Cada segundo se producen miles de intentos de ciberataques en todo el mundo. Empresas, hospitales, bancos y ciudadanos son objetivos constantes de delincuentes que han perfeccionado sus técnicas con la ayuda de la inteligencia artificial (IA). En 2025, el número de ataques informáticos ha crecido de manera alarmante y la sofisticación de las amenazas hace que sean más difíciles de detectar y prevenir.
España, en el punto de mira del cibercrimen
España se ha convertido en uno de los países más atacados por ciberdelincuentes. Según informes recientes, en 2024 se registraron casi 100.000 incidentes de seguridad en el país, y la tendencia sigue al alza en 2025. Uno de cada cuatro delitos denunciados en España ocurre en internet, y el 80% de las estafas se producen en la red.
Los ataques de ransomware han aumentado significativamente, afectando a empresas, administraciones públicas e infraestructuras esenciales. Este tipo de ataque, en el que los criminales bloquean el acceso a sistemas informáticos hasta que se pague un rescate, ha paralizado hospitales, redes de transporte y servicios públicos.
Además, sectores clave como la energía y la sanidad han sido especialmente afectados, ya que manejan datos sensibles que pueden ser utilizados para extorsionar a empresas y usuarios.
La inteligencia artificial, la gran aliada del cibercrimen
La IA ha cambiado las reglas del juego en la ciberseguridad. Ahora, los delincuentes pueden generar ataques más personalizados, adaptados a cada víctima. Por ejemplo, los correos electrónicos fraudulentos que antes eran fáciles de detectar por sus errores ortográficos o su redacción extraña, ahora parecen escritos por profesionales y son casi imposibles de distinguir de los reales.
Una de las técnicas más peligrosas que ha evolucionado con la IA es el vishing, que consiste en llamadas falsas en las que una voz clonada convence a la víctima de entregar datos bancarios o contraseñas. Estas llamadas pueden imitar a un jefe, un familiar o un empleado de banco, haciendo que las personas caigan en la trampa con más facilidad.
También ha mejorado el phishing, una técnica de engaño en la que los delincuentes envían correos electrónicos o mensajes de texto falsos que parecen proceder de empresas legítimas. Ahora, con la IA, estos mensajes incluyen datos personales de la víctima y logran que sean mucho más convincentes.
El impacto económico del cibercrimen
Las pérdidas económicas por ciberataques han alcanzado cifras récord en 2025. Se estima que a nivel mundial el cibercrimen genera más de 10,5 billones de dólares en daños al año, lo que lo convierte en una de las mayores economías del planeta, solo por detrás de Estados Unidos y China.
Las empresas han aumentado su inversión en ciberseguridad, pero muchas pequeñas y medianas empresas siguen sin protección suficiente, lo que las convierte en objetivos fáciles para los delincuentes. En España, la inversión en seguridad digital alcanza los 1.200 millones de euros, pero el 90% de este presupuesto corresponde a grandes empresas.
Además de las pérdidas económicas, los ataques pueden provocar el robo de información personal y la filtración de datos sensibles. Un ejemplo reciente es el ciberataque a Iberdrola, que dejó expuesta la información de 850.000 clientes.
Cómo protegerse en un mundo digital cada vez más peligroso
Ante el aumento de los ciberataques, los expertos recomiendan medidas básicas de seguridad digital para minimizar los riesgos:
- Usar contraseñas seguras y únicas para cada servicio, evitando reutilizar claves en diferentes cuentas.
- Activar la verificación en dos pasos, especialmente en cuentas bancarias y correos electrónicos.
- Desconfiar de correos, mensajes o llamadas sospechosas que pidan datos personales o bancarios.
- Actualizar los sistemas y programas con los últimos parches de seguridad.
- Evitar redes wifi públicas para acceder a cuentas personales o realizar compras online.
El futuro del cibercrimen es incierto, pero una cosa está clara: los ciberdelincuentes seguirán evolucionando y adaptándose a nuevas tecnologías. La ciberseguridad debe convertirse en una prioridad tanto para empresas como para ciudadanos, porque hoy, más que nunca, nadie está a salvo en internet.