Ser madre de un niño diagnosticado con autismo ha sido, para Anna Casabayó, la mejor carrera. Considera que las vacunas son dinamita y detonantes al mismo tiempo, pero que hay mucha dinamita que ya viene con el niño. En esta entrevista nos comparte su experiencia para ayudar a sanar a su hijo, empoderarse y crear Nunchi Salut, un centro de terapias para ayudar a otras familias desde un enfoque integral que une ciencia y terapias alternativas.
¿Cómo y cuándo llegó a vuestras vidas ese diagnóstico de autismo?
El diagnóstico llegó a los dos años, pero ya antes había muchos síntomas. Mi hijo nació por cesárea en Alemania, después de cuarenta y ocho horas de inducción de parto y un embarazo de casi cuarenta y tres semanas, vamos..., que no quería salir. A los ocho meses yo ya notaba que no me miraba, no reaccionaba a su nombre, más adelante, no señalaba, el habla tampoco vino... Y luego, a partir de los dieciocho meses, vinieron las diarreas y la autolesión, aleteos, estereotípias, etc. A los casi dos años, la directora de la guardería, que es psicóloga infantil, ya nos puso encima de la mesa el posible diagnóstico de autismo. Allí empezamos a tomar medidas.
¿Qué es lo que observabas en tu hijo que te hizo pensar que algo no iba bien?
Cuando tenía cuatro meses me miró una vez a los ojos y me sonrió, con una sonrisa tan pura y preciosa..., pensé que había sido casualidad, pero al ser madre de un segundo hijo sano, me di cuenta de que me miraba así a cada minuto, a todas horas. Esta mirada a los cuatro meses y el no volver a hacerlo me hizo pensar que algo se había desconectado. A partir de allí todo fueron evidencias de que no iba bien, más una regresión importante a los dieciocho meses. Y sí, después de la vacuna triple vírica.
¿Cómo explicarías el autismo? ¿Por qué se produce?
Desde mi experiencia el autismo en sí no existe, es un cúmulo de factores, todos a la vez, que condicionan al niño/a ya desde edades muy tempranas, afectando al mismo desarrollo. A mí me gusta hablar de dinamita y detonantes. Las vacunas son dinamita y detonantes al mismo tiempo, pero hay mucha dinamita que ya viene con el peque. Los factores más comunes son: mala metilación (intoxicación), parasitosis, disbiosis y permeabilidad intestinal, malnutrición, abducción por pantallas, problemas familiares, abusos, grandes cargas emocionales, neurodivergencia, disociación con el cuerpo, lateralidad y, a menudo, todo lo anterior a la vez.
Háblanos de la relación entre “autismo” y “vacunas”. ¿Cuál es tu visión en este sentido?
Volvemos a la dinamita y el detonante, las vacunas llevan muchos tóxicos (dinamita) y también sustancias detonantes que permiten a la dinamita atravesar la barrera encefálica y el intestino. Todos los niños se ven afectados por las vacunas de un modo u otro (bronquitis, dermatitis, alergias...). A los niños que las vacunas les detona un autismo es porque existe un cuadro previo, y este es la clave para tratar dicho autismo. Lo más habitual, un 95 % de los casos que me encuentro es: madre de edad avanzada + invitro (no siempre) + cesárea + antibióticos (no siempre) + triple vírica (u otras vacunas) = Autismo regresivo. Pero también he visto casos sin ninguna de las variables anteriores. En estos casos aparece el abuso y la sobrecarga emocional, inicialmente de los propios padres traspasada a los hijos o bien un tema fuerte en el árbol genealógico. Lo que también puedo afirmar es que nunca es una sola cosa, cada caso es un puzle diferente.
¿Qué terapias alternativas aplicaste para ayudar a sanar a tu hijo? ¿En qué momento decidiste empoderarte como madre y buscar otras opciones al margen del sistema?
A los dos años le quité todas las pantallas y a las dos semanas lo vi más conectado. Le cambié la dieta normal por una antiinflamatoria y lo suplementé con mi leche materna. Fue magia, empezó a hablar y a interaccionar con el mundo. Hice musicoterapia, equilibro glandular, Thetahealing, kinesiología, osteopatía, Constelación Familiar, Reiki, masajes, desprogramación con flores, neuroestimulación, reflejos primitivos, quelación de metales y desparasitación. Todo eso, más todo mi trabajo con registros akáshicos, terapia transpersonal y terapia regresiva, y montar un centro de autismo, donde cada familia que viene me enseña algo nuevo, fue transformador.
¿Qué es Nunchi Salut?
Nunchi es una palabra que viene del coreano y significa máxima empatía, tener la capacidad de ponerte en los zapatos del otro para ser capaz de ayudarle. El proyecto de Nunchi Salut busca encontrar la fórmula de la medicina del futuro, mezclando la ciencia con la terapia alternativa para abarcar cuantos más factores posibles de cada patología, entender mejor el origen, el porqué y el para qué.
Isabel Bellostas en su libro “Manual de autismo para padres” empieza diciendo que la pregunta clave es: ¿para qué tiene autismo mi hijo? ¿Has llegado al “para qué” en tu experiencia personal?
Totalmente, todo es un camino de vida y un aprendizaje. Yo necesitaba vivir esta experiencia para poder llegar hasta donde estoy ahora mismo y emprender este proyecto tan bonito que ayudará a miles de personas. Todo está en su sitio, por doloroso que haya sido.
¿Qué les dirías a los padres que tienen un hijo con autismo y se han quedado con ese primer diagnóstico sin buscar otras alternativas?
Que cierren los ojos y que, al abrirlos, se centren solo en ver a sus hijos, que dejen de verlos como niños estropeados porque son almas maravillosas y fuertes que vienen a hacer cambios brutales a la sociedad y a despertar a otras almas, empezando por ellos mismos. En el momento que abracen esto, la mejor terapia de todas ya se habrá iniciado.