Sánchez dignifica a España

Criticar los crímenes contra la humanidad que lleva perpetrando Israel durante más de siete décadas no es antisemitismo puesto que no se pone en cuestión en ningún momento a las personas que practican la religión judía. Denunciar las violaciones constantes del derecho internacional, el incumplimiento recurrente de las resoluciones de Naciones Unidas por parte de Israel no es antisemitismo. Defender los derechos del Estado Palestino no es justificar el terrorismo de Hamás ni se trata de una disquisición ideológica.

Sin embargo, el Estado de Israel, junto con sus aliados norteamericanos y otros países europeos acomplejados por su pasado, ha generado un relato por el que decir la verdad sobre su régimen de apartheid o su crueldad se pretende convertir en antisemitismo o en apología del terrorismo.

Las democracias europeas deberían sentir vergüenza de cómo se están sometiendo a los intereses de Israel, donde, con el eufemismo del «derecho a la autodefensa», se están justificando crímenes contra la humanidad, se está pretendiendo normalizar los asesinatos indiscriminados de niños, mujeres y civiles, el bombardeo de escuelas y hospitales, es decir, la vulneración de los tratados más sagrados para cualquier democracia.

Ante la evidente violación del derecho internacional, el presidente Pedro Sánchez, en su viaje a Israel y Palestina, dijo la verdad y eso ha generado una crisis diplomática de la que España debería sentirse orgullosa.

«El mundo entero está impresionado por las imágenes que vemos a diario de Gaza. El número de palestinos muertos es realmente insoportable. Debe distinguirse claramente entre objetivos militares y la protección de los civiles. Necesitamos parar esta catástrofe humanitaria. La respuesta no puede implicar la muerte de gente inocente, incluidos miles de niños. España comparte el dolor y condena los ataques y espera que se permita el regreso de los rehenes. Israel tiene el derecho a defenderse pero debe cumplir con la legalidad internacional. Hay que plantear la solución de los dos estados, es la mejor manera de derrotar al terrorismo y garantizar la seguridad en Israel», afirmó Sánchez.

Además, el presidente español, desde el paso de Rafah en Egipto hizo un anuncio lleno de dignidad y justicia: «Ha llegado el momento para que la comunidad internacional, especialmente los países europeos, tomen una decisión sobre el reconocimiento del estado palestino. Valdría la pena que lo hiciésemos juntos pero si eso no ocurre, España por supuesto tomará sus propias decisiones».

Ayer, en una entrevista en RTVE, Sánchez volvió a insistir en el hecho de que, con la misma convicción que hay que condenar los ataques terroristas de Hamás, hay que «decirle a Israel que tiene que sostener sus acciones en base al derecho internacional humanitario» porque el presidente español ha manifestado sus serias dudas de que lo esté haciendo «con las imágenes que estamos viendo y el número creciente, sobre todo de niñas y niños que están muriendo».

Sánchez ha dicho la verdad en referencia a la actuación de Israel, una vez más, pero los israelíes siempre prefieren a cobardes acomplejados por su pasado, como sucede con Alemania y algunos países de la Unión Europea, que bailan el agua a un país que está perpetrando crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Una posible ruptura de las relaciones con Israel haría mucho más digna a la democracia española, porque España tiene la suficiente decencia para no depender de las relaciones con países que no dudan en asesinar en apenas 45 días a más niños que los que, en todo el año 2023, han muerto en todos los conflictos bélicos del mundo, Ucrania incluida, tal y como ha manifestado la ONU.

Crímenes contra la humanidad verificados

Una de las razones por las que Israel ha llamado a su embajadora es la acusación de que las acusaciones de Sánchez son infundadas. Sin embargo,  los crímenes contra la humanidad y las violaciones del derecho internacional de Israel son recurrentes.

En mayo de 2021, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH) dio luz verde a la investigación por la comisión de crímenes contra la humanidad en los ataques israelíes contra la Franja de Gaza.

En febrero del mismo año, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional ha dado luz verde a una investigación en Palestina después de que los jueces confirmasen que el tribunal tenía jurisdicción para juzgar supuestos crímenes de guerra perpetrados por todas las partes en conflicto en los territorios ocupados por Israel. La investigación abarcaba delitos de la competencia de la Corte que cometidos desde el 13 de junio de 2014.

Tres años antes, el CDH envió con carácter de urgencia una misión para investigar las violaciones de los derechos humanosen el contexto de la represión del Ejército israelí contra los palestinos que participaban en la Gran Marcha del Retorno en Gaza. Sin embargo, Israel impidió que los comisionados entraran en Gaza, pero documentaron en detalle el asesinato de 189 palestinos.

En 2014, el CDH constituyó una comisión para que investigara los hechos en torno a la operación militar israelí Margen Protector, que causó la muerte de 2.200 civiles. Israel tampoco autorizó la entrada de los investigadores a la Franja de Gaza, que se vieron obligados a utilizar otros medios para realizar sus pesquisas.

Blanqueo de los crímenes de guerra

La organización israelí de defensa de derechos humanos Yesh Din ha publicó en diciembre de 2022 un informe, al que Diario16 ha tenido acceso, en el que denuncia que la división legal del Ejército israelí está actuando como una «fábrica de blanqueo» para eludir las acusaciones de crímenes de guerra.

El informe de Yesh Din incluye datos de los años 2017-2021 de los soldados israelíes que mataron o hirieron a palestinos en Cisjordania.

Según el informe, «las probabilidades de que una denuncia sobre un soldado que daña a los palestinos resulte en la presentación de una acusación contra el soldado es inferior al uno por ciento [de los casos] y se sitúa en solo el 0,87%. Solo el 21,4% de todas las denuncias presentadas dieron como resultado la apertura de una investigación penal, sin siquiera llegar a una acusación», dice el informe.

En las raras ocasiones en que los soldados son procesados ​​por matar palestinos, habitualmente reciben sentencias muy indulgentes. La ONG enfatiza que el Ejército israelí ni siquiera investiga todos los casos en los que mueren civiles palestinos, en contra de su política de investigación oficial, que establece que todos los casos de asesinato que ocurren en circunstancias que no son de combate real deben ser investigados.

«Israel utiliza el sistema militar de aplicación de la ley como un mecanismo de encubrimiento que legitima los crímenes que los soldados y comandantes israelíes están cometiendo contra los palestinos. El número de acusaciones presentadas contra los soldados implicados es minúsculo», denuncia Yesh Din. Solo 11 casos durante cinco años terminaron en una acusación, y solo tres involucraron incidentes en los que murieron palestinos.

En otra parte del informe, el grupo de derechos humanos señala que las cifras, sin embargo, no representan la verdadera escala de los casos de violencia contra los palestinos, ya que muchas víctimas tienen poco interés o confianza en presentar denuncias contra el Ejército israelí.

Las acusaciones de Sánchez no son infundadas

Las imágenes de las masacres perpetradas por Israel en la Franja de Gaza tras los atentados terroristas de Hamás, son una acción más de vulneración del derecho internacional y de la implementación una estrategia basada en la perpetración de crímenes de lesa humanidad.

Baste recordar cómo el reglamento del Ejército de Israel permitía disparar por la espalda a niños palestinos. En el año 2019, Adalah, organización de defensa de los derechos humanos con sede en Haifa, obtuvo una serie de documentos oficiales que revelaban los reglamentos de combate del Ejército de Israel y que son utilizados para justificar la violencia contra los ciudadanos palestinos, principalmente en la Franja de Gaza. Estos documentos mostraban cómo los soldados israelíes tienen derecho a disparar con fuego real por la espalda a los palestinos. No se hace ninguna distinción y, por tanto, también se incluye a los niños.