El 27 de abril se presentó en Lorca una iniciativa que ha suscitado una gran atención en el panorama cultural y social lorquino, estamos hablando de «Lorca Piensa». Dicho proyecto se ha ido elaborando y adquiriendo forma a raíz de ir contrastando otras iniciativas que han ido surgiendo en otros lugares para llevar el pensamiento a la calle y hacerlo participativo entre la ciudadanía. Aunque el marco referencial que ha iniciado esta interesante propuesta se encuentra en el famoso programa público de pensamiento que colabora con la Concejalía de Cultura de Cartagena, estamos hablando de «Cartagena Piensa», no podemos obviar que existen otros movimientos de igual índole, como el organizado en Almería por la asociación Filosofía en la calle junto a la UNED, el también conocido como el Festival de Andalucía Piensa. En fin, cada vez se está tomando más conciencia sobre la necesidad de impulsar el pensamiento hacia una posición de mayor calado democrático y, por esto mismo, vincular este a una amplia participación ciudadana. De aquí, que hoy contemos con Juan Carlos Ferra Miñarro, psicólogo clínico y uno de los impulsores de «Lorca Piensa», para ilustrarnos sobre qué consiste esta interesante idea.
Francisco: Antes de nada, ¿cómo se les ocurrió la idea de organizar este evento?
J.C.F.: Primero, aclarar que en la filosofía del «Lorca Piensa» de la jornada del pasado 27 no es propiamente un evento, en el sentido de un hecho más o menos aislado, sino que es más el punto de partida para poner en común los objetivos y medios que se irán ofreciendo a los lorquinos para satisfacer el objetivo social de facilitar el pensamiento crítico en nuestra sociedad. Es decir, no consideramos la jornada del 27 más que como punto de partida de una institución democrática, cuyos únicos límites establecidos serán colocados por los conocimientos científico, tecnológico y filosófico.
¿Cómo se nos ocurrió? Pues eso ha sido algo curioso; creo que se nos ocurrió un poco a todos, en una especie de carambola ampliada a la mayoría de quienes acabamos formando parte del “grupo promotor”, en el que todos conocíamos los excelentes trabajos de Cartagena Piensa; quizás ese fue el primer factor que facilita la emergencia de esa idea. Por otro lado, muchos ya nos conocíamos de por otros ámbitos sociales, de manera que cuando a alguien se le ocurrió verbalizar “¿es que no se podría hacer aquí un «Lorca Piensa»?”, pues esa pregunta cayó en campo abonado, conectó con algo que, al parecer, ya pululaba por la mente de muchos de los que cavamos formando parte del grupo promotor. Es decir, la idea fue más producto de una serendipia expandida, que de una idea particular.
Francisco: ¿«Lorca Piensa» va dirigida a un público en particular o, por el contrario, todo el mundo puede participar?
J.C.F.: Como hemos podido ver en la jornada del 27 de abril, el «Lorca Piensa» es, necesariamente, transversal desde todas las perspectivas. Transversal respecto a la etnia, respecto a la edad, al sexo o respecto de cualquier otra variable sociológica que podamos contemplar. No hay limitaciones, ni las habrá, a la participación sea cuales sean los grupos de referencia de la persona que se acerque; ya lo he dicho, solo habrá aquellas que venga impuestas por cuestiones de índole científica, desde la tecnología o la filosofía.
Si queremos facilitar el pensamiento crítico, si queremos facilitar que las personas construyan sus propias visiones del complicado mundo que la humanidad hemos acabado construyendo, no se puede obviar a ningún grupo caracterizado algunas características, sean cuales fueran, sin obviar, claro, las limitaciones referidas antes. Por poner un ejemplo, será difícil que el terraplanismo acabe teniendo cabida en el «Lorca Piensa».
Por ejemplo, está empezando a aflorar el debate acerca de reconocer el derecho al voto para las personas a partir de los 16 años. Es probable que «Lorca Piensa» no exprese una opinión de grupo respecto de esa cuestión, pero sería poco coherente, desde el pensamiento crítico, que en ese proceso deliberativo no participaran personas de todos los rangos de edad, incluidos, obviamente, los que tienen 15 o 16 años; tan absurdo como excluir de esa conversación a los que ya tenemos más de 65 años que, como ciudadanos, no por otras atribuciones espurias, nos veamos concernidos a participar de esa deliberación. Ejemplos similares podrían darse de otras cuestiones: la formación de una opinión respecto a cuestiones éticas relacionadas con el principio o final de la vida; con la inteligencia artificial o con los desarrollos tecnológicos aplicados a tratamientos o mejoras del ser humano. Hoy ya existe oficialmente una persona oficialmente catalogada como Ciborg, algo tendremos que saber para poder tener opiniones formadas sobre esas cuestiones.
Francisco: ¿Por qué es tan importante fomentar el pensamiento crítico?
J.C.F.:Con ocasión de los sucesos políticos con los que se nos ha rociado en estos días recientes, he estado viendo y leyendo algunas cosas que quizás sean pertinentes y clarifican la relevancia del pensamiento crítico.
Nos decía Umberto Eco que «ha habido una terrible caída moral en el campo de la información política /…/ (pero) parece que eso a la gente le da igual. El auténtico fango es la pasividad de los consumidores de noticias» (entrevista a Umberto Eco en 2015, poco antes de su muerte y con ocasión de la publicación de su última novela (Número Cero) que sigue disponible en youtube).
En Contexto se ha leído acerca de la existencia de «… una serie de corruptos que fabrican y publican informaciones falsas /…/ que otros sicarios se encargarán de llevar al debate público, a las tertulias e incluso al Parlamento». Para acabar, también se ha podido leer en otro artículo que «sería bueno que los ciudadanos supiéramos reconocer qué es un bulo y qué no lo es /…/ qué es una noticia basada en fuentes fiables o es un invento /…/ qué es un titular engañoso que ha sido hecho para cabrearnos y actuar con las tripas…»
Me preguntas si es importante fomentar el pensamiento crítico. Sí, obviamente lo es. El pensamiento crítico nos permite desarrollar, desde la formación e información científica, una opinión propia, autónoma, que nos hace menos vulnerables a las mentiras y los bulos, que ahora nos hemos empeñado en llamar fake news, nos ayuda a discernir y poner el foco sobre los argumentos, sobre la información de valor, de utilidad para el ciudadano. Por tanto sí, el facilitar el pensamiento crítico es algo necesario, en el sentido de que es indispensable para crear opiniones válidas (que no necesariamente iguales) por fundamentados.
Francisco: ¿Cree que las instituciones públicas, sobre todo las académicas, se han encerrado demasiado en sí mismas y han perdido el contacto con la calle?
Lo cierto es que no dispongo de datos que me lleven a afirmar esa opinión, aunque mi sospecha es que sí que hay una muy escasa participación de las instituciones públicas en la vida social de la ciudadanía, pero esa opinión quizás sea sólo un prejuicio más basado en un sentimiento de insatisfacción que una opinión basada en información obtenida de fuentes fiables.
Por otro lado, creo que algunas instituciones y fundaciones, públicas, privadas y mixtas, ubicadas en Lorca sí que parecen estar teniendo algunas actitudes comprometidas con la transmisión de una visión crítica de la ciencia, de la tecnología o del humanismo, valores que debieran ser intrínsecos a esas instituciones, mucho más si están relacionadas con la educación y formación ciudadana y en ciudadanía. De hecho, desde el «Lorca Piensa» reclamaremos de las instituciones públicas, también lo solicitaremos a las privadas, el que adopten decisiones que ayuden a fomentar el pensamiento crítico del que hablamos, y con el que esperamos que ellas también apoyen. Por mera cortesía, no quiero, en este momento, citar a ninguna específica, pero seguro que en la mente de muchos de los lectores están todas ellas.
Francisco: Aparte de esta iniciativa que han tomado ustedes, ¿cómo se podría conseguir que esas mismas instituciones académicas volvieran a ocupar, de nuevo, los espacios públicos?
J.C.F.:Creo que en buena medida, esto está contestado en la pregunta previa. En cualquier caso, y en lo que a nosotros respecta, lo que esperamos es que esas instituciones, públicas y privadas o esas fundaciones que existen por Lorca y su ámbito de influencia, colaboren con «Lorca Piensa» en la promoción y el desarrollo de las actividades les serán planteadas en forma de talleres, conferencias y otras actividades que serán necesarias y que se programarán, tanto en el ámbito de la ciudad como de los barrios y pedanías.
Francisco: ¿Se da un interés real para que esto ocurra?
J.C.F.:Siento responde otra vez que a esto no puedo responder mi conocimiento, aunque sí puedo afirmar que, hasta ahora, sí han colaborado con nosotros dos instituciones relevantes. Una es “Cazalla Intercultural”, de la que hemos recibido apoyo efectivo, y compromiso futuro, tanto en personal, en materiales y con el amplio conocimiento del que disponen. También nos ha ayudado el “Observatorio Internacional para la Defensa de los Derechos Humanos”, cuyo objeto es nuclear a nuestro propósito, y con el que esperamos estrechar aún más nuestra colaboración en el futuro. Por otro lado, si la referencia al interés el que habla la pregunta, se refiere también a la ciudadanía, creo que la afluencia a la reciente jornada del 27 del mes pasado denota que sí que existe un relevante interés por parte de la ciudadanía, algo que se demostró no solo en la cantidad de ciudadanos que acudieron, sino también el alto nivel de participación que se dio. Sería deseable una mayor participación de alguno grupo de población, que posible serán objeto de reflexiones y decisiones posteriores en el seno del «Lorca Piensa».
Francisco: Ya por último, ¿tienen pensado organizar más actividades, y de qué manera?
J.C.F.: La jornada del 27 de abril no era más que una presentación del «Lorca Piensa» y una toma de contacto para conocer las motivaciones e intereses de los ciudadanos para pensar en grupo acerca de las futuras actividades y objetivos del “Lorca Piensa» desde la perspectiva, ya muy citada, de lo científico, lo tecnológico y lo humanista que, aunque aún no está completado el estudio sobre las aportaciones realizadas, si podemos vislumbrar que se orientaron hacia la idea de que los ciudadanos necesitamos saber más acerca del pensamiento ecológico; sobre los desarrollos actuales en el área de la inteligencia artificial, sobre cómo nos afectan y afectarán a la ciudadanía, sobre los aspectos éticos que esos desarrollos implican; sobre el desarrollo de las redes sociales y las consecuencias que su desarrollo están teniendo a nivel económico, social, político y también a nivel psicológico y emocional; la ciudadanía también parece percibir que necesita formación e información acerca del propio concepto y uso de los procesos de pensamiento crítico. En cualquier caso, cuando completemos el análisis de los aportes realizados, estos serán hechos públicos y todos podremos saber cuáles serán las próximas dianas del «Lorca Piensa» y, poco después, en qué actividades se traducirán.