"Hemos ganado, esto de hoy es una victoria absoluta y lo tenemos que celebrar. Hace demasiados días que el independentismo no celebra nada, esto tiene que ser un chorro de energía positiva". Estas han sido las primeras palabras de Marta Rovira al volver a pisar Cataluña, en Cantallops, donde el independentismo ha celebrado el acto de recibimiento de la secretaria general de ERC y del resto de exiliados que salieron ayer de Suiza. Ha empezado su discurso muy emocionada de poder volver a estar en Cataluña, solo pocos días después de saber que podría abandonar Suiza en el momento en que el juez García-Castellón archivó la causa del Tsunami. A pesar de esta emoción inicial, el tono ha ido ganando fuerza y después de reivindicar esta victoria, también ha dejado claro que el exilio los ha hecho más fuertes y, sobre todo, más convencidos de seguir luchando por la independencia de Cataluña.
Marta Rovira vuelve a casa
"Hemos venido aquí para acabar el trabajo que dejamos a medias, para volver a recomenzar. Estamos aquí cargadas con más razones que nunca para llegar hasta el final. ¡Viva Cataluña, hacia la república, sin descanso, infinitamente, hasta nuestra libertad y la de nuestro pueblo!", exclamó entre aplausos, en un discurso lleno de emociones en el que Rovira recordó que todavía quedan muchos represaliados.
Euforia, abrazos y gritos
Ha sido una mañana de euforia, abrazos y gritos de independencia en Cantallops, donde los exiliados de Ginebra se han reencontrado con sus amigos y familiares. En el caso de Marta Rovira, es la primera vez que pisa Cataluña después de más de seis años en Suiza, donde se marchó en marzo de 2018, el mismo día en que fue imputada por sedición por el juez del procés. Después de un primer abrazo con sus amigas de Vic, la primera persona con quien se abrazó en este acto fue Oriol Junqueras. Un abrazo largo y cargado de simbolismo, más teniendo en cuenta el delicado momento por el cual pasa el partido que han dirigido durante más de una década.
Cantallops, el pueblo de la familia de Ruben Wagensberg, también fue el lugar elegido para hacer su recibimiento y el del resto de los exiliados en su retorno a Cataluña. Este pequeño pueblo del Empordà y cerca de la frontera se llenó para recibir a cinco personas que han tenido que vivir lejos en los últimos meses o años debido a la investigación del Tsunami. Tal como explicó Rovira, también había personas que conocieron en sus años de exilio en Suiza y que viajaron a Cataluña para apoyarles.
Primeros abrazos en la Catalunya Nord
Después de horas de viaje desde Ginebra, de donde salieron el jueves por la tarde, a primera hora de la mañana de este viernes, los exiliados entraron en los Països Catalans, atravesando su puerta en Salses, donde les esperaban unas 200 personas, entre las cuales representantes de todos los partidos y de las entidades con quienes se fundieron en abrazos. Con una bandera y gritos de independencia, fue un momento emocionante en que tanto exiliados como aquellos que les fueron a recibir no pudieron evitar alguna lágrima. Entre estas personas estaba Lluís Puig, uno de los tres exiliados que quedan, junto a Carles Puigdemont y Toni Comín.
Después de pasar por Vic, su ciudad y donde en la plaza Major todavía luce una pancarta con su cara, llegó a Barcelona para estar presente en la ejecutiva nacional del partido y en el consejo nacional que se celebrará posteriormente para resolver el asunto de los carteles contra los hermanos Maragall, que han acabado de dividir un partido ya afectado por la crisis interna. El retorno de Rovira, quien dirige las negociaciones con el PSC para la investidura de Salvador Illa, podría ser un bálsamo inesperado para el partido.
Una Declaración ante el Supremo
El 23 de marzo del 2018, aún con la resaca de la investidura fallida de Jordi Turull,Cataluña se levantó con la noticia de que Marta Rovira se había marchado al exilio. Aquel viernes, Rovira estaba citada a declarar ante el Tribunal Supremo y no se presentó. En una carta que compartió en las redes sociales, anunciaba que emprendía un "camino duro", pero que se iba para poder ser libre y ejercer de madre. Vuelve a Cataluña más de seis años después y no lo hace sola, sino acompañada de Ruben Wagensberg, Josep Campmajó, Jesús Rodríguez y Oleguer Serra. Los cuatro se exiliaron a finales del 2023 por la causa del Tsunami Democràtic.
Rovira no vuelve por los efectos de la amnistía, sino por un error formal del juez Manuel García-Castellón, que archivó la causa judicial después de que la Audiencia Nacional invalidara toda la instrucción desde julio del 2021. Rovira siempre había sostenido que volvería a Cataluña el día que se archivara la causa del Tsunami y así lo ha hecho: solo tres días después ha cruzado la frontera. Y lo hace en uno de los momentos más complicados para su partido en los últimos años, en medio de una crisis interna muy profunda.
¿Un retorno para calmar las aguas?
El retorno de Rovira tiene un cierto punto de oportunismo. Lo hace en el momento más complicado para su partido en la última década y supone una buena noticia para una formación que va a prácticamente a crisis por semana. ERC se encuentra prácticamente partida entre los partidarios de la renovación liderados por ella y los que consideran que Oriol Junqueras tiene que seguir liderando el partido. Esta misma tarde, el partido celebra una ejecutiva y un consejo nacional para resolver el escándalo de los carteles, y Rovira podría estar presente. Sería la primera vez en seis años que no se tendría que conectar por videollamada.
Además, el retorno de Rovira coincide con la negociación de los republicanos con el PSC para la investidura, que, según ella misma, avanzan a buen ritmo. Durante las conversaciones entre los dos partidos para la Mesa del Parlament, diferentes miembros del PSC se trasladaron a Ginebra para negociar directamente con Rovira.
Un sueño hecho realidad
Marta Rovira tenía un sueño: que el día que pudiera arreglar su situación judicial y volver a Cataluña, la bienvenida incluyera chocolate con melindros. La plana mayor de los republicanos, incluido Oriol Junqueras, y representantes de Junts, la CUP y los comunes le esperaban en una plaza de Cantallops para recibirla tras un viaje en coche de dos días desde Ginebra. Una Rovira emocionada ha invitado a tomar el chocolate tras abogar por la unidad independentista.
"Nos escucharon y no se quedaron solo con esto: nos ayudaron. [La independencia de Cataluña] es una causa que va de democracia y derechos humanos. Y donde tiene cabida la democracia y los derechos humanos nos escuchan, generamos complicidades y ganamos", aseguró Rovira. Pese a su retorno, Rovira ha evitado mezclar su acercamiento con las actuales negociaciones para la investidura del futuro president de la Generalitat.El retorno de Rovira, esperan en las filas republicanas, ayudará a calmar las aguas dentro de un partido donde varias crisis se superponen desde la debacle electoral del 12-M y que ha de decidir la futura cúpula en un congreso en noviembre. Estará un rato con su familia en su natal Vic y después participará en la Ejecutiva del partido y el Consejo Nacional, donde se dirimirán las responsabilidades sobre la campaña en contra de los hermanos Maragall. El sábado, además, participará en la Asamblea de Mujeres del partido en Olesa de Montserrat.