Alrededor de 50 personas murieron ayer ahogadas intentando llegar en patera a las Islas Canarias. En las últimas 24 horas, se han registrado dos naufragios, uno próximo a Dajla, en el Sahara, y otro en las cercanías de Nuadibú, Mauritania.
En el primer naufragio, Efe informa que los cadáveres fueron localizados por embarcaciones de pesca marroquíes y por efectivos de la Marina Real, según fuentes oficiales, que añadieron que otras diez personas fueron rescatadas con vida. En el segundo hundimiento han muerto otras 40 personas y se ha rescatado a una con vida tras zozobrar la embarcación con la que intentaban llegar a las islas, ha confirmado a Efe una fuente de seguridad. Según la misma fuente, la embarcación tuvo una avería y quedó varios días a la deriva sin ser localizada, por lo que los ocupantes decidieron lanzarse al mar para finalmente morir ahogados, a excepción del único superviviente, que fue encontrado por casualidad por las autoridades mauritanas en la zona costera de Nuadibú.
La activista y defensora de los Derechos Humanos, Helena Maleno, ha lamentado en su cuenta de twitter que “la cara del verano no ocupa portadas”, en referencia a las decenas de personas fallecidas en su intento por llegar a las Canarias. Maleno ha confirmado “27 cadáveres recuperados y un número desconocido de personas desaparecidas”.
Por su parte, el enviado especial de ACNUR para la situación del Mediterráneo Central, Vincent Cochetel, ha afirmado que tanto el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) “están tratando de intensificar los esfuerzos para prevenir tales tragedias”, pero denuncia que “los traficantes siguen mintiendo a sus clientes”.
El pasado lunes, las autoridades marroquíes rescataron a 40 personas y hallaron siete cadáveres en la costa de la localidad de Tarfaya. En una semana se han contabilizado tres hundimientos de pateras intentando llegar a las islas Canarias.
En lo que va de 2020, un total de 1.230 personas migrantes han llegado a Canarias, casi 12 veces más que en 2019, según datos del Ministerio de Interior. Cifras recogidas por la OMI confirman que, al menos, 150 personas perdieron la vida o desaparecieron intentando llegar a las costas canarias en los once primeros meses de 2019.
La cara hipócrita de la humanidad
Mientras centenares de personas siguen lanzándose al mar en busca de una vida, perdiéndola en el peor de los casos. Hay quienes todavía creen en las concertinas ideológicas privando de segundas oportunidades a quien nunca las tuvo. Como el caso San Bartolomé de Tiraja en Gran Canarias, donde el pasado miércoles cerca de un centenar de vecinos de Tunte, la capital del municipio, montaron barricadas en una de las calles del pueblo para mostrar su oposición al traslado de un grupo de 71 personas migrantes, 12 de ellas con COVID-19, a una antigua residencia escolar.
Estas personas pasaron tres noches en el muelle de Arguineguín a la espera de que los reubicasen en un lugar donde poder pasar la cuarentena. Según informaba eldiario.es, la tensión fue en aumento a lo largo de la tarde cuando llegó la Policía Nacional y no les dejaron pasar al grito de “no nos moverán”. El mismo medio reveló que un residente del lugar anunció la convocatoria en Facebook asegurando que “no se trata de un encuentro racista”, alegando que “Tunte no está preparado para recibir inmigrantes infectados ni en cuarentena”.
Cabría destacar que Tunte se ubica en el principal municipio turístico de Gran Canaria, donde no hay constancia de que sus vecinos y vecinas hayan bloqueado el acceso a turistas llegados de los más diversos lugares. De este modo, aquello de “no se trata de un encuentro racista” cae por su propio peso. En un contexto como el actual, el calado de los discursos xenófobos y racistas propugnados por la ultraderecha es altamente peligroso y a la vista está en una población de 596 habitantes capaz de montar barricadas en contra del acceso de personas vulnerables, que se acaban de jugar la vida por un futuro mejor.