En las campañas electorales está todo o prácticamente todo inventado, incluida la estrategia de ocultar o directamente borrar las siglas del partido por las que concurre a los comicios el candidato de turno. Juan Manuel Moreno Bonilla ha optado por esta opción de cariz personalista pese a que su antecedente en el cargo, la socialista Susana Díaz, hizo lo propio en las anteriores elecciones andaluzas de 2018 y el experimento no le salió como habían previsto ella y su equipo. Se le quedaron por el camino, o en sus casas, más de medio millón de votos imprescindibles para gobernar, y su victoria se convirtió en la más amarga de la historia del socialismo andaluz en 40 años de autonomía.
La celebración de las próximas elecciones andaluzas el próximo 19 de junio augura una incierta participación, aunque el calor, la proximidad del verano y del fin del curso académico pueden favorecer a priori una elevada abstención como ya ocurriera en la anterior cita del 2 de diciembre de hace cuatro años, cuando la abstención superó el 41%. Moreno Bonilla parece apostar claramente por una participación justa tirando a la baja que le otorgue una victoria cómoda, y sobre todo evitar la movilización del voto de izquierdas y también el trasvase de votantes de Ciudadanos a la extrema derecha de Vox, como vaticinan la mayoría de los sondeos.
Ahora, el PSOE andaluz de Juan Espadas no ha perdido un instante en remarcar el afán personalista de Moreno Bonilla para la próxima cita del 19 de junio y sobre todo la ocultación premeditada de las siglas de su partido, el PP, condenado hasta en tres ocasiones por corrupción por el caso Gürtel. “El independiente Moreno Bonilla quiere esconder sus siglas”, señala la vicesecretaria general del PSOE andaluz, Ángeles Férriz. “No hay PP por ninguna parte”, ironiza.
El líder del PP descarta abanderar su campaña con las siglas de su partido, condenado hasta en tres ocasiones por corrupción por el caso Gürtel
La anterior líder socialista en Andalucía, Susana Díaz, optó en 2018 por echarse ella sola encima todo el peso de la campaña electoral y dejar las siglas de su partido, el PSOE, en el limbo o directamente en la ocultación más evidente. Y ello pese a que Andalucía ha sido y sigue siendo el gran granero de votos socialistas a nivel nacional.
La actual dirección del PSOE andaluz es consciente de que en esta ocasión la marca PSOE es el valor en alza a resaltar para el próximo 19-J, teniendo en cuenta que el hasta hace poco alcalde de Sevilla apenas ha tenido un año de margen para darse a conocer entre los potenciales electores andaluces y su imagen adolece del tirón personal que sí tenía su antecesora entre el electorado socialista tradicional.
Presidente con el peor resultado
Por su parte, el actual líder del PP, que en diciembre de 2018 obtuvo para su partido el peor resultado en unas elecciones autonómicas andaluzas, está convencido de que su imagen pública de político moderado y de perfil amable y discurso sosegado le otorga un marchamo que no necesita la apoyatura de las siglas de un partido que ha vivido momentos convulsos de todo tipo en los últimos años, sin ir más lejos el tumultuoso y reciente relevo en su Presidencia a cargo de Alberto Núñez Feijóo.