anunciado que no negociarán los Presupuestos Generales del Estado (PGE) después de que la Mesa del Congreso haya aplazado la decisión sobre la cuestión de confianza que exige la formación independentista. Por otro lado, ha exigido una reunión en Suiza para analizar el cumplimiento de los acuerdos firmados con el PSOE para la investidura de Sánchez. Este movimiento es el preámbulo de una ruptura y el fin de los pactos sobre los que se sostiene el gobierno.
"Haremos una reunión extraordinaria en Suiza para comprobar el grado de cumplimiento de estos acuerdos. A partir de hoy, la relación que tenemos con el PSOE es de suspensión de las negociaciones que tenemos a nivel sectorial", ha dicho Puigdemont, quien ha añadido que hacen estas exigencias porque no quieren volver a ser engañados por Sánchez. De este modo, pretenden evitgar que los socialistas jueguen con los calendarios.
Todo el mundo que no vea la política desde un punto de vista sectario sabía que esto iba a ocurrir. Tarde o temprano, Puigdemont se iba a apartar de Pedro Sánchez por varias razones. En primer lugar, porque a Junts le interesa que la política española siga sumida en la inestabilidad. En segundo término, porque a los independentistas la agenda social no les importa nada porque ellos sólo tienen un objetivo: el referéndum y la independencia de Cataluña.