Más allá del negacionismo cerril de la violencia machista que la ultraderecha de Vox plasma incluso en su programa electoral y aplica de facto en comunidades autónomas y ayuntamientos donde ya gobierna, más allá de la indiferencia cómplice del Partido Popular cuando pacta gobiernos y acuerdos con los negacionistas ultraderechistas que afectan directamente a miles de víctimas de la violencia de género en un ejercicio cínico de blanqueamiento de esta realidad, más allá de todo ello está la absoluta y pasmosa indiferencia con que absolutamente todos los partidos políticos en liza para el próximo 23J están asumiendo el dato demoledor de estos días en plena campaña electoral: seis terroristas machistas han asesinado a sus parejas o ex parejas en apenas diez días. Apenas un minuto de silencio por cada una de ellas, unos segundos en los informativos televisivos, en ningún caso abriendo los noticiarios, y a continuación seguir hablando a tope de pactos poselectorales entre los principales bloques. Al menos en esta campaña electoral, a diferencia de las pasadas autonómicas y municipales del 28M, el tema de ETA parece que ya ha dejado de interesar a los que siempre mueven cíclicamente este avispero.
Este demoledor titular de seis feminicidios en apenas diez días abriría informativos durante días en cualquier lugar civilizado que se precie de serlo. Pero no. Cada crimen machista sirve sólo para rellenar de cola los noticiarios televisivos, algún flash radiofónico y algunas columnas pares de páginas de periódicos. Poco más. Mientras tanto, el colectivo feminista asiste atónito a esta indiferencia con la que los principales partidos políticos están abordando esta ola de crímenes machistas ¡en plena campaña electoral!
Tanto PSOE como Sumar sí están alertando durante estos días de campaña electoral de los peligros que conllevan para las mujeres víctimas de la violencia de género los acuerdos firmados entre PP y los ultras en muchos ayuntamientos y comunidades,, por el momento, donde ya se están viendo los primeros pasos para clausurar iniciativas imprescindibles de apoyo a estas mujeres como son, por ejemplo, los puntos violeta. “Lo que las mujeres necesitan no son puntos violeta, sino fronteras seguras”, ha dicho el candidato por Vox al Congreso de los Diputados por Valencia, Carlos Flores, condenado por violencia machista sobre su ex pareja.
Feijóo ha interiorizado hasta tal punto los acuerdos con los ultras que niegan la violencia machista que prefiere hablar de “transparencia”
Móstoles, Salou, Pamplona, Alcalá de Henares, Logroño y Antella (Valencia) son las localidades donde se han producido los crímenes machistas, que elevan ya a 27 el número de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en lo que va de 2023 y a 1.211 desde el año 2003. Unos datos escalofriantes que debería mover a la clase política en general a algún tipo de actuación de urgencia y alcance, sobre todo ahora en plena campaña de unas elecciones generales decisivas para el interés de millones de mujeres y sus derechos ya conseguidos.
Mientras PSOE y Sumar apenas dedican de paso unos minutos a alertar de los peligros que conllevan los pactos negacionistas de PP y Vox en lo que respecta a los derechos de las mujeres a todos los niveles, los ultraderechistas directamente sacan pecho e incluso prometen derogar la ley de violencia de género, en vigor desde 2004, que colocó a este país como pionero en la visibilización de la lucha contra la violencia machista a nivel mundial.
El PP, en misa y repicando
El PP, por su parte, se siente cómodo en misa y repicando al mismo tiempo y no le pasa factura entre su electorado potencial a tenor de las encuestas. El ejemplo más palmario fue la caída del caballo cual Pablo de Tarso de la candidata del PP a presidir la Asamblea de Extremadura, María Guardiola. En una semana pasó de decir que no pactaría con un partido que “niega la violencia machista” o “deshumaniza a los inmigrantes” a directamente integrar a los negacionistas de la violencia machista en su próximo ejecutivo autonómico, siempre con el beneplácito del propio Feijóo.
El líder del PP ha interiorizado hasta tal punto los acuerdos a todos los niveles con los ultras que niegan la violencia machista que prefiere hablar de “transparencia”. Y concluye al respecto, echando pelillos a la mar y dando por hecho que esta lucha, la que intenta evitar este goteo interminable de feminicidios, no va con él: “Ojalá todos fueran igual”.