Tiembla Feijóo ante los papeles de Dolset

El líder del PP convoca manifestaciones por la regeneración democrática mientras el empresario lleva miles de horas de audio y documentos peligrosos para el PP ante la Justicia

03 de Junio de 2025
Actualizado el 04 de junio
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Alberto Núñez Feijóo en la manifestación de Barcelona.
Alberto Núñez Feijóo en la manifestación de Barcelona.

Cunde el temor y la inquietud en todo Madrid por la aparición de un misterioso empresario que dice tener cientos de documentos y miles de horas de audio sobre las cloacas del Estado. Pérez Dolset.

Pese a que el industrial está siendo investigado por asuntos turbios, él llega con la vitola de hombre independiente que quiere acabar con los chantajes, las extorsiones y las amenazas de una supuesta banda o grupo salvaje de policías y miembros de la judicatura que hundía vidas ajenas, disidentes y enemigos políticos a un módico precio. Y con semejante volumen de material en sus manos, no extraña que los poderes en la sombra se hayan puesto nerviosos. Pérez Dolset se ha declarado dispuesto a airearlo todo, caiga quien caiga tanto en Génova como en Ferraz, que en ambas sucursales del bipartidismo cuecen habas cloaqueras. Los socialistas se cubrieron de gloria en tiempos de Felipe (GAL y guerra sucia contra ETA, fondos reservados, escuchas del Cesid) y del Partido Popular, qué podemos decir del Partido Popular, basta con recordar casos que aún colean en los tribunales, como la Policía Patriótica, Kitchen, Villarejo, acoso a Podemos, etcétera, etcétera. Cosas que sucedieron hace un cuarto de hora, como aquel que dice, pese a que Feijóo pretenda presentarlas como sucesos que ocurrieron en tiempos de Cánovas y Sagasta.

El jefe de la oposición es un hombre realmente curioso, por no decir un kamikaze. Con todas las carpetas, dosieres, maletines y furgonas repletos de papeles y audios que Pérez Dolset está llevando de acá para allá, de la Audiencia Nacional a Plaza Castilla y viceversa, y Feijóo tentando a la suerte con lo de la “mafia socialista”, su última ocurrencia nada original por otra parte, ya que copia la fórmula de Trump, que ha llegado a la Casa Blanca acusando de capo a Joe Biden. Feijóo se desgañita pidiendo regeneración democrática y ya tiene unos cuantos autocares llenos de jubilados para que se movilicen por una España más limpia. O es un embaucador o un suicida o las dos cosas a la vez porque, hace solo un par de días, la jueza Tardón acusaba a Francisco Martínez, exsecretario de Estado de Seguridad durante el Gobierno de Mariano Rajoy, de desempeñar un “rol central” en una red de ciberataques y robo de “datos obtenidos ilícitamente”. Otro asuntillo de nada que puede reventar en cualquier momento en las narices de Cuca, Tellado y Borja.

Habla Feijóo de la “mafia de Sánchez” pero, desde los tiempos de la picaresca, España es país de mafias y siempre las ha habido de muchas clases, colores y variedades. Aquí cada cada cual tiene su propia mafia, haciendo valer aquel cínico eslogan de “son corruptos, pero son nuestros corruptos”. Hablar de “mafia”, así, tan alegremente como hace el gallego, se antoja todo un ejercicio de imprudencia temeraria. Feijóo tiene cuatro razones para taparse un poco, para cortarse un pelo, para no tocar el tema. Primero, porque lo pillaron dándose un paseíto en el yate del narco Dorado; segundo porque la Xunta de Galicia, por lo que cuenta la prensa local, riega a empresas amigas y familiares con un maná de contratos a dedo y sabrosas adjudicaciones (no hay un juez Peinado que tire prospectivamente de ese hilo); en tercer lugar, porque alterna con partidos de extrema derecha, y ya se sabe que no hay nada más oscuro y cloaquero que gente que sigue creyendo en las mazmorras, en la represión y en la Brigada Político Social; y finalmente porque este intrigante hombre Dolset dice tener diez mil horas de grabaciones más cientos de documentos en papel sobre la Policía Patriótica, sobre Villarejo, en fin, cosas. El denunciante, que se siente víctima de las cloacas y hasta ha montado una asociación de afectados (socios no le faltarán, chantajeados los ha habido a porrillo desde 1978), lleva años acumulando material altamente sensible con la ayuda de un equipo de profesionales (entre ellos Leire Díez, a la que llaman la fontanera de Ferraz). Una investigación seria y rigurosa de la que puede salir de todo (o mucho nos equivocamos o en los archivos de Dolset aparecen etiquetados todos los políticos de este país, por orden alfabético de la A a la Z, y hasta el rey emérito).

Feijóo quiere sacar a medio millón de españoles a la calle contra Sánchez (anda ya, exagerao), pero cuidado, no vaya a ser que ese mismo soleado domingo de la manifa –mientras las fieles legiones de jubilados con bocata de chorizo, botellín de agua, gorra y banderita de España van bajando militarmente de los autocares–, estalle inoportunamente un escándalo mundial del Partido Popular y otra vez todos para la Audiencia Nacional a explicarse ante sus señorías, como en los tiempos de M Punto Rajoy. Ayer mismo, Dolset se puso en contacto con los portavoces parlamentarios de todos los partidos para comunicarles que tiene radiactividad en el bolsillo. Más de uno tiritó.

Dicen las encuestas que Sánchez resiste como el político mejor valorado de este país por delante de Abascal, lo cual demuestra que la política en España es una borrachera sin fin y que la estrategia de Feijóo de montar mociones de censura en la Plaza de Colón, con mucho insulto y tintorro, no funciona. Uno, que ya peina canas y ha visto de todo, hace tiempo que no cree en Robin Hood. Dolset no es un caballero andante ni un héroe solitario que ha subido a su caballo blanco para defender la democracia a espadazo limpio contra policías y picoletos sospechosos, como un Santiago Matamoros de la regeneración. Tira de la manta por lo que tira. Para afinar lo suyo con la Fiscalía. Pero ojo, que si le da por sacar el as de bastos, tiembla Feijóo. Y tiembla España.

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