Pedro Almaida es un escritor raro, así de simple. Y digo bien cuando me refiero a las rarezas de este hombre que se mueve entre la ciencia y la literatura, entre el doctor en fisiología e investigador que ha recibido prestigiosas becas a la investigación como la Intra-Europea Marie Curie, así como con el novelista que, por su dilatada formación científica, imprime a sus obras unas formas dignas de los mayores expertos cirujano con el tema del bisturí, el tío sabe por donde rajar, por donde extirpar, por donde unir y por donde coser.
Así que tenemos tres cosas de este escritor: es raro, es científico y, la más importante en toda esta mezcla explosiva, también es de nuestra tierra murciana. Otra consideración a tener en cuenta, es que este también se considera un fiel seguidor, tanto por el estilo como los temas que trata, del gran maestro Manuel Moyano, desde luego que apunta en la dirección de este otro escritor afincado en Murcia, cualquiera que comparé ambas lecturas lo pude comprobar.
Por ahora, mientras vemos como este escritor va progresando en sus obras, yo le auguro un enorme éxito de cara a un futuro, vamos a hablar con él sobre su último libro, La realidad es otra.
Francisco: ¿Por qué este último libro y qué pretendes con este?
Pedro: No sé a ciencia cierta qué pretendo con las historias que escribo. No tengo muy claro siquiera hasta qué punto yo escojo sobre qué escribir. Soy un escritor de intuición. Percibo mi proceso creativo como un gran imán que va atrayendo hacia mí temáticas, imágenes, diálogos, etcétera, a los que me vuelvo particularmente sensible y que se van adueñando de un espacio cada vez mayor dentro de mí. Transcurrido un tiempo, la presión se hace casi insoportable. Siento que todo lo acumulado, se agita y se retuerce, que me grita, y necesito darle un orden, buscarle una salida. Entonces, la escritura se convierte en algo obsesivo. Tengo que encontrar las herramientas adecuadas para ir juntando las piezas, trazar las líneas, dar con la voz y la forma de integrar en un continente todas las islas. Y cuando aparece la historia, pues es pura liberación, la verdad. Y entonces, para cerrar el círculo, siento que debo compartir esa voz hallada que, de algún modo, nos interpela a todos. La realidad otra, en concreto, nació durante los cuatro años que viví en Escocia, y de la agitación que me provocó aquella atmósfera tan cargada de fantasmas. Desde que puse pie en esas tierras, sentí una profunda sensación de familiaridad, un sentimiento de pertenencia y memoria al que no encontraba ningún sentido racional, pues nunca había vivido en aquel país. A medida que transcurrieron los meses, esa sensación de lo ya vivido no hizo sino agrandarse y esto me llevó a indagar en los procesos que, según la ciencia, por un lado, y según ciertas tradiciones dispersas por todo el mundo por otro, rigen nuestra percepción del tiempo.
Francisco: ¿Para que nuestros lectores se sitúen, sobre qué trata?
Pedro: Germán Casas, un hombre en la cuarentena que apenas ha salido de Valencia y abandonado el manto protector de su familia, viaja a Stirling junto a su pareja, una psicóloga recién iniciada en la investigación que lucha por no quedarse fuera del sistema. Desde su llegada a la que debe ser su casa durante los siguientes dos años, Germán comienza a sentirse desbordado frente a los paisajes escoceses. Se ve enormemente atraído por los edificios antiguos y los campos verdes. Todo le conduce a un tiempo diferente, a una memoria que quiere
llevarle más allá de los límites que marca el propio cerebro. La percepción de Germán va oscilando como una brújula enajenada, que señala una dirección imposible y se dirige más allá de lo que tiene delante para ver personas y escenas que solo pueden pertenecer a otra coordenada temporal, mucho antes de que él mismo existiera. Estas sensaciones irán quebrantando la mente de Germán, quien a duras penas encuentra fuerzas para ir construyéndose una vida lejos de todo cuanto conocía, y le empujarán a una intensa búsqueda acerca de los mecanismos que rigen nuestra percepción de la realidad.
En esa empresa, se irán sucediendo los encuentros. Conoceremos al actor local Arthur MacCoul, experto en Historia a quien el caso de Germán abre la puerta a redimirse de ciertos traumas del pasado; a Seumas Budge, un compañero de trabajo de su pareja con graves dificultades para comprometerse; o a David e Irene Sinclair, quienes regentan The Auld Portrait, la pequeña tienda de fotografía en la que comienza a trabajar Germán.
David Sinclair pide ayuda a Germán para lidiar con el trabajo del local y el tormentoso carácter de su hija Irene. Mr. Sinclair está involucrado en un proyecto para sacar a la luz las Clearances, un tenebroso acontecimiento ocurrido en Escocia durante los siglos XVIII y XIX. Concretamente, Mr. Sinclair está trabajando en la reconstrucción de la historia de una minúscula aldea llamada Tirai. Ese nombre, Tirai, y lo acaecido allí hace ciento cincuenta años, se van convirtiendo progresivamente en el epicentro de toda esta historia.
Francisco: ¿Te han influido algunos autores? ¿Cuáles y en qué sentido?
Pedro: Tantos… Imposible enumerarlos todos. Durante mi estancia en Escocia, tenía la sensación de habitar en los relatos de Allan Poe. Caminé por lugares que parecían traspasar las fronteras entre lo físico y lo onírico y fantasmal. Pienso ahora también en H. P. Lovecraft, Stephen King, Edward Bulwer-Lyton o Mircea Cărtărescu. Otras influencias son Neil M. Gunn, gran novelador de la vida en las Tierras Altas durante los tiempos de las Clearances, y Manuel Moyano, quien mezcla géneros con maestría y es capaz de encontrar literatura en todas partes.
Francisco: ¿Qué recomiendas a los jóvenes con inquietudes literarias y que quieran adentrarse en el mismo género que tú?
Pedro: Lo único que puedo recomendar es que sigan su proceso creativo de la forma más fiel posible a sí mismos. Que, a la hora de escribir, no se estén analizando constantemente y que no se comparen demasiado con los otros. Lo más importante es encontrar la propia voz y, para eso, es necesario pasar muchas horas conversando a solas con las palabras.
Francisco: Qué es lo que verdaderamente importa a la hora de escribir
Pedro: Un ordenador, o papel y bolígrafo, entrega y compromiso.
Francisco: ¿Alguna próxima obra en mente?
Pedro: Siempre hay algo en mente. Como decía José Luis Sampedro, escribir es vivir, y mientras se está viviendo, aparecen las historias. Lo próximo en lo que estoy trabajando se traslada a la Huerta de Murcia y trata de los monstruos que habitan las sombras que todos guardamos con nosotros.