El liderazgo de Feijóo se dispara al pie su última bala tras su pírrica victoria

10 de Junio de 2024
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Alberto Núñez Feijóo

Desde las ya lejanas elecciones autonómicas gallegas del pasado 18 de febrero, en las que el Partido Popular obtuvo una cómoda mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo se va empequeñeciendo cual Benjamin Button como líder del principal partido de la oposición elecciones tras elecciones, sin pausa y a toda prisa. Primero la cita autonómica en Euskadi, luego las decisivas catalanas y ahora estas trascendentales elecciones europeas han dictado una sentencia inapelable para el todavía líder del principal partido de la oposición. Sucesivamente, una tras otra han determinado de un modo u otro que el liderazgo de Feijóo al frente del PP puede tener los días contados pese a que ha ganado en España las elecciones europeas con el 34,19% de los sufragios y 22 eurodiputados frente a los 20 del PSOE, con el 30,18% de los votos, cuatro puntos de diferencia.

Desde Génova 13 ya se ha puesto a funcionar la máquina de reinterpretar todo lo reinterpretable y se intenta redimensionar el órdago en toda regla de la campaña electoral en clave plebiscitaria mientras los dirigentes populares volverán a echar pelillos a la mar. Pero el daño ya está hecho en la línea de flotación del liderazgo de presidente del PP apenas dos años y dos meses después de asumido el puesto tras el traumático relevo de Pablo Casado.

El nuevo plebiscito planteado en primera persona por Feijóo contra el sanchismo ha vuelto a salirle completamente rana a los estrategas populares, como ya les ocurrió sorpresivamente en las generales de hace un año, el 23 de julio pasado, pese a los cuatro puntos porcentuales de diferencia en este 9J. Persistir en el error es peor que ningunearlo o no asumirlo. Lo que en la dirección del PP se presentaba a priori como un triunfo incontestable que serviría para hacer temblar los cimientos de la Moncloa con Sánchez dentro de sus paredes ha pasado a ser un seísmo incontrolado con epicentro en Génova 13 con Feijóo y todo su equipo dentro, aunque finalmente esa diferencia de cuatro puntos aplazará, una vez más, el debate interno sobre el liderazgo del PP y su relación con la extrema derecha de Vox.

La extrema derecha sigue creciendo en España pese a que el PP ha radicalizado aún más su discurso en la campaña electoral hasta sobrevolar la xenofobia

El PP no sólo no toma distancia con respecto al PSOE de Sánchez después de una encarnizada y despiadada campaña electoral, sino que además ve con impotencia cómo la ultraderecha le sigue comiendo terreno a toda velocidad. La sensación de impotencia es absoluta, aunque en público se enseñen dientes. Ni siquiera la voxización de su discurso, con tintes incluso claramente xenófobos, ha servido para atraer el voto de su flanco más a la derecha de la derecha. En definitiva, hacer un pan con unas tortas.

Tampoco ha sabido el PP aprovechar el viento de cola que traían los aires ultraderechistas procedentes de buena parte de otros países socios europeos como Francia o Alemania, donde el auge contundente de la ultraderecha es ya más que una realidad.

El desgaste del PSOE con el PP respecto a los resultados de hace un año en las generales del 23J apenas es de un punto y medio, por lo que el empuje de los populares para “derrocar el sanchismo” sigue necesitando un complejo vitamínico adicional que aún no posee a día de hoy ni mucho menos.

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