El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, tuvo claro desde el principio de su carrera a la Moncloa que quería a su vera a Elías Bendodo, el que fuera mano derecha del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, además de amigo íntimo y gran estratega de campaña que posibilitó la histórica mayoría absoluta del líder del PP andaluz en junio de 2022, después de haber sido investido presidente de Andalucía en 2018 por primera vez con el peor resultado de la historia de un candidato del PP, el mismo barón popular que ahora apela con fruición a que gobierne en España el candidato más votado tras las pasadas elecciones generales del 23J, sin atender lo que establece la propia Constitución en su artículo 99, que deja claro que este supuesto no está contemplado en ningún apartado.
Este patinazo, que la propia red social Twitter ha tenido que aclararle directamente al candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, no es más que el enésimo tropiezo de un equipo de campaña popular dirigido, entre otros, por Bendodo, quien creyó que, con los ardides de Miguel Ángel Rodríguez para el gran y único debate cara a cara entre Pedro Sánchez y Feijóo, todo lo demás sería todo un camino de rosas a partir de entonces. Nada más lejos de la realidad, ya que la segunda semana de la campaña electoral se le hizo bola al equipo de Feijóo y muy cuesta arriba hasta el inesperado resultado final que arrojaron las urnas.
En este desatino in crescendo, que se prolonga a día de hoy en la estrategia de Feijóo de una incomprensible huida hacia adelante para querer gobernar pese a que no consigue los votos requeridos para su investidura, tiene mucho que ver el empecinamiento de Bendodo, coordinador y número 3 del PP, empeñado en retorcer hasta el ridículo líneas de actuación de su líder que no llevan a ningún sitio, como por ejemplo la de presentarse ante el jefe del Estado el próximo agosto sin tener los mínimos apoyos requeridos para que Felipe VI le encargue la formación de gobierno.
Cuando Bendodo fue elegido en abril de 2022, durante el XX Congreso Nacional del PP que aclamó como presidente a Feijóo, el objetivo inicial era que se encargara de coordinar las vicesecretarías y la secretaría general para robustecer el eje de la cúpula popular. Esta ansiada comunicación y coordinación interna buscada por Feijóo ya ha evidenciado, en no pocas ocasiones desde entonces, que hace aguas y mantiene notables goteras. Sin ir más lejos, sirva de ejemplo la falta de coordinación entre la nueva presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, y Génova 13, sede nacional del partido en Madrid, cuando en menos de una semana tuvo que desdecirse de sus palabras de que no gobernaría en coalición con Vox tras recibir el apremio de la dirección nacional del PP a cerrar un pacto lo antes posible.
El empecinamiento de Bendodo tiene mucho que ver en el desatino in crescendo que se prolonga hasta hoy en una incomprensible huida hacia adelante del candidato del PP para querer gobernar pese a no tener los votos requeridos para su investidura
Esta premura evidenciada en el cierre apresurado de pactos autonómicos con la ultraderecha, al que hay que sumar el más llamativo de todos que es el de la Comunidad Valenciana, estuvo directamente coordinado por Bendodo y el equipo más cercano de Feijóo, que a día de hoy se ve como uno de los grandes errores de bulto del PP para haber quedado muy lejos de las expectativas que la mayoría de las encuestas daban a la candidatura de Feijóo el pasado 23J. No sólo no suma una mayoría holgada de diputados que permita gobernar al PP en solitario, como auguraban y prometían Bendodo y Feijóo a sus votantes en la pasada campaña, sino que tampoco suma uniéndose a los ultras de Vox, a día de hoy sus únicos aliados potenciales para la formación de gobierno además del diputado electo de UPN.
Desde el fichaje de Bendodo para Madrid, Feijóo quiso dejar claro que su modelo era Moreno Bonilla y no la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aunque los hechos han demostrado que tampoco hace ascos a acercamientos a Vox si de lograr el poder se trata. En ese querer decir una cosa y hacer la contraria que ha venido ejecutando el líder del PP desde que fue elegido presidente del partido hace apenas un año y medio hasta hoy, Bendodo ha tenido mucho que ver.
Infame campaña
También se ha podido apreciar esta deriva en la infame campaña del “Que te vote Txapote”, inflamada por Díaz Ayuso y mantenida de facto en el resto del partido a nivel nacional durante toda la campaña, sin que se oyera una sola voz interna en contra para pedir disculpas, como exigían algunos familiares de víctimas del terrorismo de ETA. Este posicionamiento de perfil, que a Bendodo le fue bien en Andalucía con Moreno Bonilla, ha mostrado unos desconchados notables en la campaña nacional. Tanto es así que, en la misma noche electoral, nadie desde el balcón de Génova 13 se atrevió a mandar callar a los seguidores que coreaban este lema que, durante los últimos días de campaña, el PSOE de Sánchez revirtió a su favor, provocando un efecto bumerán que aún sigue martilleando las cabezas de los gurús que han orquestado la campaña a Feijóo.
Y tras el 23J, lejos de aplacarse un poco y bajar el pistón, los asesores del líder del PP, que han cerrado filas en torno a su liderazgo, de momento, vuelven a enarbolar el espantajo del independentismo catalán, conscientes de que estas pasadas elecciones dejó un pobre saldo a su favor, no ya solo en Cataluña sino en el resto del país al quedar muy lejos de esa “mayoría holgada” que pronosticaban sus gurús más acérrimos.