La izquierda española tiene una oportunidad de oro para poder implementar las medidas de corte verdaderamente progresista que necesitan España y su ciudadanía para, al menos en parte, terminar con los privilegios que desde la Transición se les ha dado a los poderosos de este país.
Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, ha señalado que que el acuerdo con el PSOE para los Presupuestos Generales del Estado (PGE) está, a día de hoy, muy lejos de alcanzarse. Belarra también ha avisado a su socio de gobierno que la reforma fiscal es un asunto imprescindible de cara a esta negociación.
El acuerdo para los PGE con los socialistas, según Belarra, es muy complicado que está listo para la semana que viene o para la primera semana de octubre. Esto se debe a que no ha habido apenas avances en las propuestas que para Unidas Podemos son fundamentales.
Esta advertencia viene dada tras las declaraciones del día de ayer de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien no dudó en asegurar las negociaciones para los PGE avanzaban y preveía que el Consejo de Ministros podría aprobar las cuentas públicas en su reunión del 28 de septiembre o en la del 5 de octubre, fechas que, por razones de cálculo, le vendrían muy bien a Pedro Sánchez.
Por tanto, es el momento de que la izquierda española salga del síndrome de Estocolmo al que le ha sometido la élite neoliberal, en este Gobierno encarnada en Nadia Calviño, y presione para lograr aprobar las medidas realmente progresistas que el país necesita, por más que no sean del gusto o no las tenga proyectadas Pedro Sánchez.
Belarra ha insistido, en declaraciones a Televisión Española, en que la reforma fiscal no puede esperar y que en las cuentas públicas de 2022 debe haber ya un tipo fijo del 15% a las grandes empresas en el impuesto de Sociedades, tal y como aprobó tanto la OCDE como el G7.
La realidad es que en España se está produciendo una situación que Belarra ha definido como «inconstitucional» dado que hay grandes empresas y entidades financieras «que llegan a pagar casi un 0%» en este tributo, mientras la gente abona por IRPF al menos un 15%. Para apuntalar su argumento Belarra ha recordado que la Constitución establece que los impuestos deben ser «justos y progresivos» algo que, en realidad, en España no es aplicable ni a las grandes empresas ni a los bancos o los ricos que presentan sus declaraciones a través de sociedades mercantiles.
España necesita que Pedro Sánchez y la parte socialista del gobierno aprueben esta reforma fiscal desde ya. No se puede esperar más. La pandemia ha demostrado la necesidad de potenciar los servicios públicos y éstos no se mantienen con las limosnas de los ricos, de los bancos o de las grandes empresas, sino con los impuestos justos que deberían pagar. No se trata de crujir a tributos a los que más tienen, sólo de que paguen lo que les corresponde.
Sin tener en cuenta lo que esas grandes compañías, grandes fortunas o bancos estén presuntamente dejando de pagar al margen de la ley, la realidad es que es fundamental una reforma fiscal justa para eliminar un sistema tributario injusto como el que funciona actualmente en España.
Sin embargo, la reforma fiscal no es el único quebradero de cabeza para Pedro Sánchez de cara a aprobar los PGE que él querría, «sus» presupuestos. Belarra ha detallado, además, otras condiciones para poder alcanzar un acuerdo como, por ejemplo, la ley de vivienda que quedó aparcada el año pasado, la prestación universal por crianza o ampliar los permisos de maternidad y paternidad hasta los seis meses.
Belarra está convencida de que se podrá alcanzar un acuerdo. Sin embargo, Unidas Podemos no puede permitir que Sánchez y Calviño les aplacen más tiempo las medidas de su programa social. Hay que tener en cuenta que Pedro Sánchez necesita de estos PGE para poder apuntalarse en la Moncloa e intentar llegar al final de la legislatura. En Podemos no pueden olvidar que Sánchez no va a ganar las próximas elecciones generales, ya es un presidente saliente y, como tal, intentará aumentar al máximo su permanencia en el poder. Por eso, es el momento de que, por primera vez en la historia, se presenten unos PGE realmente progresistas y no remedos socialdemócratas que sólo sirven para la propaganda y el marketing.