La pandemia de Covid-19 cortó en seco el contacto físico entre personas de todo el mundo. Ante una situación semejante, los grupos de Narcóticos Anónimos (NA), que se caracterizan por mantenerse abiertos a nivel mundial para todo aquel que tenga problemas con las drogas, tuvieron que cerrar sus puertas y dejar a miles de adictos a las drogas sin su principal herramienta de recuperación: las reuniones. Pero lejos de colapsar ante una situación de estrés global, las personas que asisten de manera habitual a las reuniones de NA enfocaron su energía en dar el siguiente paso hacia la solución.
En este contexto generado por la crisis sanitaria coincidieron dos elementos clave que han salvado la vida de muchos adictos: por un lado, la necesidad de las personas con problemas de adicción a las drogas de reunirse y, por otro, la aparición o auge de las plataformas virtuales que permiten celebrar encuentros entre un número elevado de personas.
Facilidades para recuperarse
La irrupción de las reuniones virtuales ha supuesto una mejora para personas que ya tenían complicado el acceso a los grupos de ayuda mutua antes de la pandemia: "Yo vivo en un pueblecito a unos 20 km de una capital donde se celebran solo dos reuniones semanales", explica Pedro, cuya situación geográfica le sometía a largos desplazamientos para acceder al principal recurso que sostiene la recuperación de las personas que utilizan el programa de NA para dejar las drogas l: "Si quería hacer alguna reunión extra tenía que desplazarme a Barcelona y hacer 100 km de ida y 100 km de vuelta". Gracias a la tecnología, la conexión entre las personas con problemas con las drogas, y que se ayudan unas a otras, se ha vuelto más fácil y cómoda: "Ahora solo necesito un teléfono y conexión a Internet, y ya no tengo porqué estar más solo", subraya Pedro.
Más reuniones
Pero la tecnología que posibilita las reuniones en línea ya hace tiempo que existe. “Existían algunos grupos que se reunían de manera virtual, pero fue a raíz del confinamiento cuando se desbordó todo”, explica a Diario16Sixto, coordinador de la estructura nacional de NA, que responde al nombre de Región Española, desde abril del 2020 hasta hace unos meses.
Como asociación, NA se enfrentó al momento más delicado e inesperado que ha vivido nunca. “Hemos sido valientes, nos hemos adaptado y hemos crecido”, continúa orgulloso Sixto. Y prueba de la adaptación de la que habla el antiguo coordinador de NA a nivel nacional es el elevado número de grupos virtuales que están hoy a disposición de las personas con problemas de adicción a las drogas: “Hay una media de entre 15 y 18 reuniones diarias que sesionan de manera virtual y bajo el amparo de la Región Española”, revela Sixto.
Crecer ante la adversidad
La paradoja es que: mientras más se limitaban las reuniones entre las personas, debido a las medidas sanitarias, más crecía el contacto virtual: “El momento de más aislamiento de mi vida, encerrado en mi casa, fue el momento de más conexión que he tenido con lo emocional; jamás me he sentido tan acompañado", recuerda Pedro, que, como tantas otras personas adictas que viven en zonas aisladas, tuvo que asumir una realidad complicada: "Se cerraron todas las reuniones y me quedé aislado en un pequeño pueblo”, y continúa explicando cómo se desarrolló todo al comienzo. “Para mí, todo empezó en mi propio grupo de ayuda mutua: pasamos de dos reuniones presenciales a la semana a celebrar cada día una reunión virtual".
Pero los inicios no fueron tan fáciles. Las personas tenían que familiarizarse con un nuevo formato: "Éramos pocos, muy inexpertos y hacíamos muchas cosas incorrectas tanto con la parte técnica como con el formato, pero nos reuníamos; que era lo importante", sigue Pedro, que se alegra de haber comprobado como las dificultades, a veces, nos ayudan a transformar la realidad: “De repente pasé a tener a mi alcance un enorme abanico de reuniones. Era como un menú con una carta infinita".
Conectar de manera global
Otro de los alicientes que tienen las reuniones virtuales para las personas adictas es la posibilidad de conectarse de manera global con personas de todo el mundo: "De repente, el mundo se metía en mi casa de golpe; con un solo un clic", recuerda Pedro. Que describe como la diversidad adquiere proporciones mayores: “Ahora tengo acceso a personas de todo el planeta; personas que llevan muchos años sin consumir drogas y con realidades muy diferentes”, prosigue.
Las reuniones virtuales amplían, de este modo, la posibilidad de identificarse a las personas que se conectan: “Los grupos virtuales permiten escuchar a compañeros lejanos, cuya experiencia de recuperación no podríamos escuchar en otro contexto”, señala Israel, otra persona que ha logrado dejar las drogas gracias a la ayuda brindada por NA y que también tiene claro que los límites de la conexión entre miembros han cambiado: “Las reuniones online amplían el ámbito geográfico en el que se desarrolla mi recuperación del infierno de las drogas”. De esta manera, la ampliación del radio de acción de las reuniones se traduce en la posibilidad de conectarse a un grupo a cualquier hora del día: "En Argentina hay una reunión, que se llama La Maratónica, que lleva más de 2 años y medio funcionando de manera ininterrumpida, 24 horas al día y los siete días de la semana".
Bienvenidos a las reuniones online
Una duda que planteaban los grupos virtuales era si servían como una herramienta válida para atraer y dar la bienvenida a las personas que comienzan el periplo de dejar de consumir drogas.. Pero después de casi dos años desde la irrupción del mundo virtual en la estructura de NA la respuesta parece favorable: “Están llegando muchos compañeros a través de este tipo de reuniones”, comenta el compañero que ha coordinado la Región Española en los tiempos más difíciles de la pandemia.
Una de las pruebas más evidentes de la cantidad de recién llegados que han conocido a NA por medio de las reuniones virtuales es que en los grupos hay muchas personas con menos de dos años limpios de todo tipo de drogas: “En un evento celebrado en Valencia, en febrero, fue una barbaridad la cantidad de compañeros que asistieron con uno o dos años limpios. Todos ellos llegaron a NA cuando la mayoría de las reuniones presenciales estaban cerradas”, recuerda Sixto. Otro patrón que se ha incorporado en la metodología de NA es el de recomendar la asistencia a reuniones online a aquellas personas que contactan con la asociación esde lugares donde no hay reuniones presenciales: “Se les anima a que acudan a reuniones virtuales”, concluye Sixto.
Integrar lo virtual a la recuperación
Con el levantamiento progresivo de las medidas sanitarias impuestas para controlar la pandemia, y la consecuente reapertura de las reuniones presenciales, algunos miembros se plantean el papel que van a jugar las reuniones virtuales a partir de ahora: “Para mi no es mejor lo virtual que lo presencial, sino que las reuniones online son una herramienta que nos ha quitado las excusas para no acercarnos a la recuperación", manifiesta Pedro, convencido de que las reuniones online suponen un beneficio claro: “Creo que todo ha venido a sumar y que todo son recursos y herramientas que yo tengo para seguir recuperándome”. La conexión establecida entre las personas en recuperación por medio de las reuniones en línea parece mucho más fuerte de lo que en un principio pudiese parecer: "Es impresionante la cercanía que he llegado a sentir detrás de una pantalla", continúa Pedro, que expone cómo el recurso estaba al alcance de las personas y estas han sabido sacarle provecho: “Para mí lo virtual es algo que se ha incorporado de manera natural”.
Pero no todos los compañeros manifiestan el mismo entusiasmo: “He de confesar que no soy un entusiasta de las reuniones virtuales, si tengo la posibilidad prefiero asistir presencialmente a un grupo”, explica Israel, que se queja de que el nivel de atención en este tipo de reuniones es menor que el que se tiene en los encuentros presenciales: “He tenido la sensación de estar poniendo mi atención en otros centros de interés que no eran propiamente los testimonios de los compañeros. He hecho reuniones virtuales mientras teletrabajaba o miraba cualquier cosa en internet”. En esta línea argumenta Sixto: “La presencialidad es fundamental, también para una persona que recién llega; quedar con gente para tomarte un cafelito antes del grupo o ir con los compañeros a cenar después de una reunión. Eso nos da vida”. Lo que parece claro es que las reuniones en línea se presentan como un complemento que salva la vida de muchas personas. “Yo sigo pensando que la presencialidad, el abrazo, el contacto, el vernos y el sentirnos; eso no tiene precio, pero no desmerezco para nada las reuniones virtuales”, remata Sixto.
Llegar para quedarse
El salto cuantitativo de las reuniones de NA permite objetivos que antes parecían impensables: “Ahora hay reuniones todos los días y en todos los horarios desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche”, explica Sixto. Y los compañeros manifiestan con satisfacción el carácter global de los encuentros: "He tenido la suerte de poder contar mi historia en reuniones por toda España, en Rusia, en Estados Unidos o en Costa Rica”, señala Pedro, y en los mismos términos se expresa Israel: “He asistido a reuniones de habla hispana en grupos de Latinoamérica y Estados Unidos”.
La evidencia parece dejar claro que las reuniones en línea van a pasar a formar parte de las herramientas comunes de la recuperación dentro de NA: “Han llegado como un tsunami y han llegado para quedarse”, manifiesta Pedro, que recuerda que lo importante es experimentar el afecto y la confianza hacia las personas que también están trabajando para dejar las drogas: "Hoy tengo amigos en todo el planeta con los que he llorado y compartido".