Nadie mejor que ella en primera persona es capaz de narrar el calvario vivido durante dos años por culpa de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía desde que mostró su necesidad urgente de cambiar de instituto público en el que impartía clases para evitar ser localizada por su ex pareja, actualmente en prisión cumpliendo una condena de 18 años de reclusión, después de que la intentara matar a cuchilladas a ella y su hija menor de edad en su domicilio familiar en el año 2013.
La mujer, que sobrevivió en 2013 junto a su hija menor a las cuchilladas de su ex marido, ha sufrido una incontable suma de desatinos, desconocimiento y pasividad de altos cargos de Educación
Esta docente, que teme ser localizada por su agresor en cuanto obtenga su primer permiso penitenciario más pronto que tarde, lleva más de un año y medio llamando a todas las puertas habidas y por haber de la Consejería de Educación. Sin éxito hasta este septiembre. Ni siquiera la tortuosa, abrupta y casi surrealista gestión política que ha evidenciado la Delegación Territorial de Educación en Sevilla, con tres ceses o dimisiones de otros tantos delegados provinciales de Educación en apenas un año y medio desde la llegada del Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla al poder, le puede servir de excusa al consejero Javier Imbroda para no haber atendido la petición de esta víctima de violencia machista, a la que por ley le corresponde de forma prioritaria un cambio urgente de centro educativo si así lo solicita. Este mismo año y medio, curiosamente, es el mismo tiempo aproximadamente que lleva esta víctima de violencia de género intentando cambiar de instituto de enseñanza secundaria sin que la Administración andaluza haya movido un dedo pese al riesgo que corría esta funcionaria pública de carrera, con su plaza en propiedad y a la que, de forma torticera y casi obscena, la Consejería de Educación ha ido ofreciéndole sucesivamente varias alternativas que en ningún caso se correspondía ni de lejos a la plaza fija que a ella le corresponde por ley.
Imbroda conoce desde febrero su situación
Y mientras tanto, el propio consejero Javier Imbroda conoce su situación personal desde el pasado 5 de febrero, más de un mes antes de que oficialmente tramitara al fin su petición de traslado urgente, ya que esta víctima de violencia de género le hizo llegar toda la información al respecto de forma personal.
‘Diario16’ publica la carta abierta de esta víctima de violencia machista dirigida a los máximos responsables de la Consejería de Educación, a los que culpa del tortuoso proceso sufrido para acceder al destino que le pertenece por ley
Diario16 ha seguido paso a paso el periplo de esta docente por los vericuetos insondables de la Consejería de Educación andaluza y ha sido testigo de primera mano de la insensibilidad y dejadez mostradas por la Administración autonómica hacia ella. Con la carta abierta que publicamos a continuación, la profesora quiere cerrar un círculo que comenzó hace ya casi dos años y que ahora finalmente concluye no sin haber sufrido antes una indecente revictimización por parte de la Administración educativa andaluza, que supuestamente ejerce una labor pública para todo lo contrario de lo que realmente esta mujer ha sentido. En ningún caso la Junta de Andalucía la ha protegido ni le ha facilitado el camino. Más bien todo lo contrario, en un pasmoso e indignante ejemplo de revictimización de libro, que para colmo es aún más lacerante al ser una administración pública la causante de la misma.
Carta abierta a la Consejería de Educación de Andalucía
“¡Basta ya de que las leyes no se apliquen y no se conviertan en realidad para las víctimas de violencia de género!”
“Casi seis meses (cinco meses y veinte días) ha tardado la Consejería de Educación en dar respuesta a mi petición de cambio de centro, derecho que tenemos todas las funcionarias publicas víctimas de violencia de género y que se nos reconoce en el marco legislativo que favorece la movilidad interadministrativa de las empleadas públicas víctimas de violencia de género.
La fecha de entrega de mi solicitud fue de 12 de marzo de 2020, pero previa a esta entrega pasé un año y medio paseándome de la Delegación Territorial de Sevilla a la Consejería y de la Consejería a la Delegación Territorial de Sevilla: nadie del servicio de inspección, nadie de los altos cargos de la Consejería, absolutamente nadie, tenía conocimiento de dicha legislación.
“No estaba dispuesta a permitir que nadie más pisoteara mi dignidad”
Aunque intentaron “hacerme pasar por el aro” en multitud de ocasiones, me mantuve firme en mis convicciones porque pude descubrir la ineptitud, falta de conocimiento y, en la mayoría de los casos, la falta de sensibilidad y empatía de la Administración hacia nosotras, las víctimas; porque no estaba dispuesta a permitir que nadie más pisoteara mi dignidad y porque es un derecho reconocido por la Ley. He sufrido durante estos dos años lo que se conoce como REVICTIMIZACIÓN.
He tenido que hacer pública en multitud de ocasiones en Diario16, que ha sido la ventana a través de la cual he relatado todo mi periplo, mi situación personal y laboral, a pesar del riesgo que corría mi seguridad.
Espero que este escrito ponga punto y final a toda esta historia y abra el camino a todas las mujeres que estén en mi misma situación. ¡Basta ya de que las leyes no se apliquen y no se conviertan en realidad para las víctimas!
Para la Administración no he sido más que una espina molesta, que le incomodaba cada vez que se publicaba una noticia y que ponía en brete su incompetencia, ignorancia y torpeza para el tratamiento de estos casos. Habéis tenido que darme una solución porque no os quedaba otra; porque vuestra cobardía, vuestro miedo ante la opinión pública, os obligaba a hacerlo. Os pedí que reconocierais públicamente vuestro error. No he recibido ni tan siquiera una disculpa de vosotros: el error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea al igual que el perdón es un atributo de los fuertes.
“He sufrido durante dos años la revictimización por parte de la Consejería de Educación”
Han sido dos años que me cuesta trabajo olvidar. Me cuesta trabajo olvidar los nombres de algunos inspectores de la Delegación de Educación: Manuela Jiménez de Cisneros, Manuel del Pozo, Manuel Naranjo, Begoña Velilla, Helena Prieto… todos ellos inspectores que tanta presión ejercéis cuando aparecéis por los centros con leyes, normas, informes, etc.
No puedo dejar de nombrar aquí a algunos altos cargos de la Consejería de Educación y Deporte: Teresa Barrera, primera jefa de Servicios de Secundaria (“tengo sesenta mil cosas que hacer”, esa es una de las frases que aún resuenan en mi cabeza); Pilar Maldonado, actual jefa de Servicios; Josefina Mintegui, jefa de Sección de Secundaria; Juan Carlos Aunión Ruiz, director general del Profesorado y Gestión de Recursos Humanos, y hasta el mismísimo Javier Imbroda, que tan bien ha sabido ignorar mis peticiones. Por último, los sindicatos, que no han sabido estar a la altura de las circunstancias: defender los intereses de los trabajadores a quienes representa. No me he sentido ni defendida ni respaldada en ningún momento por ellos.
A todos los citados con anterioridad: muchas gracias por haberme abierto aún más mis ojos; por haberme permitido conocer cómo actúa el ser humano en ciertas circunstancias; porque os he ganado la batalla y espero que mi lucha abra las puertas a todas las que vengan detrás.
Pero no solo los “malos” tienen protagonismo en esta historia. También los “buenos” tienen cabida en mi relato: agradezco de corazón el apoyo, la comprensión y la paciencia de mi anterior Equipo Directivo, de mis compañeros, de la gente más cercana. Agradezco también a Diario16 el haberme permitido contar mi historia por capítulos.
Si alguna funcionaria pública víctima de violencia de género lee esta noticia, quiero que sepa que las leyes no son simplemente palabras escritas en un papel; que los derechos de las víctimas deben ser reconocidos y que esas leyes están escritas para aplicarlas.
No os olvido”.