Entrevista a la escritora ecuatoriana Elsy Santillán Flor

06 de Agosto de 2022
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Elsy Santillán 4

El primer encuentro con la literatura indudablemente es extraño y singular. Los primeros pasajes leídos parecieran un tatuaje en la memoria que nos reconstruye conforme pasa el tiempo. ¿Qué es lo que nos permite seguir ese trazo de autoconocimiento y reflexión? Es la pasión la que afianza el ancla hasta lo más profundo del horizonte creacional. El día de hoy les comparto una entrevista a la abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana Elsy Santillán Flor (Quito, 1957). Ella es autora de 20 obras, de las cuales podemos mencionar: De espantos y minucias (1992),  Furtivas vibraciones olvidadas (1993) y Gotas de cera en la ceniza (1999). Ha escrito cuento, poesía, teatro, novela juvenil e infantil.

En 1987 Elsy comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009). Es autora de los libros de poesía En las cuevas ajenas de la nocheAristas en el tiempo nuevo, Proscritas nimiedades y Canción de lo injusto. Dos de sus libros de literatura infantil se pueden encontrar en Amazon: la novela corta Las doce habitaciones de la magiayMaravilloso Agustín, un libro para lectores iniciales.

La escritora Elsy ha obtenido el Primer Premio “Jorge Luis Borges” (Club Femenino de Cultura y Embajada Argentina, 1995), el Primer Premio de la IV Bienal del Cuento Ecuatoriano “Pablo Palacio” (Centro de Difusión Cultural Cedic/Consejo Nacional de Cultura, 1997), la mención de honor del Premio "Joaquín Gallegos Lara" en Teatro (Consejo Metropolitano de Quito, 2011) y el Premio en colectivo Casa de Escritores y Poetas de Bretaña (París, 2012 – 2013). Fue secretaria de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores, sede (1999-2002) y pertenece a varias entidades y organizaciones culturales. Parte de su obra ha sido incluida en antologías nacionales e internaciones, entre ellas, Narradoras ecuatorianas de hoy, una antología crítica (Universidad de Puerto Rico, 2000) y Cuentan las mujeres (Seix Barral-Planeta, 2001). Algunos de sus textos han sido traducidos al húngaro, francés y yugoslavo.

En esta entrevista platicamos con Elsy acerca de su trayectoria artística, inspiraciones e influencias. Espero que esta charla sea del agrado de los apreciables lectores.

Entrevista:

Melissa Nungaray: A los 14 años comenzó a escribir poesía y narrativa, ¿cómo fue ese encuentro con la escritura y qué suceso lo provocó?

Elsy Santillán Flor:Pienso que hubo dos circunstancias. La primera fue que nací en una casa enclavada en el centro histórico de Quito, que poseía una biblioteca enorme, herencia de mi abuelo materno. Desde que tengo uso de razón vi a mi madre leer muchos libros en especial novelas, libros de historia y muchísima poesía. Cuando tenía siete años empecé a leer libros para mi edad y me encantó. Jamás escuché a nadie decir que la lectura era aburrida, por el contrario mamá fomentó en mí el amor por los libros y las lecturas. La segunda circunstancia fue que cuando tenía catorce años, descubrí que me gustaba mucho mi profesor de matemáticas, pero él ni se enteraba, mientras yo pensaba que estaba enamorada. Un cierto día empecé a escribir lo que pensé podría ser unas memorias sobre un imposible amor. El resultado fue un soneto. Así empezó todo.

¿Cómo influyó en su proceso creacional la lectura a temprana edad de la generación decapitada ecuatoriana?

Para mí la lectura fue algo muy natural, muy normal. A los doce años había agotado los libros de Agatha Christie y empezaba a leer la obra de Arthur Conan Doyle. A los quince años descubrí a la generación decapitada ecuatoriana, o generación modernista como también se los nombra. La lectura de sus poemas marcó mi vida y empecé a escribir más y más poemas, por lo menos unos doscientos, con una marcada influencia de ellos. Algunos de estos poemas se publicaron en los diarios de Quito, El Comercio y El Tiempo, éste último tuvo pocos años de vida, luego desapareció.

Todos estos poemas mi madre los recopiló y los mandó a encuadernar, salieron cuatro libros que están extraviados en la biblioteca familiar. A mis diecisiete años escribí una novela de amor, también está extraviada. No hice jamás un esfuerzo por encontrarlos, tengo la idea de donde podrían estar, pero la verdad, prefiero que se queden ahí. Forman parte de una época romántica e imprecisa en mi vida. 

Nos podría platicar sobre su historia familiar, ¿en qué momento nació su pasión por la literatura?

Creo que mi pasión por los libros la tuve siempre. Hasta ahora conservo mis libros infantiles que venían en ediciones hermosísimas y estaban ilustradas bellamente. Para mí un libro era como una joya finísima, recuerdo que me lavaba las manos antes de leerlos, porque no quería ensuciarlos. En la década de los años 80 ingresé a un taller de literatura, y ahí definí mi vocación por completo. En 1987 salió mi primer libro de relatos llamado De mariposas, espejos y sueños y hasta hoy he publicado veinte libros. Tengo 9 obras inéditas que se reparten entre poesía, narrativa adulta, narrativa infantil y novela. En los años venideros aspiro a que dejen la calidad de inéditos. 

¿Su madre la inspiró a crear poesía?  

Definitivamente sí. Mi madre era poeta, pero sólo para ella. No le gustaba publicar nada, pero leía sus poemas y los de otros autores frente a su grupo de amigas. Tenía una gran dicción por lo que la poesía se escuchaba grandiosa.  Recuerdo a mi madre en el patio de nuestra casa antigua, cerca de una pileta de agua y bajo una enorme buganvilla fucsia, donde había una mesa y dos sillas de hierro forjado; ahí soñaba, escribía, fumaba un cigarrillo y vigilaba mis pasos. Cerca de ella yo hacía rompecabezas, o construía casas con los legos, o simplemente llevaba muñecas para peinarlas y cambiarles de vestido. Arriba el cielo estaba muy azul y uno que otro gorrión se posaba en las cornisas.

¿Qué género prefiere escribir? ¿Cuál le ha dado mayor satisfacción?

Me gustan todos, me siento muy cómoda con cualquiera de ellos, pero mi preferido es el cuento para adultos, aunque mi mayor satisfacción me ha dado la narrativa infantil. 

¿Cree que la literatura pueda cambiar el mundo?

Creo quela literatura puede cambiarnos como personas en nuestro interno, en nuestro yo, en nuestra subjetividad por medio de la reflexión. La lectura de un buen libro nos hace pensar, nos puede advertir y a veces nos da un consejo que jamás pedimos. Con una buena literatura podemos mejorar como seres humanos, eso es indiscutible. 

¿Qué recomendaciones les daría a los padres para que infundan el amor por la lectura a sus hijos?

Cuando he tenido la oportunidad de hablar con ellos, en especial padres jóvenes, siempre les digo que lleven a sus hijos a una librería y les enseñen los cuentos infantiles que allí hay, que les hagan una pequeña lectura y compren algunos. Ya en casa que sigan fomentando su lectura si los niños ya saben leer, caso contrario que les lean un cuento antes de dormir.  Lamentablemente la lectura de libros debe competir con muchos rivales: televisión, iPad, teléfonos móviles, ordenadores, juegos en línea, en fin, con todo lo que es tecnología. 

¿Qué representa para usted la escritura?

El escribir ocupa gran parte de mi vida, por lo tanto es casi todo mi mundo; es mi vicio, mi pasión, mi religión. Es respirar, amar y odiar, es mi lugar secreto, mi habitación iluminada, mi sótano oscuro. Es mi existencia entera. Me encanta escribir porque creo los mundos, los escenarios narrativos, los personajes que deseo. Ahí está la fuerza de la escritura que nos hace crear sucesos imposibles, pero que se vuelven posibles gracias a su magia.

En su poesía hay un diálogo constante con el paso del tiempo, donde la memoria, la nostalgia y el olvido intervienen temáticamente, ¿por qué?

Pienso que las memorias de lo que fuimos permanecen indelebles en nuestro interno, así como se mantienen sucesos acontecidos a lo largo de nuestra vida, sean buenos o malos, alegres o tristes, complejos, traumas, etc. No podemos escapar de lo que fuimos para llegar a ser lo que somos, en especial si ya pasamos de cierta edad. Memoria, nostalgia y olvido todos tenemos sin excepción; recrearlos en un libro no está mal, si se lo hace con una visión serena, madura, inteligente y no depresiva.

¿Qué aprendizaje le ha dejado escribir poesía a diferencia del proceso creacional de la narrativa?

Para mí la poesía es rápida, es sintética, es demasiado subjetiva, se mueve veloz y no da lugar a la creación de espacios para esconder nada. La poesía es verdad, es autenticidad, no da cabida a la falsedad ni a la mentira. 

La narrativa es mucho más amplia, más lenta, puede ser subjetiva pero se la matiza con objetividad. En la narrativa el autor puede enredar al lector, puede hacerle creer algunos sucesos que después aparecen como una falsedad. En la narrativa hay un juego de sorpresas, hay momentos en que se manipulan circunstancias, escenarios y personajes.

¿Qué la impulsa a escribir?

Escribo por vicio, por placer, por felicidad, por dolor, por denunciar algo que no está bien y que a mí me parece que se podría cambiar. Cuando escribo cuentos fantásticos o de miedo, siento que puedo crear mundos irreales, repletos de circunstancias imposibles, insospechadas, pero que pueden entretener a los lectores y así mismo hacerlos padecer, asustar y hasta reflexionar. Mi propio miedo es excelente, porque siento lo que el lector va a sentir. Adoro la noche, lo oscuro, el extrañamiento que provocan los sucesos que se narran.

Cuando escribo cuentos infantiles, gozo ante lo que escribo, a veces no lo pienso y sólo escribo. Me gusta contarme el cuento, dejo que el inconsciente vague.

A veces la escritura me hace reír o me hace llorar. Son incontables las veces que lloro a mares, o río a carcajadas frente al ordenador. Cualquier resultado lo disfruto.

¿Cómo ha sido su experiencia con la literatura infantil y juvenil?

Ha sido muy buena porque deja fluir al niño interior que todos tenemos.  Disfruto con las historias que van saliendo porque las veo distintas a los tradicionales cuentos para niños. Muchas narraciones se basan en mi propia infancia y escribirlas, sazonándolas con dosis de mi propia experiencia, no tiene precio. 

Háblenos un poco de las obras de teatro que ha escrito como Danza imperfecta y Cena para estúpidos, ¿qué intenta transmitir con estas creaciones?

Fue como un experimento que realicé. Por aquellos años Ecuador vivía una incertidumbre económica, y el presidente de turno decidió reducir el tamaño del estado.  Miles de burócratas vendieron sus renuncias y con el dinero que recibían, formaban sus propios negocios que fracasaron tiempo después, porque los ex burócratas no tenían idea de cómo hacer florecer sus negocios, ya que siempre estuvieron en sus escritorios. En ese marco se me ocurrió escribir Danza imperfecta, que no es más que el fracaso de un hombre, en su negocio, en su persona y que así vivirá hasta su día final. Es un estancamiento del ser humano frente a la adversidad.

Cena para estúpidos, fue anterior y la escribí como una denuncia al sistema machista ecuatoriano, a lo largo de una cena. Son los invitados y las circunstancias que los rodean, los que van quitando los velos que atormentan a todos aquellos que están sobrecargados de prejuicios, religión, ideas caducas.  Fue una forma de gritar ¡BASTA! a una parte de la sociedad, fue como pedir que despierte y entienda que el mundo cambia y que hay que aceptar los cambios. Pese a que ambas obras tienen un año y medio de diferencia, las junté en un solo libro que lleva dos portadas.    

De los libros que ha publicado, ¿cuál de ellos ha tenido un mayor recibimiento por parte del público lector?

Los poemarios En las cuevas ajenas de la noche y Canción de lo injusto. El primero porque aborda poesía fantástica, el segundo porque habla sobre la maldad de un sistema judicial corrupto. Los libros de narrativa infantil Las doce habitaciones de la magia y Maravilloso Agustín que fueron considerados para Plan lector del Ministerio de Educación del Ecuador, conjuntamente con otros libros de otros autores ecuatorianos. El libro de narrativa Los miedos juntos, porque abarca seis libros ya publicados de narrativa, en años anteriores.

Todos estos libros fueron realizados en la prestigiosa editorial El Ángel editor de la ciudad de Quito, a excepción de los libros de literatura infantil, los mismos que fueron realizados por Farolero ediciones y el Ángel editor, en fusión editorial. Finalmente la novela Fantasmagórica aventura del “Grupo 21” que fue publicada por la editorial De la Cuesta editores, asumiendo ellos toda la edición.

¿Cuáles son sus escritores de cabecera?

Edgar Alan Poe, Stephen King, Noel Clarasó, Wenceslao Fernández Flores, Lovecraft, Margaret Oliphant, Agatha Christie, Mary Shelley, Bram Stoker, Horacio Quiroga, Arthur Machen, Pablo Palacio… La lista es variada. 

¿Qué poetas contemporáneos de Ecuador recomienda leer?

Autores que alimentaron mi juventud y que ya murieron fueron: 

En poesía Gonzalo Escudero, Remigio Crespo Toral, la generación decapitada ecuatoriana conformada por: Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva. En cuento, a Pablo Palacio. 

Yo recomiendo leer a muchos que actualmente están vivos y son demasiado interesantes e inteligentes. La verdad que no me atrevo a dar nombres para no herir a nadie, pero puedo afirmar que Ecuador es un destino literario increíble en la actualidad. Solo es cuestión de buscarlos, encontrarlos y leerlos.

Gracias, estimada Elsy Santillán Flor, por la entrevista. Comparto la lectura de un poema que la poeta grabó para este distinguido medio.

El primer encuentro con la literatura indudablemente es extraño y singular. Los primeros pasajes leídos parecieran un tatuaje en la memoria que nos reconstruye conforme pasa el tiempo. ¿Qué es lo que nos permite seguir ese trazo de autoconocimiento y reflexión? Es la pasión la que afianza el ancla hasta lo más profundo del horizonte creacional. El día de hoy les comparto una entrevista a la abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana Elsy Santillán Flor (Quito, 1957). Ella es autora de 20 obras, de las cuales podemos mencionar: De espantos y minucias (1992),  Furtivas vibraciones olvidadas (1993) y Gotas de cera en la ceniza (1999). Ha escrito cuento, poesía, teatro, novela juvenil e infantil.

En 1987 Elsy comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009). Es autora de los libros de poesía En las cuevas ajenas de la nocheAristas en el tiempo nuevo, Proscritas nimiedades y Canción de lo injusto. Dos de sus libros de literatura infantil se pueden encontrar en Amazon: la novela corta Las doce habitaciones de la magiayMaravilloso Agustín, un libro para lectores iniciales.

La escritora Elsy ha obtenido el Primer Premio “Jorge Luis Borges” (Club Femenino de Cultura y Embajada Argentina, 1995), el Primer Premio de la IV Bienal del Cuento Ecuatoriano “Pablo Palacio” (Centro de Difusión Cultural Cedic/Consejo Nacional de Cultura, 1997), la mención de honor del Premio "Joaquín Gallegos Lara" en Teatro (Consejo Metropolitano de Quito, 2011) y el Premio en colectivo Casa de Escritores y Poetas de Bretaña (París, 2012 – 2013). Fue secretaria de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores, sede (1999-2002) y pertenece a varias entidades y organizaciones culturales. Parte de su obra ha sido incluida en antologías nacionales e internaciones, entre ellas, Narradoras ecuatorianas de hoy, una antología crítica (Universidad de Puerto Rico, 2000) y Cuentan las mujeres (Seix Barral-Planeta, 2001). Algunos de sus textos han sido traducidos al húngaro, francés y yugoslavo.

En esta entrevista platicamos con Elsy acerca de su trayectoria artística, inspiraciones e influencias. Espero que esta charla sea del agrado de los apreciables lectores.

Entrevista:

Melissa Nungaray: A los 14 años comenzó a escribir poesía y narrativa, ¿cómo fue ese encuentro con la escritura y qué suceso lo provocó?

Elsy Santillán Flor:Pienso que hubo dos circunstancias. La primera fue que nací en una casa enclavada en el centro histórico de Quito, que poseía una biblioteca enorme, herencia de mi abuelo materno. Desde que tengo uso de razón vi a mi madre leer muchos libros en especial novelas, libros de historia y muchísima poesía. Cuando tenía siete años empecé a leer libros para mi edad y me encantó. Jamás escuché a nadie decir que la lectura era aburrida, por el contrario mamá fomentó en mí el amor por los libros y las lecturas. La segunda circunstancia fue que cuando tenía catorce años, descubrí que me gustaba mucho mi profesor de matemáticas, pero él ni se enteraba, mientras yo pensaba que estaba enamorada. Un cierto día empecé a escribir lo que pensé podría ser unas memorias sobre un imposible amor. El resultado fue un soneto. Así empezó todo.

¿Cómo influyó en su proceso creacional la lectura a temprana edad de la generación decapitada ecuatoriana?

Para mí la lectura fue algo muy natural, muy normal. A los doce años había agotado los libros de Agatha Christie y empezaba a leer la obra de Arthur Conan Doyle. A los quince años descubrí a la generación decapitada ecuatoriana, o generación modernista como también se los nombra. La lectura de sus poemas marcó mi vida y empecé a escribir más y más poemas, por lo menos unos doscientos, con una marcada influencia de ellos. Algunos de estos poemas se publicaron en los diarios de Quito, El Comercio y El Tiempo, éste último tuvo pocos años de vida, luego desapareció.

Todos estos poemas mi madre los recopiló y los mandó a encuadernar, salieron cuatro libros que están extraviados en la biblioteca familiar. A mis diecisiete años escribí una novela de amor, también está extraviada. No hice jamás un esfuerzo por encontrarlos, tengo la idea de donde podrían estar, pero la verdad, prefiero que se queden ahí. Forman parte de una época romántica e imprecisa en mi vida. 

Nos podría platicar sobre su historia familiar, ¿en qué momento nació su pasión por la literatura?

Creo que mi pasión por los libros la tuve siempre. Hasta ahora conservo mis libros infantiles que venían en ediciones hermosísimas y estaban ilustradas bellamente. Para mí un libro era como una joya finísima, recuerdo que me lavaba las manos antes de leerlos, porque no quería ensuciarlos. En la década de los años 80 ingresé a un taller de literatura, y ahí definí mi vocación por completo. En 1987 salió mi primer libro de relatos llamado De mariposas, espejos y sueños y hasta hoy he publicado veinte libros. Tengo 9 obras inéditas que se reparten entre poesía, narrativa adulta, narrativa infantil y novela. En los años venideros aspiro a que dejen la calidad de inéditos. 

¿Su madre la inspiró a crear poesía?  

Definitivamente sí. Mi madre era poeta, pero sólo para ella. No le gustaba publicar nada, pero leía sus poemas y los de otros autores frente a su grupo de amigas. Tenía una gran dicción por lo que la poesía se escuchaba grandiosa.  Recuerdo a mi madre en el patio de nuestra casa antigua, cerca de una pileta de agua y bajo una enorme buganvilla fucsia, donde había una mesa y dos sillas de hierro forjado; ahí soñaba, escribía, fumaba un cigarrillo y vigilaba mis pasos. Cerca de ella yo hacía rompecabezas, o construía casas con los legos, o simplemente llevaba muñecas para peinarlas y cambiarles de vestido. Arriba el cielo estaba muy azul y uno que otro gorrión se posaba en las cornisas.

¿Qué género prefiere escribir? ¿Cuál le ha dado mayor satisfacción?

Me gustan todos, me siento muy cómoda con cualquiera de ellos, pero mi preferido es el cuento para adultos, aunque mi mayor satisfacción me ha dado la narrativa infantil. 

¿Cree que la literatura pueda cambiar el mundo?

Creo quela literatura puede cambiarnos como personas en nuestro interno, en nuestro yo, en nuestra subjetividad por medio de la reflexión. La lectura de un buen libro nos hace pensar, nos puede advertir y a veces nos da un consejo que jamás pedimos. Con una buena literatura podemos mejorar como seres humanos, eso es indiscutible. 

¿Qué recomendaciones les daría a los padres para que infundan el amor por la lectura a sus hijos?

Cuando he tenido la oportunidad de hablar con ellos, en especial padres jóvenes, siempre les digo que lleven a sus hijos a una librería y les enseñen los cuentos infantiles que allí hay, que les hagan una pequeña lectura y compren algunos. Ya en casa que sigan fomentando su lectura si los niños ya saben leer, caso contrario que les lean un cuento antes de dormir.  Lamentablemente la lectura de libros debe competir con muchos rivales: televisión, iPad, teléfonos móviles, ordenadores, juegos en línea, en fin, con todo lo que es tecnología. 

¿Qué representa para usted la escritura?

El escribir ocupa gran parte de mi vida, por lo tanto es casi todo mi mundo; es mi vicio, mi pasión, mi religión. Es respirar, amar y odiar, es mi lugar secreto, mi habitación iluminada, mi sótano oscuro. Es mi existencia entera. Me encanta escribir porque creo los mundos, los escenarios narrativos, los personajes que deseo. Ahí está la fuerza de la escritura que nos hace crear sucesos imposibles, pero que se vuelven posibles gracias a su magia.

En su poesía hay un diálogo constante con el paso del tiempo, donde la memoria, la nostalgia y el olvido intervienen temáticamente, ¿por qué?

Pienso que las memorias de lo que fuimos permanecen indelebles en nuestro interno, así como se mantienen sucesos acontecidos a lo largo de nuestra vida, sean buenos o malos, alegres o tristes, complejos, traumas, etc. No podemos escapar de lo que fuimos para llegar a ser lo que somos, en especial si ya pasamos de cierta edad. Memoria, nostalgia y olvido todos tenemos sin excepción; recrearlos en un libro no está mal, si se lo hace con una visión serena, madura, inteligente y no depresiva.

¿Qué aprendizaje le ha dejado escribir poesía a diferencia del proceso creacional de la narrativa?

Para mí la poesía es rápida, es sintética, es demasiado subjetiva, se mueve veloz y no da lugar a la creación de espacios para esconder nada. La poesía es verdad, es autenticidad, no da cabida a la falsedad ni a la mentira. 

La narrativa es mucho más amplia, más lenta, puede ser subjetiva pero se la matiza con objetividad. En la narrativa el autor puede enredar al lector, puede hacerle creer algunos sucesos que después aparecen como una falsedad. En la narrativa hay un juego de sorpresas, hay momentos en que se manipulan circunstancias, escenarios y personajes.

¿Qué la impulsa a escribir?

Escribo por vicio, por placer, por felicidad, por dolor, por denunciar algo que no está bien y que a mí me parece que se podría cambiar. Cuando escribo cuentos fantásticos o de miedo, siento que puedo crear mundos irreales, repletos de circunstancias imposibles, insospechadas, pero que pueden entretener a los lectores y así mismo hacerlos padecer, asustar y hasta reflexionar. Mi propio miedo es excelente, porque siento lo que el lector va a sentir. Adoro la noche, lo oscuro, el extrañamiento que provocan los sucesos que se narran.

Cuando escribo cuentos infantiles, gozo ante lo que escribo, a veces no lo pienso y sólo escribo. Me gusta contarme el cuento, dejo que el inconsciente vague.

A veces la escritura me hace reír o me hace llorar. Son incontables las veces que lloro a mares, o río a carcajadas frente al ordenador. Cualquier resultado lo disfruto.

¿Cómo ha sido su experiencia con la literatura infantil y juvenil?

Ha sido muy buena porque deja fluir al niño interior que todos tenemos.  Disfruto con las historias que van saliendo porque las veo distintas a los tradicionales cuentos para niños. Muchas narraciones se basan en mi propia infancia y escribirlas, sazonándolas con dosis de mi propia experiencia, no tiene precio. 

Háblenos un poco de las obras de teatro que ha escrito como Danza imperfecta y Cena para estúpidos, ¿qué intenta transmitir con estas creaciones?

Fue como un experimento que realicé. Por aquellos años Ecuador vivía una incertidumbre económica, y el presidente de turno decidió reducir el tamaño del estado.  Miles de burócratas vendieron sus renuncias y con el dinero que recibían, formaban sus propios negocios que fracasaron tiempo después, porque los ex burócratas no tenían idea de cómo hacer florecer sus negocios, ya que siempre estuvieron en sus escritorios. En ese marco se me ocurrió escribir Danza imperfecta, que no es más que el fracaso de un hombre, en su negocio, en su persona y que así vivirá hasta su día final. Es un estancamiento del ser humano frente a la adversidad.

Cena para estúpidos, fue anterior y la escribí como una denuncia al sistema machista ecuatoriano, a lo largo de una cena. Son los invitados y las circunstancias que los rodean, los que van quitando los velos que atormentan a todos aquellos que están sobrecargados de prejuicios, religión, ideas caducas.  Fue una forma de gritar ¡BASTA! a una parte de la sociedad, fue como pedir que despierte y entienda que el mundo cambia y que hay que aceptar los cambios. Pese a que ambas obras tienen un año y medio de diferencia, las junté en un solo libro que lleva dos portadas.    

De los libros que ha publicado, ¿cuál de ellos ha tenido un mayor recibimiento por parte del público lector?

Los poemarios En las cuevas ajenas de la noche y Canción de lo injusto. El primero porque aborda poesía fantástica, el segundo porque habla sobre la maldad de un sistema judicial corrupto. Los libros de narrativa infantil Las doce habitaciones de la magia y Maravilloso Agustín que fueron considerados para Plan lector del Ministerio de Educación del Ecuador, conjuntamente con otros libros de otros autores ecuatorianos. El libro de narrativa Los miedos juntos, porque abarca seis libros ya publicados de narrativa, en años anteriores.

Todos estos libros fueron realizados en la prestigiosa editorial El Ángel editor de la ciudad de Quito, a excepción de los libros de literatura infantil, los mismos que fueron realizados por Farolero ediciones y el Ángel editor, en fusión editorial. Finalmente la novela Fantasmagórica aventura del “Grupo 21” que fue publicada por la editorial De la Cuesta editores, asumiendo ellos toda la edición.

¿Cuáles son sus escritores de cabecera?

Edgar Alan Poe, Stephen King, Noel Clarasó, Wenceslao Fernández Flores, Lovecraft, Margaret Oliphant, Agatha Christie, Mary Shelley, Bram Stoker, Horacio Quiroga, Arthur Machen, Pablo Palacio… La lista es variada. 

¿Qué poetas contemporáneos de Ecuador recomienda leer?

Autores que alimentaron mi juventud y que ya murieron fueron: 

En poesía Gonzalo Escudero, Remigio Crespo Toral, la generación decapitada ecuatoriana conformada por: Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva. En cuento, a Pablo Palacio. 

Yo recomiendo leer a muchos que actualmente están vivos y son demasiado interesantes e inteligentes. La verdad que no me atrevo a dar nombres para no herir a nadie, pero puedo afirmar que Ecuador es un destino literario increíble en la actualidad. Solo es cuestión de buscarlos, encontrarlos y leerlos.

Gracias, estimada Elsy Santillán Flor, por la entrevista. Comparto la lectura de un poema que la poeta grabó para este distinguido medio.

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