Hace unas semanas visité uno de los palomares de los “Hermanos Nungaray”, ubicado en Guadalajara, Jalisco, México, para conocer las instalaciones y platicar con el colombófilo Cornelio Nungaray. En esta charla él nos cuenta qué es la colombofilia, además de revelarnos detalles sobre sus 42 años de experiencia en el adiestramiento, entrenamiento y cuidado de las palomas. ¿Cómo llegaron los “Hermanos Nungaray” a ser grandes especialistas en las carreras de palomas? Han sido acreedores de numerosos reconocimientos desde 1980. Espero que esta plática sea del interés de los apreciables lectores, para que puedan acercarse más al mundo de la colombofilia.
Entrevista:
Melissa Nungaray: ¿Qué es la colombofilia?
Cornelio Nungaray:—La colombofilia es el arte de criar palomas, cultivarlas, mejorarlas y competirlas. La colombofilia es una forma de vida, yo aquí en Guadalajara conozco muchísima gente, somos mil y tantos colombófilos y casi a la mayoría más o menos los ubicamos y los conocemos. En Guadalajara hay unos 20 clubes que tienen hasta 120 competidores.
¿Quiénes son los “Hermanos Nungaray”?
—Comenzó con Adrián Nungaray, que es mi hermano, el más chico. Él adquirió un grupo de 50 palomas con otros muchachos, cuando tenía como 14 o 15 años, por lo que no sabíamos dónde meterlas. Las tuvimos que poner en una casa en venta que teníamos. Ahí las metimos en un cuarto y les dábamos de comer, era un atascadero. Y después como a los 15 días se vendió esa casa, entonces, ya no tuvimos dónde guardar las palomas, así que las trajimos a la casa.
Hicimos un pequeño palomarcito con alambre y tela de gallinas, pero mi hermano Artemio al ver que el palomar estaba muy feo y como siempre le ha gustado la construcción, pues tomó el martillo, el serrucho y consiguió tablas para hacer un palomarcito más o menos en forma y así poco a poco se fue haciendo más grandecito nuestro palomar. Y yo veía que ellos tenían ese hobbie, a mí no me gustaba, pero al ver que ocupaban ayuda empecé a entrenarlas, a soltarlas de unos 5, 10, 15, 20 y 50 kilómetros.
De hecho, en la primera ruta que volamos nos metieron con los novatos y en la siguiente le ganamos a los experimentados, era un vuelo de Zacatecas. Después de eso como novatos le ganamos dos vuelos más a los experimentados y, que en eso nos pasan a los experimentados en la ruta del pacífico, una muy difícil. En aquellos inicios volábamos para allá y también volamos bien, nuestras cinco primeras carreras se las ganamos a los experimentados, se quedaron sorprendidos. La colombofilia nos motivó a ser mejores porque teníamos que trabajar duro, para adquirir mejores palomas, darles de comer y mejorar las instalaciones.
¿Cuántos años de experiencia tienen como colombófilos?
—Los “Hermanos Nungaray” empiezan en los años 80, ya tenemos 42 años en esto. En el año 1983 nos toca ganar un vuelo de Zacatecas y que fue récord a 1,394 km por minuto y que prevaleció durante muchos años, no lo podían romper. Es que Zacatecas es un punto medio difícil, ya después a la larga se rompió y empezamos a volar en otros clubes de Guadalajara. En 1986 ganamos cuatro metropolitanos, pero, como en todo, hemos tenido altas y bajas. En varios años hemos ganado, pues como quien dice todas las carreras que hay desde 120, 150, 200, 500, 800 hasta 900, al menos una vez o dos veces hemos ganado esas distancias. Hemos adquirido un prestigio a nivel nacional e internacional, en Estados Unidos mucha gente nos conoce y aquí en México todo mundo sabe de nuestras palomas.
¿Cuál es el entrenamiento y el cuidado que debe llevar una paloma para que pueda concursar?
—Desde chiquitas las saco afuera para aclimatarlas, hay gente que a los dos o tres días ya las suelta así, apenas vuelan y tienen miedo, no se van. Conforme va aprendiendo, la misma paloma, empieza a echar vueltitas y se avienta, le pierde el miedo, hasta que ya se acopla a la parvada y da vueltas más grandes de 15, 20 y 25 minutos, pero ya cuando tú ves que te vuelan de 45 minutos a una hora, entonces, ya están aptas para llevarlas a unas sueltas.
Primeramente, debes de meterlas a la cesta, ahorita tengo 50 palomas en 5 cestas de a 10. Las guardo ahí, para que le pierdan miedo a esa cesta por una hora y ya después salen a volar. La paloma es bien miedosa si haces un cambio, algo diferente, se te estresa y se te enferma. Después las metes y las subes a tu camioneta y le das unas vueltas de unos 5 o diez minutos, regresas al palomar y las vuelves a soltar aquí.
Ya que hiciste esto una o dos veces, te las llevas a 5, 10 y 15 kilómetros. Empiezas a entrenar, sueltas como de 10 a 15 palomas y ya que dominan la distancia de los 20 kilómetros le aumentas a 40 kilómetros, mientras no domine esa distancia no debes de moverte de ahí. Pero hay muchos sistemas, algunas personas les dan una hora, otros no las sacan o las dejan libres, es dependiendo, porque cada uno tiene su sistema.
Respecto a la alimentación, la paloma come diferentes granos, su fórmula de alimentación es diferente de cuando está criando, en reposo y compitiendo. O cuando se va a ir a un concurso también debes de saber qué tipo de granos debes de darles para que las palomas vayan en su peso y en su forma. Pero como digo, cada palomero en su cabeza puede tener de 5 a 10 sistemas, entonces, hay muchísimas formas de entrenar.
¿Qué se requiere para ser colombófilo?
—Esencialmente, tener un lugar arriba en tu azotea donde acomodarlas, igual puedes tener poquitas. En Bélgica hay gente que en los edificios tienen sólo una paloma y la sacan a volar ahí afuerita, llegan y se meten. Hay un señor que se llama Joe Reins, un juez internacional, él tenía 20 palomas nada más, voladoras y reproductoras. No tenía muchas, las mandaba y regresaban a su casa. Queriendo, en cualquier lado se puede empezar a ser colombófilo. En la colombofilia debes de saber de veterinaria, matemática, geografía, alimentación, genética, son muchas cosas que se deben aprender si quieres mejorar a las palomas.
¿Cuál es la función de los clubes de la colombicultura?
—La función es amalgamar un grupo de amigos, empiezan de cuatro, cinco o seis amigos y van invitando más y así. Antes eran clubes de diez a quince personas y ahorita hay clubes muy grandes. El club le da el servicio al colombófilo, ahí se decide qué ruta vamos a volar, las apuestas y la rifa de los camiones para las rutas.
¿En cuántos concursos han sido ganadores?
—Hemos ganado todas las distancias que se han volado aquí en Guadalajara, de 100 a 900 kilómetros, campeonatos de fondo y velocidad, donde más nos especializamos eran las distancias cortas, en las de 140, 200 y 300. Éramos imbatibles, metíamos cinco marcas y volábamos muy bien. Después al tiempo, como nos tenían encasillados, nos decían que éramos muy velocistas. Para mí lo más difícil en esto de la colombofilia es que una etapa cualquiera la gana, pero ganar una especialidad no. Hay veces que nos ha tocado ganar velocidad, media distancia, fondo, la ruta y el año. En el año 2005 ganamos el primer lugar en el campeonato nacional contra todo México, entre dos mil competidores. Entonces, hemos ganado en todas las especialidades, un promedio de 120 carreras.
¿Cuáles son los tipos de competencia de palomas?
—Es de acuerdo con lo que tú quieras competir, digamos si tú eres una persona a la que le gusta la velocidad, esta velocidad puede ser de 100 a 350 kilómetros. Medio fondo es de 350 a 550 y de 600 a 1,000 es fondo y gran fondo, pero ya tú debes de decidir qué quieres volar y buscar palomas que tengan esas cualidades. Y si quieres participar en el Derby, que son 580 km, tú debes de buscar palomas aptas y ganadoras o que tengan características de las palomas ganadoras en esa distancia.
¿Cómo se asocian las carreras de los clubes a las de los colombódromos?
—Un colombódromo pone las instalaciones y da publicidad. Es donde se reciben las palomas y se hacen las carreras, ya ahí tú las puedes poner a que vuelan y compitan. Y hay otros colombódromos que compiten entre ellos y contra los otros clubes, o sea que puedes ganar en el Futurity, ganarle a toda la asociación y a todos los competidores, ahí se reciben tres placas de reconocimiento: por el club, el colombódromo y la asociación. Hay mucho auge en los colombódromos ahorita porque mucha gente de Estados Unidos no tiene ese número de palomas y ellos quisieran tener palomas ganadoras contra treinta o cuarenta mil palomas. Sin embargo, ellos alcanzan mil o dos mil palomas, son pocas. Entonces, de Estados Unidos vienen aquí a Guadalajara y compiten también.
¿Qué tipos de palomas manejan?
—Palomas de velocidad, de media distancia, de fondo y de gran fondo. Son diferentes en su peso, la fuerza, la resistencia, el entrenamiento y la edad. Hay mucha gente que manda pichoncitos muy chiquitos y a veces no la hacen. Normalmente en Bélgica y en muchas partes del mundo hacen que las palomas sean grandes, ya de dos años, para mandarlas a las grandes distancias. En el de Barcelona, que es el vuelo más importante a nivel de Europa vuelan a 1,100 y 1,150, varios países participan y sueltan las palomas en Barcelona.
Aquí en Guadalajara se acaba de hacer un vuelo, nunca se había volado tanto, lo más que volábamos eran 900 y había dos o tres competidores que compitieron con los de otras ciudades de 1,040, les fue bien. Ahora se hizo un vuelo especial, fueron como 640 palomas, soltaron el viernes, pero no llegó nada hasta el sábado a las 11 empezaron a llegar de 1,100 kilómetros. Estuvo difícil el vuelo, al final de cuentas, entre sábado y domingo llegaron unas 60 palomas y ya después en la semana siguieron llegando.
¿Cuál sería la característica más singular de la paloma mensajera?
—Que la paloma tiene la capacidad de ver las estrellas en el día, en un día claro la paloma sale y ve la bóveda celeste.
¿Cómo se orientan las palomas para regresar al palomar y qué puede hacer que se desvíen?
—Hay personas que dicen que se orientan por el oído, la vista o el olfato. Yo he notado con mi experiencia que se orientan por la bóveda celeste y los campos magnéticos de la tierra. Haz de cuenta que voy a volar una carrera de 800 kilómetros, saco mi línea recta, de aquí de Guadalajara a ese punto. Este punto va a atravesar cerros, cañones y la paloma a la hora que la suelto ahí, si en esa línea hay muchas montañas, muchos cañones o desiertos, se les va a poner muy difícil. Entonces, la paloma se orienta y se deja venir, o sea, vuela derecho hacia su casa. Si hay cerros los brinca y saca su orientación, ella no sabe si es una hora o dos horas. Los campos magnéticos ayudan mucho, cuando yo suelto a mis palomas en un día nublado o sucede un temblor la paloma no se orienta y puede perderse.
¿Qué representa para ti la práctica de este deporte?
—Pues para mí, te digo, es mi vida, yo pienso que no pudiera vivir sin esto, ya el día que no agarro palomas me siento un poco nervioso. Anteriormente teníamos otro palomar, que actualmente lo sigue mi hermano y cuando yo quería agarrar palomas pues tenía que ir a verlas allá. Ahora las tengo aquí a un lado de mi casa, tengo muchas palomas y de muy buena calidad. Este palomar no competía, nomás era para sacar reproductores y mejorar cultivos, pero ahora ya me puse a volar. También me ha tocado vender palomas de mil o hasta de veinte mil pesos. He vendido muchísimo, pienso que soy de los que más palomas ha vendido. A la mayoría de la gente le ha ido bien con nuestras palomas, entonces, yo trato de cultivarlas y hacerlas más bonitas.
¿Cuáles serían las dificultades que han enfrentado como colombófilos?
—Que tuvimos que dejar las palomas por un tiempo, como unos dos años, porque nos cambiamos de casa. Después compramos una propiedad especial, un lugar adecuado donde nos fuera a beneficiar para las rutas en el centro de la ciudad, porque volamos para rutas diferentes: Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro y la ruta de pichones. Cada ruta tiene diferente grado de dificultad y por eso es tan difícil volar aquí en Guadalajara, por el diferente clima. En San Luis Potosí hay un lugar que se llama Charcas y diario que se suelta ahí es bien difícil que lleguen las palomas. Se pierden muchas porque no se pueden orientar.
¿Qué opinas de la situación de la colombofilia en México con respecto a otros países?
—Yo opino por Guadalajara, porque es lo que me toca vivir aquí, pero he observado que en otras ciudades no han progresado tanto en la colombofilia, por ejemplo, en Querétaro hay como 50 colombófilos y ya son personas mayores, o sea casi no hay gente joven, pocos son los jóvenes. En León hay como unos 40, en San Luis también. En Ciudad de México antes eran más que aquí, había como 500, importaban palomas muy caras. Y había muy buenas palomas, sigue habiendo muy buenas palomas ahí, pero por lo grande de la ciudad la gente anda trabajando tal cosa y no tiene chance de tener sus palomas.
Lo interesante de Guadalajara es que en la zona metropolitana podemos juntar cincuenta mil palomas. En Bélgica juntan para carreras de cincuenta o sesenta. Anteriormente había doscientos cincuenta mil palomeros en Bélgica, pero se fueron acabando, ha bajado mucho el número de palomeros. En Guadalajara va evolucionando, yo siento que en unos dos o tres años esto va a llegar a unas setenta mil palomas, porque cada vez son más. Guadalajara es la ciudad más colombófila de toda América, ni en Nueva York ni en Argentina ni en la Ciudad de México, nadie tiene tantos colombófilos como aquí, ha habido carreras de cuarenta y nueve mil palomas, este año esperamos que se junten arriba de cincuenta mil.
Gracias, estimado Cornelio, por la entrevista. Comparto un vídeo que grabé del palomar, donde se pueden observar a las palomas aclimatándose.