Un bienqueda es aquella persona que pretende a toda costa causar buena impresión incluso cuando no está de acuerdo con aquello que debe hacer para conseguirlo. El también llamado quedabién tiene un fin último muy concreto y para ello es capaz de utilizar todo tipo de estratagemas con tal de lograrlo, aun a costa de traicionar por el camino su ideario e idiosincrasia más esenciales y aparentar una postura diametralmente opuesta a la verdadera. El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, entró atropelladamente en la sede nacional del partido con esta hoja de ruta después de un tempestuoso cambio de líder, aunque pronto se diluyó al escuchar los cantos de sirena que le llegaban de la orilla de la ultraderecha. Rápidamente los sondeos indicaron a la cúpula popular que algo no funcionaba, que había que virar el timón sin más dilación. Ahí entró en funcionamiento la llamada a filas desde Génova 13 del Rasputín del Sur, Elías Bendodo, hasta entonces mano derecha de Juan Manuel Moreno Bonilla en la Junta de Andalucía y principal artífice de la campaña electoral de las elecciones autonómicas del pasado 19 de junio, donde el PP logró una histórica mayoría absoluta por primera vez en el tradicional granero de votos del PSOE.
Desde ese momento, Feijóo ha utilizado la consabida estrategia del palo y la zanahoria gracias al perfil de sus principales alfiles, Cuca Gamarra desde la sede parlamentaria y Bendodo en labores de fontanería. Y todos ellos bien vigilados desde la Puerta del Sol por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la única dirigente del PP que sigue al alza en todos los sondeos haga lo que haga o deje de hacer.
La llegada a la sede nacional del PP de dos destacados anticasadistas y sorayistas acérrimos, el guipuzcoano Borja Sémper e Íñigo de la Serna, ex alcalde de Santander y ex ministro de Fomento con Rajoy, forman parte del plan concebido y diseñado por el coordinador del PP, Elías Bendodo, para intentar el asalto a La Moncloa en las próximas generales utilizando la misma estrategia que le dio un inmejorable e histórico resultado en Andalucía el pasado junio.
La campaña ‘bienqueda’ del “suavón” Moreno Bonilla en el sur en junio, aunque tuviera que hablar de nuevo con la vaca que le dio las elecciones de 2018, es el punto de partida de Feijóo para las generales
La campaña bienqueda de Moreno Bonilla en el sur el pasado junio, aunque tuviera que hablar de nuevo con la vaca que le dio las elecciones andaluzas de 2018, intentando atraer con un discurso aparentemente moderado y centrado al votante de Ciudadanos, al dudoso o incluso a aquellos ciudadanos desencantados con la extrema derecha de Vox, es el punto de partida de Feijóo y su equipo para afrontar con garantías las elecciones municipales y autonómicas del próximo mayo y sobre todo las generales de finales de este 2023.
Para ello, en la cúpula del PP dan por amortizados y bien empleados los mensajes contradictorios que se repiten constantemente en el seno del partido, donde por una parte se apela a un discurso moderado y alejado de la crispación mientras con los hechos diarios demuestran todo lo contrario, como en el caso del mantenimiento del bloqueo de la cúpula judicial desde hace más de cuatro años.
Moreno Bonilla, el “suavón”
El último caso, sin ir más lejos, ha sido la condena sui géneris del golpe de estado que la turba de extrema derecha brasileña ha ejecutado en el asalto a las sedes de las principales instituciones de la soberanía de Brasil. Nada que ver el mensaje vía Twitter de Cuca Gamarra con el que apenas unos minutos después subió a la misma red social el líder popular. Una incendia y el otro llega por detrás con la manguera. El palo y la zanahoria una vez más en pos de lograr la cuadratura del círculo para atraer al votante tanto de extrema derecha como al más moderado.
La dirigente andalucista Teresa Rodríguez, retirada de la primera línea política y ex portavoz de Adelante Andalucía en el Parlamento andaluz, ha definido en varias ocasiones con una expresión muy andaluza el supuesto verdadero perfil del presidente andaluz, y por ende la estrategia de campaña de Feijóo diseñada por su Rasputín del Sur: “Juanma da esa apariencia y esa proyección de mucha moderación, pero es un señor pragmático al que han enseñado a ser suavón que no moderado, que decimos en Andalucía”.
En definitiva, como se dice también por el sur: si hay que ir se va, pero ir por ir es tontería. Esta expresión del absurdo refleja a la perfección toda la línea de pensamiento del bienquedismo, al que se ha abonado sin rubor alguno el PP por un puñado de votos. En Andalucía cantaron bingo el pasado junio. Solo el tiempo dirá si la exportación del modelo a nivel nacional era la apuesta acertada o no.