Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, doctorado en el Programa de Biología Celular por la Universidad de Navarra. Médico Especialista de Aparato Digestivo vía MIR en el Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) desde 2000. Licenciado en Filosofía por la UNED. Facultativo Especialista de Área de Aparato Digestivo en los Hospitales Verge del Toro y Mateu Orfila de Menorca (Islas Baleares), desde 2000 a 2007. Facultativo Especialista de Área de Aparato Digestivo en el Hospital de Nuestra Señora del Prado, en Talavera de la Reina (Toledo), de 2007 a 2009. Facultativo Especialista de Área de Aparato Digestivo, en el Hospital Universitario de El Escorial (Madrid), de 2019 a 2022.
Máster en Dirección Médica y Gestión Clínica, por la Escuela Nacional de Sanidad-Instituto Carlos III y la UNED. Máster en Psicoterapia de Tiempo Limitado, por el IEPTL. Experto Universitario en Derecho Sanitario y Ciencias Forenses.
Director Gerente de la empresa REBENITOS S.L. Servicios Médicos desde 2009. Profesor extraordinario de la Facultad de Medicina CEU San Pablo de Madrid. Autor del libro "Coronavirus, tras la vacuna".
Premio de ensayo en Humanidades de la Real Academia de Ciencias Médicas de Baleares 2006, con el libro “El médico tras la verdad. O lo que más se parece a ella.”
Luis, ¿Qué nos puedes contar sobre ti, sobre tu carrera profesional y de tu manera de ver la vida?
Soy un médico especialista de Aparato Digestivo, que acabó el MIR en el Hospital Universitario de la Princesa de Madrid en 2000 y se vino a trabajar a Menorca. Anteriormente, había estado dedicado a tareas de investigación básica, de esas de laboratorio, y acabé doctorándome en Biología Celular. Menorca fue mi primer destino como médico y permanecí siete años, aprovechando para terminar la licenciatura de Filosofía. Después he estado trabajando en una treintena de Hospitales, de siete comunidades autónomas, tanto públicos como privados. Este bagaje y otras actividades (en el ejército, en el coro de la UNED, etc) han contribuido a formar eso que los alemanes llaman weltanschauung, una cosmovisión o forma de ver la vida, centrada en el respeto a la persona, a la vida humana, y en un deseo vehemente por buscar la verdad a través del diálogo y la reflexión.
¿Cómo calificarías estos tres años que se han quedado atrás?, ¿Cuál ha sido tu impresión?
Emocionantes. Ha sido un espectáculo increíble que ha puesto en evidencia el comportamiento de la masa social y de los individuos en particular. Ha sido una crisis en la que se ha desarrollado un experimento social extraordinario donde se ha propiciado que afloren las personas que saben serlo. Los seres humanos, como masa social, tenemos un comportamiento predecible y los expertos en sociología, en control de medios de comunicación, han desarrollado un magnífico trabajo de lavado de cerebro a través de la desinformación y generación de miedo irracional. Las crisis son, precisamente, para poner a prueba a quienes saben desmarcarse de ese control que se ha ejercido sobre la población.
¿Cuándo empezaste a ver que algo no encajaba?
Quizás a finales de mayo de 2020, cuando empezaban a tener un tiempo de descanso entre paciente y paciente. Ya, durante el mes de abril, había tomado algunas notas durante las guardias en el Hotel Euroforum, sobre la situación tan surrealista que vivíamos. Pero cuando acabado el trajín el gobierno, se empeñaba en mantener el circo, no tuve muchas dudas de que algo había detrás de tanto miedo.
¿Llegaste a dudar en algún momento sobre la veracidad o falsedad de este virus?
Durante el periodo crítico de atención a los pacientes no dudé de que se trataba de un cuadro viral, algo infeccioso tipo gripe, pero diferente. Una vez superado el momento de presión asistencial, me no me preocupé en saber si había sido un virus o alguna otra causa, lo daba por pasado. Las dudas sobre la veracidad o falsedad de ese virus, como dices, surgieron tras debatir con diferentes virólogos en agosto y septiembre. Ahí pude ver que ni ellos lo tenían claro. Así que, si los más expertos no sabían, yo simplemente dejé mi opinión en suspenso.
Se han escuchado muchas posturas y teorías sobre el contagio de los virus. Algunos científicos afirman que la teoría del contagio no existe.
Yo no tengo ninguna duda en la teoría del contagio. Lo tengo clarísimo. Si por teoría del contagio podemos decir que un microbio pasa de una persona que lo tiene a otra que no lo tiene, basta con tener niños y ver las oleadas de piojos. Por supuesto que existe el contagio: de ladillas, de herpes, de sífilis, de gonorrea, de hepatitis, de varicela… El intercambio de gérmenes entre individuos es un hecho indiscutible. Donde podemos establecer debate es acerca de la patogenia, de la fisiopatología, es decir, de si los gérmenes causan tan o cual problema.
¿Qué opinas al respecto? ¿Como médico qué nos puedes decir?
Que se ha creado mucha, muchísima confusión. Algunos llegan a decir “que los asintomáticos no existen”. Pues claro que existen. Muchos niños con piojos no saben que los tienen porque no les molestan, están asintomáticos. Y contagian. Otros son bacilíferos y cuando tosen echan al aire el bacilo de Koch, el agente de la tuberculosis y pueden estár asintomáticos. Y fuera de la patología infecto-contagiosa, a muchos pacientes a los que les descubro un cáncer de colon durante una colonoscopia… no tenían ningún síntoma, estaban asintomáticos. Decir que los asintomáticos no existen es negar lo evidente. Pero de igual modo, hay mucha confusión con otros términos. Algunos, emulando la teoría de Rousseau de que “el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad los corrompe” sostienen que todos los gérmenes son buenos, pero depende del entorno en que se encuentren, su comportamiento es nocivo. En esa postura debo decirle a la Neisseria meningitidis, que puede vivir en la boca de muchas personas, que por favor no migre al líquido cefalorraquídeo, porque allí produciría una meningitis bastante letal. Volviendo a la sociología, podemos decirle a un islamista radical que se quede en los países musulmanes y no vaya donde pueda liarse a machetazos. Hace falta información, mucha información, y escuchar más que hablar, sobre todo cuando no se tiene demasiada idea de medicina y se cree uno que sabe porque ha escuchado a alguien con gran capacidad de oratoria.
¿Qué piensas sobre la posibilidad de la modificación del código deontológico de la medicina? ¿Lo ves posible?
El Código de Deontología Médica es un documento que regula el modo de comportarse, la honestidad de la actuación médica frente a los demás miembros de la sociedad, tanto pacientes como médicos. A lo largo de su historia ha sido objeto de sucesivas modificaciones, adaptándolo a la situación evolutiva de la sociedad. Por tanto, es un texto dinámico que se actualiza con el tiempo. El problema al que ahora nos enfrentamos respecto a las modificaciones que pretenden hacerse, desde mi punto de vista es muy diferente. Sin conocerlas de manera oficial (pese a que he reclamado que me remitan el nuevo código y no hay manera, y eso ya es sospechoso) parece que atañen al aumento del poder sancionador del Colegio ante los médicos que tengan una opinión diferente de lo que dicen los organismos nacionales y supranacionales respecto a la salud. Hasta ahora, el médico ha sido y es la máxima autoridad a la hora de prescribir los tratamientos para sus pacientes. Con las modificaciones que se desean hacer, es probable que el médico se convierta en simple lacayo de la OMS. Además, en esas reformas, dejaría de operar la Ley de Autonomía del Paciente en la que se refleja tanto su derecho a ser informado como a su libertad para aceptar o rechazar el tratamiento o pruebas diagnósticas que el médico le prescribe.
¿Dejarías tu trabajo como médico en el hospital, o seguirías haciéndolo por tu cuenta de una manera libre y sincera con tus pacientes?
Si una reforma de tal envergadura se acepta, evidentemente ese código chocaría frontalmente con la ley natural y el respeto a la libertad del paciente y la autoridad del médico. Hasta ahora los Colegios siempre han defendido este binomio: autonomía para el médico y libertad para el paciente. Entre ambos debe fluir una información inteligible y veraz que es lo que permite mantener la confianza. Si el entorno laboral no lo permite, eso ya no es medicina.
Estuviste viviendo y trabajando en Menorca unos años. A muchos menorquines les encantaría poder tenerte aquí como médico. ¿No se te pasa por la cabeza volver?
No lo descarto, aunque como les he dicho en broma, “Menorca es un club privado para ricos”. Quizás cuando me lo pueda permitir…
Si tuvieras que catalogar esa pandemia con una o dos palabras ¿cuál o cuáles serían?
Desinformación y miedo, sin duda. Porque cuando uno está bien informado, el miedo desaparece.