No lo decimos nosotros. Lo ha dicho Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla. “Interrumpir el trámite parlamentario de la ley de amnistía, tal como PP y Vox propusieron ayer, sería un golpe de Estado. Eso no se puede hacer”. Durante el Pleno del martes, Santiago Abascal, líder del partido ultra Vox, pidió a Alberto Núñez Feijóo que utilice la mayoría que el PP tiene en el Senado para frenar la tramitación de la ley de amnistía en esta segunda cámara. “Lo último que le solicitamos –dijo Abascal— es que utilice su mayoría en el Senado para impedir la tramitación de una ley a todas luces inconstitucional. Hay argumentos jurídicos para ello, muchos más que los que contiene esta ley de amnistía. Les pedimos que hagan todo lo posible si de verdad queremos librar a los españoles de la pesadilla de esta legislatura”, concluyó.
El PP ha decidido actuar en el Senado para dilatar en lo posible los plazos para la aprobación de la ley una vez tenga luz verde en la Cámara Baja. Allí presentó una propuesta de reforma del Reglamento del Senado para que la Mesa tenga la potestad de decidir si las proposiciones de ley enviadas desde el Congreso se tramitan o no por el procedimiento de urgencia –que acorta los plazos a la mitad–. El intento del PP por aprovechar su mayoría absoluta en la Cámara Alta le salió bien. Los populares, junto con Vox y UPN, aprobaron finalmente esa reforma del Reglamento. La iniciativa tenía asegurado su visto bueno gracias a los 144 senadores con los que cuenta el partido político de Núñez Feijóo. Según Newtral, el PSOE podría recurrir la iniciativa al Tribunal Constitucional. La portavoz del grupo socialista en el Senado, Eva Granados, anunció que su formación tiene la intención de acudir al alto tribunal si finalmente se aprueba el cambio que se promueve. “El hecho de que tenga mayoría absoluta (en referencia al PP) no le carga de absoluta razón para pisotear los derechos del resto de grupos parlamentarios”, indicó Granados.
El senador popular Eloy Suárez aseguró que la reforma del reglamento tenía como objetivo una “mejora en la calidad democrática” y que obtuvo el visto bueno de los servicios jurídicos de la Cámara. Para el senador, la amnistía es “un atropello” y un “engaño” de Pedro Sánchez para estar cuatro años más en la Moncloa, por lo que ha asegurado que el PP se opondrá a ella con todos los recursos de que dispone.
De esta manera, la derecha trata de torpedear una ley que emana del pueblo. Estamos cuanto menos ante una clara maniobra de filibusterismo para bloquear la tramitación de una ley. Se denomina filibusterismo a una técnica específica de obstruccionismo parlamentario mediante la cual se pretende retrasar o enteramente bloquear la aprobación de una ley o acto legislativo gracias a un discurso de larga duración. Es eficaz en los sistemas parlamentarios en los que los representantes de la voluntad popular no tienen fijado un tiempo límite para intervenir y ha tenido significación histórica en algunos momentos de la vida parlamentaria de algunos países. Esta práctica del bloqueo ya la ha empleado antes el Partido Popular en el caso de la renovación del Poder Judicial. Los populares tienen paralizado durante cinco años el máximo órgano de la Justicia, el CGPJ, al negarse a renovar a sus vocales según el sistema de cuotas establecido en la Constitución.
Después de que Junts tumbara la ley de amnistía ayer en el Congreso de los Diputados, el texto volverá a la Comisión de Justicia y más tarde pasará de nuevo a la Cámara Baja. De ahí irá al Senado, donde la derecha piensa suspender su tramitación durante al menos dos meses. “Esto va más allá de filibusterismo. Esto es utilizar el Senado para algo distinto a lo que ordena la Constitución”, se lamenta el periodista Ignacio Escolar.
El intento de convertir el Senado en un dique de contención es una práctica obstruccionista que suelen emplear los republicanos trumpistas norteamericanos. Sin embargo, para juristas como Pérez Royo sería mucho más que eso: se trataría de un auténtico golpe de Estado. Sería tanto como convertir el Senado en una Cámara golpista.