La purga de Juan Lobato por parte del PSOE de Pedro Sánchez sigue siendo uno de los temas de conversación en el 41 Congreso Federal. Más allá del adoctrinamiento absoluto con el que van llegando la mayoría de los líderes, más allá de que el congreso se esté convirtiendo en un centro de ataques constantes a los partidos opositores, a los jueces y a todo lo que se mueva en contra del líder supremo, aún sigue habiendo quien habla con cierta mesura y coherencia.
No todos los delegados están alienados ni absorbidos por los argumentarios que se han enviado desde Ferraz. No todos repiten como autómatas las consignas y, por esa razón, cuando alguien se sale del guión resulta extraño. Como bien afirmó un dirigente provincial a este medio en los días previos al congreso: "Están movilizando a todos los fieles".
Sánchez necesitaba algo así, y algo así se está dando en un partido que confunde la lealtad con el sometimiento, la abducción mental y el alienamiento.
Sin embargo, uno de los líderes que está en la lista negra del sanchismo, a pesar de haber sido una de las piezas clave para el retorno de Sánchez tras su justa, necesaria y esperada defenestración de 2016, el castellanoleonés Luis Tudanca, ha hablado sobre Juan Lobato. Y ha sido claro porque no ha ocultado su pena por la "dimisión" (purga) de su homólogo madrileño y, sobre todo, ha dejado muy claro al afirmar que Lobato "aún sigue siendo necesario" para los socialistas.
Hasta ahí llegó la cordura porque, con la seguridad de que tenía cerca a los comisarios políticos sanchistas que iban a ir corriendo a informar al líder supremo si se salía de la narrativa impuesta, cargó contra la crispación que está provocada "por la derecha y la ultraderecha".