La política española acaba de dar un giro radical. Junts ha lanzado un órdago al Partido Popular: si los ‘populares’ desean explorar la vía de una moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez, deberán sentarse a negociar con Carles Puigdemont… y hacerlo fuera de España. La oferta, planteada este martes tras el ingreso en prisión del exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán, redefine las reglas del juego parlamentario y pone de manifiesto la persistente influencia del expresident catalán en el Congreso de los Diputados.
El desencadenante de esta advertencia fue la gestión de Alberto Núñez Feijóo, que encargó al portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, sondear a los socios parlamentarios del PSOE para calibrar si mantienen el apoyo a Pedro Sánchez a raíz de la detención y prisión provisional de Santos Cerdán. Ante esta maniobra, fuentes de Junts recordaron al PP que sus interlocutores naturales no se encuentran en Madrid, sino en Waterloo, donde Puigdemont desarrolla su actividad política desde 2017.
La formación que preside Puigdemont dejó claro que las conversaciones sobre una moción de censura deben ceñirse a tres protagonistas: el propio expresident, el secretario general Jordi Turull y la portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras. “Por razones sobradamente conocidas”, añadieron, “estas reuniones se celebrarán fuera de España. No seremos menos exigentes con el PP que con el PSOE a la hora de aceptar citas por estos asuntos” europapress.es.
Este desafío tensa aún más las relaciones entre los dos grandes bloques del Parlamento español. Hasta ahora, el PP había esquivado el contacto directo con Puigdemont, a quien acusa de “fomentar el independentismo desde el extranjero”. Sin embargo, la urgencia de Feijóo por debilitar al Ejecutivo de Sánchez tras la crisis interna del PSOE (marcada por el encarcelamiento de Cerdán) ha obligado al PP a reconsiderar sus alianzas y a valorar qué grado de colaboración está dispuesto a ofrecer.
El emplazamiento de Junts plantea también un dilema logístico y jurídico: ¿cómo pueden las fuerzas políticas nacionales formalizar negociaciones que, por deseo expreso de la parte catalana, se desarrollen en el extranjero? Algunas voces apuntan a Bélgica o Suiza como posibles escenarios, lejos de la tutela del Tribunal Constitucional y de la fiscalía española, lo que añadiría un matiz de extraterritorialidad difícil de encajar en los mecanismos parlamentarios habituales.
En lo político, la maniobra cumple varios objetivos para Junts: revalorizar la figura de Puigdemont como líder insustituible, forzar al PP a una exposición mediática con el independentismo y recordar al PSOE que su estabilidad interna sigue condicionada por las decisiones de la dirección del partido independentista. Para el PP, aceptar o rechazar la invitación podría marcar su estrategia de desgaste al Gobierno: un ‘sí’ implicaría reconocer la centralidad de Puigdemont; un ‘no’, certificaría la imposibilidad de aunar a toda la oposición en un frente contra Sánchez.
Así, en pleno verano político, la idea de negociar una moción de censura “fuera de España” añade un nuevo capítulo a la convulsa relación entre Madrid y Barcelona. Y demuestra que, cinco años después de su exilio, Carles Puigdemont sigue moviendo piezas al otro lado de la frontera con una influencia que pocos partidos nacionales pueden permitirse ignorar.