Sí, es un adjetivo vulgar coloquial aceptado por la RAE: “Dicho de una persona: Impertinente, fastidiosa, pesada”. A todas luces, al término tocapelotas se le atisba un evidente origen machista, pero viene al pelo con el debate artificial y recurrente que la extrema derecha plantea sobre temas relacionados con un supuesto adoctrinamiento ideológico y sexual en las aulas escolares por parte de los gobiernos de izquierdas.
La supuesta enseñanza de la masturbación a niños de diez años en los colegios públicos y concertados hizo llevar las manos a la cabeza a la candidata de Vox, Macarena Olona. Sólo una de sus adversarias, Teresa Rodríguez, quiso responder con claridad y sin tapujos al tema planteado, del que el resto de candidatos pasó completamente en silencio a excepción del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que le recriminó a Olona que los libros de texto que exhibía eran “mercancía caducada”.
El tema puesto sobre los atriles por la candidata de Vox estaba perfectamente medido para buscar el encontronazo y la polémica y servir de argumentario para ese cansino discurso ultraderechista del “adoctrinamiento ideológico” que le recrimina por activa y pasiva a los dirigentes de formaciones de izquierdas. Ni que decir tiene que los planes de estudio en los centros escolares públicos y concertados están consensuados al más mínimo detalle por la comunidad académica y cumplen todos los requisitos adecuados y adaptados a las edades de cada uno de los alumnos. Vox –y ahora también la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso– se ha afanado infructuosamente en bucear en todo tipo de libros escolares en busca de mensajes supuestamente adoctrinadores de una determinada ideología política. En cambio, guarda completamente silencio cuando el adoctrinamiento va en consonancia con ese afán de Vox de defender unos valores excluyentes, carpetovetónicos y completamente superados por las sociedades democráticas occidentales más avanzadas.
La pregunta estrella no era sin Moreno Bonilla pactaría con Olona un gobierno de coalición, sino si seguiría el ejemplo de Ayuso para implantar unos centros de salud sin médicos
La candidata de extrema derecha aseguró que no dudaría un instante en llamar a la Policía si un adulto se acercara a su hijo en un parque para hablarle de la masturbación. En un delirante y populista discurso que fue a más, Olona llegó a afirmar rotundamente que los gobiernos de izquierdas “han metido a esas personas de los parques en las aulas andaluzas”. En cambio, no se pudo conocer su opinión inmediatamente después cuando la candidata de Adelante Andalucía recordó aquellos años grises del franquismo, añorados públicamente por esta formación de extrema derecha, en los que los profesores de los centros escolares, curas con largas sotanas la inmensa mayoría de ellos, pronunciaban encendidos discursos apocalípticos sobre el poder cegador del uso y abuso del onanismo. Silencio sepulcral de la ultraderechista, que posiblemente en ese instante recitaba en silencio una salmodia para expiar a potenciales pecadores.
Más terrenal y cercana fue Rodríguez cuando recurrió a una frase del cineasta Woody Allen para explicarle a la dirigente ultraderechista alicantina qué era la masturbación, una práctica que por supuesto le recomendaba: “Que nadie diga nada en contra de la masturbación, porque al fin y al cabo es hacer el amor con quien más te quiere”. La candidata andalucista defendió sin ambages el derecho de los niños a recibir en las aulas escolares una educación sexual adecuada a sus edades, como así queda recogido en las leyes actualmente en vigor, recordó Rodríguez a Olona.
Sanidad pública sin médicos
Pero quizá fue otro el tema estrella donde más se pudo apreciar las diferentes percepciones de la realidad que tienen a diestra y siniestra los candidatos: la sanidad pública. Aunque durante todo el debate el runrún giraba en torno a la posibilidad de que el presidente Moreno Bonilla respondiera a la pregunta del millón (¿va a pactar un gobierno de coalición con la ultraderecha si gana las elecciones?), planteada al líder del PP en varias ocasiones por el candidato socialista, Juan Espadas, no fue esta la verdadera cuestión que da la dimensión de qué significa votar a la derecha y que implica hacerlo a formaciones de izquierdas. La pregunta se la planteó a bocajarro Teresa Rodríguez a Moreno Bonilla: ¿hará que la atención primaria en los centros públicos sea un lugar sin médicos, como ya está implantando Díaz Ayuso en Madrid?
Moreno Bonilla también guardó silencio y tiró de victimismo y del discurso de la herencia recibida para responder a esta realidad que es una evidencia diaria para millones de andaluces que acuden a diario a sus centros de salud para que los atiendan sus médicos de cabecera y sólo pueden hacerlo presencialmente después de varios días o incluso semanas de espera. Qué duda cabe que la resolución de esta pregunta responde implícitamente a la primera sobre un posible gobierno de coalición con la extrema derecha en Andalucía tras el 19-J. La respuesta definitiva, el 20-J.