“Abogamos a una tecnología que esté al servicio de la vida, y no como herramienta de enfermedad y control del resto de la población”

04 de Diciembre de 2022
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Economista atípico, en el año 2007 abandona la vida de oficina y, después de haber conseguido un Máster in Environmental Economics en la Universidad de las Islas Baleares (UIB), en el 2008 participa en el proyecto de renovación de Naturllar, como socio mayoritario y gerente,  primer almacén de materiales ecológicos de Mallorca y uno de los pocos en toda España en ofrecer toda una gama completa de materiales y soluciones para construir una vivienda 100% sana y ecológica. Autoformación y el Master de Bioconstrucción del Instituto Español de Baubiologie (IEB) han contribuido a formar sus conocimientos sobre un mundo hasta hace pocos años desconocido, especializándose en el conocimiento en profundidad de las características y del uso de los biomateriales, con particular atención en la cal, en sus diferentes formatos y a los aislantes naturales como corcho, lana, cáñamo. 2014: título de Especialista en Mediciones de Bioconstrucción IEB-IBN (Baubiólogo medidor). Ha colaborado con más de 20 arquitectos diferentes en la isla y asesorado en muchas obras intentando introducir poco a poco materiales más sanos y sostenibles en la construcción convencional.

En el 2018 vende Naturllar y funda Baubiosol, empresa dedicada al asesoramiento en bioconstrucción y a las mediciones de contaminantes domésticos.

Ese mismo año, participa en la fundación de Circle Carbón, empresa dedicada a la regeneración de suelo gracias al uso del Biochar.

En Mai sabemos que en el 2020 con otras personas preocupadas por esta nueva tecnología constituyes Bona Ona, Asociación de consumidores para la información y divulgación de los riesgos asociados a las radiaciones no ionizantes, de la cual eres actualmente presidente.  

Francesco, cuéntanos un poco sobre ti, ¿donde naciste?, ¿donde te criaste?

He nacido en el Norte de Italia, cerca de los Alpes: la relación con la naturaleza salvaje de los parajes donde crecí seguramente ha influenciado mi etapa adulta. El respeto y el cuidado para la naturaleza en su conjunto siempre han sido valores que me han guiado en la vida.

Por lo que veo en tu currículum te has embarcado en muchos proyectos. Resumidamente, ¿que te ha movido en cada una de esas etapas que has llevado a cabo?

Hace 15 años llegué a España, dejando un trabajo directivo en una imprenta: tuve claro desde cuando pisé Mallorca que el siguiente trabajo tenía que estar relacionado con la ecología, y mis estudios en la UIB de economía ambiental me ofrecieron herramientas y contactos para montar Naturllar, empresa de materiales ecológicos para la bioconstrucción. En diez años contribuimos a convertir la isla en una de las regiones con más viviendas ecológicas del país.

En 2018 dejo la empresa para dedicarme al asesoramiento en bioconstrucción y a las mediciones de contaminantes domésticos,  con la idea de empezar también a difundir y compartir los conocimientos que había acumulado en 10 años en el sector, momento en el que empezaba el despliegue del primer dividendo del 5G.

 La supuesta pandemia me dio el impulso final para constituir, junto con otros compañeros sensibles al tema de la electrocontaminación, Bona Ona, Asociación de consumidores enfocada a alertar de los riesgos de las radiaciones no ionizantes y activa para ayudar a organizar colectivos locales que quieren obstaculizar el despliegue del 5G.

Así que el hilo conductor se podría decir que es la toma de conciencia, que no hay futuro posible si no empezamos a cuidar  la Naturaleza.

¿Que nos puedes contar sobre tu formación en bioconstrucción, cual fue tu motivación para emprender esos estudios?

Cuando constituimos Naturllar, mi cometido principal era de gestor económico de la empresa, ya que no tenía la más mínima idea de construcción. Rápidamente pero me fui apasionando al tema y encontré la formación que mejor se adaptaba a mis exigencias: el Máster en Bioconstrucción del Instituto Español de Baubiologie, época en la que conocí a mis mentores, fundadores del Instituto y amigos Petra Jebens-Zirkel y Alfred Zirkel.

El enfoque holístico de esta formación me ha ayudado a darme cuenta de que la humildad es la actitud más propia al conocimiento, y que muchas de las “verdades científicas” comúnmente aceptadas no son más que dogma enmascarados.

Llega el 5G, ¿Qué pensaste?

Después del Master, hice un seminario de dos años de especialización en mediciones de contaminantes domésticos, siempre organizado por el IEB, donde me di cuenta de que la continua expansión de la tecnología inalámbrica suponía un serio peligro para los ecosistemas y para la salud del hombre.

Se constituye la Asoc. Bona Ona. Mucha gente querrá saber como se funda este colectivo y con que intención nace.

Lo que se hizo patente en la supuesta pandemia, es que por un lado empezaron a proliferar noticias sobre cualquier tipo de teoría conspirativa, sin fundamento alguno, sin ninguna base científica. Por el otro lado, una censura brutal iba cancelando cualquier información que no iba con la narrativa contada por los medios oficiales de comunicación. Justamente para ayudar a las mentes inquietas y preocupadas por el asalto a su salud individual proveniente de vacunas y 5G (entre otros), cogimos las riendas de un pequeño grupo de Facebook (“Baleares says No to 5G”) que en ese entonces contaba menos de 300 subscriptores y, ofreciendo información contrastada, fundamentada y objetiva en la mayor medida posible, agregamos en pocos meses una audiencia de más de 7.000 subscriptores. Los más activos en este grupo, sin conocernos, decidimos juntarnos para constituir una asociación para alertar la población de los riesgos de las radiaciones no ionizante (y en especial modo el 5G) y para defender los derechos de salud e integridad física que la tecnología inalámbrica amenaza.

Así que poco a poco el enfoque de Bona Ona se ha ido ampliando: hacemos campañas de sensibilización contra el WiFi en las escuelas, alertamos de los peligros del capitalismo de vigilancia, la reducción de la privacidad, el control social y la inteligencia artificial como una de las mayores amenazas a la supervivencia de nuestra especie. En pocas palabras, abogamos a una tecnología que esté al servicio de la vida, y no como herramienta de enfermedad y control del resto de la población.

Actualmente ¿que objetivos habéis conseguido y que tenéis a la vista?

Como comentaba, tenemos dos líneas de actuación principales, la difusión y sensibilización de los riesgos de las RNI y la defensa de los derechos afectados por estas tecnologías.

Realizamos decenas de charlas ofrecidas en todo el territorio, artículos en varios medios (como Cambio16), asesoramiento en nuestro canal de Telegram, y colaboración con otros movimientos como el MAI de la Dra. Nadiya Popel o Soberanía y Salud inspirado en las enseñanzas de Josep Pámies, llegando a miles de personas.

En cuanto a la defensa de derechos, el departamento legal de Bona Ona asesora tanto a particulares como a colectivos que quieren emprender acciones en las instituciones (a través de instancias), en los tribunales (a través de demandas). Ya varios ayuntamientos, gracias a nuestro asesoramiento, han aprobado mociones que piden la moratoria del 5G, y tenemos varios casos de vulneración de derechos encima de la mesa o ya presentados en los tribunales.

¿Podrías explicar de una forma, lo mas clara posible, para que todo el mundo entienda, como pueden afectar las antenas 5G a nuestro organismo?

Las antenas 5G y en general cualquier emisor de radiofrecuencias, dependiendo de la potencia de la emisión pueden afectar no sólo a nuestra salud, sino también ponen en riesgo la vida misma de muchos animales e insectos y dañan las plantas.

En mi caso, la observación directa de muchos casos de personas que sufren algún tipo de enfermedad ambiental como electro hipersensibilidad (EHS), fibromialgia, síndrome química múltiple (SQM), síndrome de fatiga crónica (SFC), etc. no ha hecho más que corroborar los estudios que había hecho en el Máster y en el Seminario del IEB. El riesgo de  enfermedad grave aumenta de manera proporcional al tiempo de exposición y a la intensidad de la emisión, y la lista de estas enfermedades es muy larga, incluyendo trastornos neurológicos como cansancio, depresión, híper actividad, agresividad, acúfenos, etc. hasta alteraciones más serias como diabetes, esterilidad, malformaciones, leucemia y cáncer. Miles de estudios científicos, revisados por pares, que se han publicado en los últimos 50 años, comprueban la relación directa entre exposición a radiaciones y enfermedades de vario tipo.

Y si ni la observación directa de afectados, ni la investigación científica nos acaba de convencer, pues reflexionemos sobre el hecho que nuestro cuerpo es el resultado de 400 millones de años de evolución, donde sólo en los últimos 40 años han aparecido las ondas electromagnéticas empleadas para la comunicación inalámbrica. Nuestro cuerpo simplemente no se puede adaptar en el tiempo de una generación a una alteración tan contundente del ambiente en el que vive.

¿Existen formas de evitar tal exposición a esas antenas tan explosivas? Si existen remedios para combatirlo o evitarlo, a la gente quizás le interese.

Una vez que tomemos seriamente en cuenta el riesgo que las radiaciones no ionizantes suponen para nuestra salud, debemos reducir el uso del móvil, apagar  móvil y WiFi por la noche, reducir el uso de tecnología inalámbrica como bluetooth, teléfonos, baby phones, cámaras, etc. Una vez que el interior de nuestra vivienda esté más o menos saneado, nos centraremos en las fuentes externas como antenas y repetidores: usar materiales contra las radiaciones como pinturas, cortinas y mosquiteras apantallantes,  que reflejan las ondas provenientes del exterior y no las dejan entrar en casa.

Estas son las soluciones cuyos resultados se pueden medir aplicando las leyes de la física clásica: hay en cambio otros métodos (naturalizadores, protectores, orgonitas, shunguita, etc.) cuyo efecto no se puede medir con técnicas basadas en el método cuantitativo.

Otra manera de protegerse es pedir la demolición de la antena: hace pocos meses en Inca se consiguió apagar una antena porqué estaba en suelo rústico. Si hay un colectivo de personas motivadas e interesadas, Bona Ona está a su lado para asesorarlos y guiarlos en todas las acciones convenientes.

¿Qué puede hacer la gente que te esta leyendo, para colaborar con Bona Ona e intentar acabar con la instalación de estas antenas?

La manera más sencilla es asociarse y esto te permite tener asesoramiento técnico y legal en lo relacionado con la tecnología inalámbrica, y a mayor número de socios más influencia tendremos en las instituciones.

Si uno quiere involucrarse más, siempre puede ayudarnos en traducciones, búsquedas documentales, escribir artículos, organizar charlas, difundir información en los medios sociales, etc.
Toda clase de ayuda siempre es  bienvenida.

¿Algo mas que añadir para nuestro Boletín MAI??

Espero que esta iniciativa tenga todo el éxito que se merece y que se siga hablando del impacto de las radiaciones en la salud y en el medioambiente.

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