En una estrategia perfectamente planificada, no ya por Génova 13 sino directamente por el líder del Partido Popular, la política ultra de agitación para intentar ganar el relato pese a los datos, puesta en marcha por Alberto Núñez Feijóo, no parece tener límites. Todo hace indicar en estos momentos que irá ‘in crescendo’ ahora que se ha superado el ecuador de la legislatura y nada hace pensar en un adelanto electoral, como ansían PP y la ultraderecha de Vox. El último ejemplo de esta dinámica diabólica lo ha puesto estos días su máximo responsable de Igualdad, Jaime de los Santos, que exigió a RTVE el cese de la colaboradora Sarah Santaolalla tras vincularla con las “mujeres prostituidas” de Pedro Sánchez y llamarla “señorita”.
Estas declaraciones han sido la constatación palpable de que existen codazos en la cúpula orgánica de los populares para hacerse con un sitio de confianza máxima junto al líder, orquestando una política de tierra quemada con mensajes faltones, sin contenido ni propuestas y repletos de insultos sin más. Muy lejos queda ya aquello de “Que te vote Txapote” o “Me gusta la fruta”. En el PP ahora directamente hacen del insulto una máxima sin más con la que articular una estrategia de acoso y derribo al ejecutivo de Sánchez: “pirómana”, “hooligan”, las “mujeres prostituidas” y las “señoritas” del presidente del Gobierno.
Los mensajes que todos estos miembros de la actual cúpula orgánica del PP vienen lanzando públicamente parten de una posición victimista poco o nada creíble, sobre todo por el tono agresivo y hasta violento verbalmente que estos dirigentes populares vienen utilizando como estrategia política de forma nada casual o espontánea, en consonancia claramente con la estrategia habitual de los agitadores ultra que desempeñan su trabajo en pseudomedios sobresubvencionados por muchas de las comunidades autónomas donde gobierna el PP.
Existen codazos en la cúpula orgánica de los populares para hacerse con un sitio de confianza máxima junto al líder, orquestando una política de tierra quemada con mensajes faltones, sin contenido ni propuestas
La lista de agitadores más que dirigentes políticos en el seno de la cúpula popular empieza a ser inagotable. Cuando parecía que Cuca Gamarra, Elías Bendodo, Miguel Tellado, Ester Muñoz o la estudiante universitaria y ya ex diputada popular Noelia Núñez habían tocado techo en su incansable y eterna campaña de agitación política cueste lo que cueste, se diga lo que se diga, pase lo que pase, aparece en escena, casi por sorpresa y haciendo méritos, el hoy vicesecretario de Educación e Igualdad del PP, Jaime de los Santos, otrora tertuliano de Telemadrid en tiempos de Cristina Cifuentes, ex consejero de Cultura y más recientemente ‘personal shopper’ de la esposa de Mariano Rajoy, aunque oficialmente su cargo constaba como consejero técnico del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
“En el Gobierno de Pedro Sánchez estamos acostumbrados a que incluso a mujeres prostituidas se las pague del erario público y se las enchufe en empresas públicas, pero que ahora también el ente público, y recuerdo que es el ente público, lleno de grandísimos periodistas y trabajadores, tenga que aguantar que esta señorita se permita el lujo de insultar a más de 11 millones de ciudadanos, como poco es para que dimita, y ya que no dimite, para que el ente la eche de manera inmediata”, ha dicho De los Santos sobre Santaolalla.
A este equipo top de agitadores desde la cúpula popular hay que añadir, también por méritos propios, la labor incansable para acaparar foco mediático de su portavoz en el Senado, Alicia García, que se ha afanado en protagonizar algún que otro ‘numerito’ más o menos sonrojante en la Cámara Alta en sus interpelaciones a los ministros del ejecutivo.
En esta dinámica del PP, tan planificada como alocada de agitación política cada vez más ultra, también había entrado sin complejos el portavoz popular Borja Sémper, que hasta ser llamado por Feijóo se había caracterizado por su talante moderado. Ahora, el dirigente vasco ha reducido su actividad parlamentaria para tratarse el cáncer que el pasado julio anunció que padecía.