La polémica está servida entre los fieles católicos de Sevilla. ¿’Chilladores’ sí o ‘chilladores’ no? Así se ha denominado en la capital andaluza a aquellos fieles que se colocan delante de los pasos y expresan sin tapujos y con frenesí su fervor mariano entre vítores de “guapa, guapa” a la Virgen. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha intervenido en la polémica y quiere “cortar de raíz” esta expresión popular de cariño hacia las imágenes religiosas. Considera el arzobispo de Sevilla desde abril de 2021 tras ocupar el Obispado de Terrassa que estos “vivas” y piropos a las imágenes son “tonterías que hay que cortarlas”.
La polémica se ha incrementado esta pasada semana en la capital andaluza después de que un costalero de la Virgen de los Dolores, que procesionó por las calles de Sevilla el pasado sábado 1 de octubre, recriminara a los fieles sus gritos de devoción y fervor religioso.
La polémica se ha incrementado notablemente también a través de las redes sociales, donde se han creado dos grupos claramente antagónicos. Por un lado, están los que defienden estas expresiones populares de devoción y lamentan que detrás de la postura de los críticos se oculten actitudes homófobas que no soportan que grupos de chicos devotos griten “guapa, guapa” a la Virgen.
El propio arzobispo de Sevilla, que se ha posicionado claramente en contra, se limita a calificar estas expresiones de cariño de “histerismos” avivando aún más la polémica. “Los vivas a la Virgen, y las expresiones de amor y de cariño, donde a veces la emoción se exalta un poco, forman parte de la normalidad y de la vida humana; los histerismos no, y eso hay que cortarlo de raíz, porque no añade nada. Ni a la Virgen, que no los necesita, ni a la Iglesia, ni a la hermandad, ni a la sociedad, ni a Sevilla. Esas tonterías hay que cortarlas”, dijo monseñor Saiz Meneses este martes a los micrófonos de Radio Sevilla durante un acto celebrado en el hotel Alfonso XIII.
No es la primera vez que este tema salta al primer plano de la actualidad cofrade de Sevilla, e incluso hermandades señeras como la de la Esperanza de Triana han tomado medidas al respecto por lo que consideran gritos “irrespetuosos” de los fieles.