El Gobierno de la Comunidad de Madrid, apoyado en la extrema derecha, ha provocado la fuga de las enfermeras. Además no cubre las bajas y las contrataciones que se están produciendo son escasas, todo ello provocado por las malas condiciones en el Servicio Madrileño de Salud, SUMA.
Ayuso cierra los SUAP
En otro ejercicio de soberbia política, Ayuso ha cerrado 20 de los 37 servicios de urgencias de atención primaria (SUAPS), quitándose la careta y poniendo de manifiesto cómo el gobierno de “la libertad” no tiene otra intención que restar servicios públicos a la ciudadanía mientras satura otros.
A esta nefasta y caótica situación de la sanidad pública, se suma la situación general del SERMAS, que está ahondando en un desastre anunciado. Esto reducirá la esperanza de vida en algunas poblaciones por la falta de medicina preventiva y por las largas lista de espera, tanto en Atención Primaria, como en especialista.
Privatización encubierta
Ayuso reduce las listas de espera quirúrgica, derivando a la privada la mayoría de las intervenciones, que de otra manera tendrían varios meses de espera. Esta privatización encubierta le cuesta a las arcas publicas madrileñas miles de millones de euros anuales.
Ayuso desprecia a las personas mayores
Pacientes de edad muy avanzada en pasillos o sillones a la vista de todo el mundo, largas horas de espera a ser atendidos, falta de intimidad, etc., esa es la realidad de los servicios de Urgencia de la mayoría de los hospitales del Sermas.
Las urgencias hospitalarias desbordadas
En las últimas semanas la frecuentación en la Urgencias ha aumentado considerablemente. Algunos centros la cifran en más de un 20% en relación a años anteriores, y la solución ofrecida por los responsables del Sermas ha sido, ninguna, salvo la no renovación del 100% de los contratos COVID de enfermería que ahora se demuestra seguían siendo imprescindibles.
Por ejemplo, en el Hospital Clínico la afluencia diaria a la Urgencia rondaba, hasta hace unos meses, menos de 500 usuarios atendidos y, en casos muy puntuales, se superaba esa cifra. “En la actualidad, explican los delegados sindicales de SATSE Madrid en ese centro, todos los días se supera esta cifra. La Urgencia no se encuentra aún saturada, ya que se atiende, pero las enfermeras y enfermeros que allí trabajan sí que lo están. Esto tendrá consecuencias sobre su salud física, psíquica y social”.
“Las enfermeras, denuncian, ya no pueden más. Las bajas por cansancio, por estrés y por Covid no hacen más que incrementarse entre las enfermeras. Todo ello sin que la Consejería ofrezca una solución válida, salvo reclamándolas que doblen y les retiren sus días libres. Esto, lejos de solucionar el problema, no hace más que incrementar el estrés y el riesgo de Burn Out entre las profesionales”, denuncian desde el sindicato de Enfermería, Satse Madrid
Las bajas de enfermería no se cubren
Las bajas no se cubren al 100%, las contrataciones son escasas, se piden doblajes, se deniegan permisos y se quitan días libres de forma unilateral, los casos de Covid se han incrementado sustancialmente, los SUAP de Madrid siguen cerrados y las enfermeras/os no dan abasto para atender a los miles de usuarios que acuden diariamente a las Urgencias hospitalarias en demanda de una atención urgente que se demora, en el mejor de los casos, varias horas, siendo atendidos por personal muy cansado y claramente insuficiente.
Pacientes de avanzada edad en los pasillos
En algunos hospitales, como La Paz, es habitual ver a pacientes graves y de muy avanzada edad en los pasillos, sin intimidad, expuestos a las miradas de todo el mundo. Además, explican desde SATSE Madrid, muchos están ubicados en espacios (el que existe) donde los cuidados que han de ofrecer las enfermeras se complica ya que los pasillos no cuentan con las tomas de oxígeno, por ejemplo, y disponer del material para su atención es complicado.
Es intolerable que el Gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, presidido por Isabel Díaz Ayuso, haya permitido este grado tan vergonzoso de deshumanización hacia el ciudadano y hacia las enfermeras. Este interés por destrozar a la sanidad pública pone en peligro un sistema sanitario al que cada vez se exige más con menos y sin cuidar del que cuida.