Ayuso suspende en educación: un inicio de curso marcado por la improvisación y el abandono

"Madrid no puede seguir a merced del caos y la ideología de Isabel Díaz Ayuso”, denuncia Javier Becerra García, de UGT

05 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 17:47h
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Ayuso impone un calendario escolar insostenible que ignora las necesidades educativas y laborales

El curso escolar en la Comunidad de Madrid arranca otra vez con la misma fotografía: desorden, malestar y precariedad. No es una casualidad ni un error administrativo, sino el resultado directo de la política educativa de Isabel Díaz Ayuso. Desde UGT Servicios Públicos Madrid, su secretario del Sector de Enseñanza, Javier Becerra García, lanza un aviso rotundo: “Madrid no puede seguir a merced del caos y la ideología de Isabel Díaz Ayuso.

Precariedad como norma

En lugar de reforzar la estabilidad de las plantillas, el Gobierno de Ayuso mantiene una interinidad insostenible que alcanza el 41 % y deja sin cubrir el 36 % de las plazas en las últimas oposiciones. El mensaje es claro: la educación pública no es su prioridad. “Urge revisar un modelo de selección que convierte a miles de docentes en temporales permanentes. ¿Cómo se puede hablar de calidad educativa cuando no se garantiza estabilidad al profesorado?”, cuestiona Becerra.

La estrategia del Gobierno regional, según denuncia el sindicato, es clara: precarizar la enseñanza pública para empujar a las familias hacia la privada o concertada.

Barracones y obras fantasma

La falta de inversión en infraestructuras educativas es otra seña de identidad de la gestión de Ayuso. Aulas en barracones, obras sin terminar, climatización inexistente en pleno calor extremo y colegios públicos deteriorados contrastan con los discursos triunfalistas de la presidenta. “Madrid es la región más rica del país, pero parece incapaz de ofrecer unas aulas dignas a su alumnado. Ayuso prefiere titulares vacíos antes que acción de gobierno”, recalca Becerra.

El resultado es un modelo que condena a miles de niños y niñas a estudiar en condiciones indignas, mientras el Gobierno presume de libertad educativa.

Familias ignoradas

La política de personal de la Comunidad también golpea de lleno a las familias del profesorado. La negativa sistemática a autorizar traslados por razones humanitarias es un desprecio intolerable. “Los docentes madrileños son tratados como ciudadanos de segunda. Ayuso no solo les precariza en lo laboral, también les niega derechos básicos de conciliación que en otras comunidades sí se respetan”, denuncia UGT.

Una vez más, el Gobierno regional convierte la falta de empatía en política institucional.

Más propaganda que soluciones

Ayuso presume del aumento de 2.700 plazas docentes en los centros públicos. Pero lo que no dice es que la mayoría de esa inversión viene del Ministerio. “Se atribuye méritos que no le corresponden y, mientras tanto, seguimos sin saber cómo se repartirán esas plazas ni qué impacto real tendrán”, apunta Becerra.

La misma lógica propagandística se repite con las tecnologías en las aulas. Tras gastar millones en tablets y pantallas, la Comunidad da marcha atrás sin periodo de adaptación y vuelve a cargar sobre el profesorado la responsabilidad de reorganizar las clases. Un despropósito más que muestra que la improvisación es el verdadero plan educativo de Ayuso.

Ideología en lugar de educación

Lejos de apostar por la inclusión, Ayuso ha suprimido el Programa de Enseñanza de Lengua Árabe y Cultura Marroquí, una medida que UGT califica como un ataque ideológico. “La presidenta usa la educación como altavoz de sus discursos de odio. La escuela pública debe reflejar la diversidad de Madrid, no censurarla”, señala Becerra.

Este movimiento no solo discrimina a parte del alumnado, sino que rompe con el espíritu de integración y respeto que debe guiar cualquier política educativa.

La Formación Profesional, relegada

Mientras en otras comunidades la Formación Profesional se consolida como la gran apuesta de futuro, en Madrid sigue siendo la gran olvidada. La falta de plazas públicas obliga a muchos jóvenes a pagar matrículas privadas o, directamente, a renunciar a su formación.

“La libertad de elección de Ayuso es un fraude: las familias no eligen, están obligadas a pasar por caja porque no hay suficiente oferta pública”, denuncia UGT. El resultado es que Madrid no solo recorta derechos, sino también oportunidades de futuro para sus jóvenes.

El modelo Ayuso: desmantelar lo público

Todos estos problemas tienen un denominador común: la política deliberada de Isabel Díaz Ayuso de debilitar los servicios públicos. No se trata de errores puntuales, sino de una estrategia para sesgar el sistema y obligar a las familias a recurrir a opciones privadas.

“La presidenta ha convertido la educación en un campo de batalla ideológico. En lugar de garantizar derechos, los recorta; en lugar de invertir, recorta; en lugar de planificar, improvisa”, resume Becerra.

Los datos son incontestables: Madrid es la comunidad que menos invierte por alumno en todo el país, con apenas un 3 % del PIB autonómico. Una cifra que coloca a la región a la cola del Estado en esfuerzo presupuestario, pese a ser la más rica.

Ayuso suspende

El inicio de curso escolar en Madrid refleja con nitidez el modelo Ayuso: precariedad, improvisación y propaganda. Un modelo que sacrifica la educación pública en favor de la privada, que ignora las necesidades de las familias y que convierte a docentes y alumnado en rehenes de la ideología.

Para UGT, la conclusión es inequívoca: “La educación madrileña está en K.O. técnico por culpa de un gobierno que confunde gestión con propaganda. No podemos permitirnos otro curso con los deberes sin hacer”, sentencia Becerra.

Mientras la presidenta acumula titulares y discursos incendiarios, miles de familias madrileñas sufren las consecuencias de su desidia. La educación pública en Madrid necesita recursos, planificación y estabilidad. Lo que no necesita es más Ayuso.

 

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