La pandemia de COVID-19 ha demostrado que una colaboración efectiva entre empleadores, trabajadores y gobiernos es la mejor manera de implementar las medidas de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) que pueden salvar vidas, tanto en esta crisis como en las próximas, dice un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Aprender de lo que se logró durante la pandemia podría ayudar a prevenir millones de muertes por accidentes y enfermedades laborales, dice el informe de la OIT, que muestra cómo el diálogo social ha contribuido a implementar rápida y eficazmente las medidas más adecuadas durante la crisis de COVID-19.
Durante la pandemia, los gobiernos que priorizaron la participación activa de las organizaciones de empleadores y de trabajadores en la gobernanza de la SST fueron capaces de desarrollar y aplicar leyes, políticas e intervenciones de emergencia, dice el informe Fomentar el diálogo social para una cultura de seguridad y salud .
La colaboración entre los actores del mundo del trabajo ha sido esencial para garantizar que las medidas puestas en marcha fueran aceptables y contaran con el apoyo de los empleadores y los trabajadores, y por lo tanto tuvieran más probabilidades de aplicarse.
En muchos países, ha dado lugar a la adopción de requisitos legales que abarcan diferentes áreas, desde medidas para prevenir y tratar los casos de COVID-19 en el lugar de trabajo hasta acuerdos de teletrabajo.
En Austria, por ejemplo, los interlocutores sociales negociaron un acuerdo sobre la realización sistemática de tests en el lugar de trabajo para determinados sectores que presentaban un mayor riesgo de transmisión viral, como el sector minorista. En Singapur, los cambios en las normas de vacunación se produjeron tras consultas y debates con los interlocutores tripartitos. En Sudáfrica, se celebraron debates tripartitos para modificar las medidas dirigidas a la propagación de la COVID-19 en los lugares de trabajo.
El diálogo tripartito -entre gobiernos, empresarios y trabajadores- a nivel nacional ha ido seguido a veces de nuevas consultas a nivel regional o sectorial, para poder adaptarlas al contexto específico.
En Finlandia, por ejemplo, los sindicatos y las organizaciones patronales colaboraron estrechamente con el gobierno para desarrollar medidas para los sectores del turismo y la restauración. En Italia, los interlocutores sociales del sector bancario crearon normas detalladas sobre el teletrabajo, en las que se recogía el derecho a la intimidad y el derecho a la desconexión.
Los organismos nacionales tripartitos de SST también han desempeñado un papel importante en la lucha contra la pandemia. Suelen estar compuestos por representantes del gobierno (Ministerio de Trabajo y otros ministerios e instituciones pertinentes), así como por organizaciones representativas de empresarios y trabajadores. En muchos países, los órganos tripartitos también cuentan con la participación -de forma permanente o ad hoc- de representantes de instituciones adicionales, por ejemplo, asociaciones de SST e instituciones académicas.
Durante la crisis de COVID-19, muchos de estos órganos tripartitos de SST en los países han participado en el proceso de toma de decisiones a nivel nacional; también han participado en la definición de medidas de cierre y restricción, estrategias de retorno al trabajo y otras instrucciones u orientaciones para mitigar el impacto de la COVID-19.
En Guatemala, la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo tomó la iniciativa de reunirse virtualmente durante los primeros meses de 2020 para proponer mecanismos de SST y reducir las consecuencias de la COVID-19 en los lugares de trabajo. En Filipinas, las estructuras tripartitas nacionales que se ocupan de la SST (el Comité Ejecutivo Tripartito y el Consejo Nacional Tripartito de la Industria) participaron en el diseño y la aplicación de directrices para garantizar la calidad de la ventilación en los lugares de trabajo y el transporte público en la prevención y el control de la propagación de la COVID-19.
“Mientras el mundo sigue padeciendo el impacto de la crisis de COVID-19 y la desigual recuperación, la seguridad y la salud en el trabajo siguen estando en primera línea de las respuestas de los países. Las lecciones aprendidas de esta crisis sobre la importancia del diálogo social para reforzar la seguridad y la salud a nivel nacional y en el lugar de trabajo deben aplicarse a otros contextos. Esto ayudaría a reducir el nivel inaceptable de muertes y enfermedades laborales que se producen cada año", dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder.