El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, estuvieron este lunes en el popular barrio sevillano de Pino Montano a un tris de acaparar el foco mediático a base de codazos y golpes bajos, y eso que los abucheos les caían como chuzos de punta, sin que se escapara de ellos tampoco el alcalde de la capital andaluza, José Luis Sanz, del PP. Ninguno de los tres pudo esquivar los gritos del público congregado en las proximidades del acto donde la plana mayor del Gobierno de la nación, de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla escenificaron el acto de inicio de las obras de la Línea 3 del metro de Sevilla, la que será la segunda línea en funcionamiento de la ciudad cuando terminen las obras en el verano de 2027, según las primeras previsiones. Pero hubo un tiempo no muy lejano, allá por la década de los ochenta del pasado siglo, que ni PSOE ni la entonces Alianza Popular, hoy Partido Popular, quisieron saber nada de esta infraestructura fundamental para el desarrollo de la capital andaluza. Sólo la intercesión del entonces líder andalucista Alejandro Rojas-Marcos posibilitó en su momento que Sevilla pueda disfrutar hoy de una única línea de metro en una ciudad con una población de casi 700.000 habitantes, sin contar los numerosos residentes temporales ni los miles de turistas que la visitan durante todo el año.
La única línea de metro en funcionamiento actualmente del metro de Sevilla, la línea 1, se hizo realidad en septiembre de 2009, seis años después de que se firmara en junio de 2003 el contrato de concesión. Gobernaba la Junta el socialista Manuel Chaves y José María Aznar era presidente del Gobierno. Javier Arenas ocupaba la Secretaría General del PP y poco después, en abril de 2004, inició su segunda etapa como presidente del PP de Andalucía. El consistorio municipal lo ocupaba el también socialista Alfredo Sánchez Monteseirín.
Pero el verdadero artífice de aquel decisivo paso en el urbanismo de Sevilla fue Rojas-Marcos, quien se empeñó concienzudamente en que la capital andaluza tuviera al fin metro. Para ello, puso como condición que se iniciaran estas obras a cambio de dar la Alcaldía de Sevilla al socialista Monteseirín. Sólo aquel pacto político sorteó las reticencias y negativas reiteradas de socialistas y populares para emprender esta obra fundamental para la ciudad.
Sólo la decisión del andalucista Alejandro Rojas-Marcos de impulsar el proyecto del metro de Sevilla posibilitó que la ciudad tuviera una línea de metro en 2009
Los 18 kilómetros de la primera línea tenían previsto ejecutarse en sólo tres años, entre 2003 y 2006, pero finalmente no fue hasta bien avanzado el año 2009 cuando los sevillanos pudieron disfrutar de su metro, casi 30 años después de que los túneles iniciados entre 1976 y 1983 dejaran de criar champiñones como única fuente de productividad demostrada hasta entonces, amén de los miles de litros de agua acumulada en estos subterráneos que tuvieron que evacuarse posteriormente. El PSOE había decidido paralizar estas obras en 1986, tras la decisión del alcalde socialista Manuel del Valle, ya fallecido. Pese a todo, se reutilizaron posteriormente los túneles ya abiertos entre el barrio de Nervión y la estación de Cocheras.
Después de 14 años de inactividad total en cuanto a obras de metro en Sevilla, el reloj se pone de nuevo en marcha, con la participación económica a partes iguales de Junta y Gobierno central, e incluso el presidente andaluz aprovechó la cita de este lunes para anunciar también la licitación de los trabajos previos para la futura Línea 2 del metro, que recorrerá la capital andaluza de este a oeste, de los barrios de Torreblanca a Triana, pasando por Sevilla Este.