Hace unos años, en uno de sus viajes a Filipinas, al parecer Regina Magundayao Valdez mantuvo una discusión con su amiga K.J., quien se encontraba embarazada. Según la familia española de los niños sustraídos ilegalmente, Gerard y Laia, en un momento dado, cuando la amiga se negó a estar más tiempo con ella, Regina perdió el control, agarró una calculadora que tenía cerca y la lanzó con todo el ímpetu contra la cabeza de KJ. Afortunadamente, dos amigas que estaban presentes detuvieron a Regina, sin poder evitar no obstante que sangrara la brecha producida por el golpe.
De este altercado se enteró, por casualidad, el padre de los niños sustraídos en agosto de 2024. Cuando la familia española se percató de las intenciones de Regina comenzó una actividad frenética para contactar con parientes y amigos para disuadirla. Entonces el padre recordó a la amiga KJ. Casualmente Regina había dejado de tener contacto de manera súbita con ella, cuando siempre habían sido muy buenas amigas. Entonces él pensó que sería oportuno preguntarle qué había pasado y se encontró con dicha amiga en un centro comercial de Manila.
La confusión que llevó a un hallazgo importante
Cuando KJ y el padre se encontraron, en agosto de 2024, éste le contó su preocupación por la actitud de Regina ante el divorcio y, en particular, por su obsesión se aislar a Gerard y Laia de sus hermanas. KJ le respondió con “Bueno, tú ya sabes cómo es Regina” y se encogió de hombros. Entonces el padre replicó que no entendía a qué se refería y, en este momento, KJ le habló de cómo perdía el control cuando se le llevaba la contraria, y le “recordó” que él mismo había visto cómo era capaz de lanzar una calculadora contra ella, a la frente de su propia amiga embarazada.
El caso es que el padre no había estado en aquella reunión. Fue uno de los múltiples viajes que Regina hizo sola a Filipinas y la amiga, KJ, se estaba confundiendo de viaje. Es decir, KJ daba por sentado que el padre estaba allí, en la otra habitación, y que se había enterado de todo. Pero nadie en la familia sabía de este altercado y, cuando Regina volvió a España, dijo simplemente que no quería ver más a KJ.
Preservar las pruebas
Lo que más chocó al padre es que, años después, todavía sentía temor hacia Regina Magundayao Valdez. Le dijo que no quería inmiscuirse y que esperaba que todo se arreglase pero, sobre todo, que no quería que Regina se enfadara con ella.
Aquella misma noche, el padre habló en Messenger con KJ para pedirle aclaraciones sobre lo que le había contado. Los dos intentaban recordar la fecha de la agresión, puesto que la situaban en viajes diferentes. KJ no quería hablar demasiado de ello, pero el diálogo muestra que la agresión existió y habla de las dos amigas más que había en la reunión.
Ya de regreso en España, con el objetivo de preservar el testimonio de KJ, según fuentes cercanas consultadas, el padre corrió a levantar un acta notarial con los fragmentos de la conversación mantenida con KJ. Esta acta notarial ha sido remitida a las autoridades filipinas y a la embajada española para que ratifiquen el testimonio de KJ.
Laura Rodríguez Caro, portavoz de la familia, señala que “Ahora la pelota está en el tejado de las autoridades filipinas y españolas. No sé qué piensan hacer, porque… ¿A cuánta gente conoces capaz de agredir a una mujer embarazada?”.