Hace ya casi dos décadas, José Carlos Rodrigo Breto (Madrid, 1967) abordó en un primer Kafkarama la trayectoria vital y literaria de una de las figuras más importantes de la literatura universal de todos los tiempos. Limitado por imperativos varios, aquella primera aproximación no sació ni mucho menos sus ansias por retratar al autor de La metamorfosis y otras obras maestras. Ahora, este Nuevo Kafkarama (Ediciones del Subsuelo) desborda originalidad, atrevimiento y un conocimiento excelso de Kafka en todos sus extremos.
¿Qué viene a aportar, a sumar, este Nuevo Kafkarama a su Kafkarama inicial? ¿Qué conexiones guardan ambos libros?
Kafkarama es una novela de 2008 y en su momento no pude escribirla ni pude llevarla a cabo como yo quería por imposiciones de la editorial, que buscaron una forma, una estructura narrativa y una estructura literaria mucho más conservadora. Nuevo Kafkarama está escrito sin puntos ni comas, que es la primera innovación, pero además entre aquel Kafkarama de 2008 y el de ahora he escrito otras novelas como Ficción Gramatical. En Ficción Gramatical aparecen unos personajes, cuatro en concreto, que están todos a la vez en Praga, y los he utilizado como observadores de ese Kafkarama que se instala en Praga y que aparece en esta novela. Así que he añadido unos personajes que observan las imágenes que no estaban en la novela original y además he incidido en explicar y aclarar mejor el funcionamiento del esquema del libro, de la estructura del libro, de que hay personas mirando unas fotos que son en tres dimensiones; algo que tampoco estaba en el original, porque no me dejaron abundar en la idea de que se estaban viendo unas imágenes y de que cada capítulo era una fotografía. Por lo tanto, todo aquello que había quedado desvirtualizado o desnaturalizado ha recuperado todas sus fuerzas en esta versión del Nuevo Kafkarama de 2024 y además he incluido nuevos personajes que no aparecieron en el anterior. Pero fundamentalmente, aparte de aportar esto, lo que más viene a sumar el libro es que el libro de 2008 es inencontrable y está descatalogado y Nuevo Kafkarama está en todas las librerías, lo cual no es poca novedad. Así que: nueva estructura, nueva forma de escribir, la que pertenecía, la que pedía y la que merece la historia y la estructura. Una nueva reestructuración, aparición de nuevos personajes, incidencia en la idea de que todo son fotografías y, además, la posibilidad de poder encontrar el libro en librerías.
Kakfa es un personaje en la historia de la literatura universal tan demoledor que cualquier iniciativa que se propone abordar su inconmensurable sombra hasta nuestros días parece una idea descabellada. ¿Qué punto de osadía hay en Nuevo Kafkarama?
A mí no me parece una idea descabellada. Hay osadía, una osadía evidentemente en el asunto sobre todo de escribirlo sin puntos ni comas, pero es que Kafka no merece menos que ser tratado de una forma literaria porque todo él es un ser hecho de literatura; por lo tanto, no es descabellado abordar o crear una iniciativa porque lo que yo abordo son los tiempos, la época de Kafka, la situación, la sociedad del momento. Y luego mucho más allá también cuando él no está, que está prohibido y luego cómo se va abriendo camino la idea de Kafka hasta nuestros días, y cómo, sobre todo, se convierte Praga en un gran parque temático de Kafka.
“Abordar la historia de Kafka humana no es más que hacerlo de la historia de algo tan común como es el fracaso”
Yo creo que no hay ninguna idea descabellada a la hora de abordar ningún tema en literatura, siempre y cuando uno tenga claro con qué traje va a vestir el abordaje. Y yo creo que esto era importante hablar de Kafka de una manera diferente a cómo se ha venido hablando, para no escribir una biografía sino escribir una novela en la cual hay chispas de ficción que no hacen que sea algo descabellado, sino simplemente ahondan y abordan algunos asuntos que se han tratado biográficamente desde una perspectiva meramente literaria. La monumentalidad de Kafka es producto sobre todo de su amigo Max Brod y de luego lo que ha llevado a cabo la crítica literaria con él. No olvidemos que él muere como un escritor fracasado. O sea que abordar la historia de Kafka humana no es más que abordar la historia de algo tan común como es el fracaso.
Abre su obra haciendo mención a la técnica del Kaiserpanorama, artilugio visual ideado a finales del siglo XIX, para otorgar una inicial armazón argumental a su nuevo tratamiento de la figura del genial escritor checo. ¿Por qué?
Bueno, pues precisamente porque como de esa forma no se había abordado, pues como voy a llevar a cabo una idea que puede parecer un poco descabellada, pues voy a abordar la historia de Kafka desde el punto de vista de una serie de imágenes fijas que tienen una falsa sensación de profundidad, porque al fin y al cabo así es la historia: una imagen fija con una falsa sensación de profundidad. Utilizo el Kaiserpanorama porque así los personajes se pueden ir asomando y el lector puede ir aproximando lo que lee a estas gafas del Kaiserpanorama como si realmente lo que estuviera viendo son imágenes en movimiento. Al fin y al cabo, lo que es la literatura no son imágenes en movimiento, pero podrían serlo. Y también porque en aquel momento el Kaiserpanorama, con esta falsa imagen de profundidad, está a punto de desparecer porque irrumpe la llegada del cine. Todas estas nuevas tecnologías gustaban e interesaban mucho a alguien ya curioso de por sí como era Kafka; por lo tanto, el Kaiserpanorama está a caballo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, tiene algo que huele a naftalina y tiene algo que huele a rotunda modernidad y Kafka es exactamente igual, tiene algo decimonónico y tiene mucho de modernidad. Kafka es el Kaiserpanorama.
De forma simultánea, una periodista de la BBC investiga en la Checoslovaquia soviética la trayectoria vital del autor de La metamorfosis. ¿Qué nueva perspectiva otorga esta historia en paralelo a la del genial escritor?
Pues precisamente la perspectiva de cómo es la historia de Kafka una vez muerto cuando nadie lo conoce, o cuando pocos lo conocen, cuando Kafka está prohibido en media Europa, cuando Kafka es el enemigo de los gobiernos totalitarios de izquierdas, cuando antes Kafka ha sido quemado por el nazismo, cuando Kafka no ha caído bien ni a los de derechas ni a los de ultraderecha ni a los de ultraizquierda, y cuando Kafka no ha sido querido por nadie, y no ha sido comprendido por los lectores ni explicado ni entendido por los críticos. Y la historia en paralelo lo que aporta es precisamente ver cómo se va abriendo luz en las tinieblas de un escritor que nos intentó contar de qué iba el ser humano y no le hicimos caso y cómo a partir de los años sesenta se le empieza a hacer, poco a poco, caso.
“No hay ninguna idea descabellada a la hora de abordar ningún tema en literatura, siempre y cuando uno tenga claro con qué traje va a vestir el abordaje”
Aquellos años iniciales del pasado siglo XX estuvieron marcados por hechos históricos traumáticos, tanto como lo fue la azarosa vida de Kafka. ¿No se puede entender la obra y la vida del escritor sin el tiempo que le tocó vivir?
Evidentemente no se puede entender. Kafka es producto de su tiempo como las novelas son producto de su tiempo y como Kafkarama era producto de 2008 y Nuevo Kafkarama es producto de ahora. No podemos abordar ahora los problemas que se tenían a finales del siglo XIX desde la misma perspectiva narrativa que los abordaba Tolstoi. Kafka entiende esto y los aborda de otra manera y nosotros, yo en Nuevo Kafkarama abordo estos problemas desde otra forma narrativa porque, aunque los problemas sean los mismos, el ser humano no lo es. Por lo tanto, no se puede entender la vida de una escritor sin el tiempo en el que le toca vivir porque las novelas son productos de su tiempo y los escritores son producto de su tiempo también; por lo tanto van unidos. Y por eso dedico tanto tiempo a la vida de Kafka como al entorno económico, histórico político y social que lo rodea. Es decir, su entorno y más allá: el entorno en el que él está en espíritu, en el que él está abriéndose camino poco a poco ante la intolerancia, sobre todo política, de la segunda mitad del siglo XX.
¿Quién es Leo Nemec?
Es un personaje inventado, no existe. No existe y no es además el trasunto de ningún autor contemporáneo de Kafka. Es un mero recurso narrativo porque en Leo Nemec he querido vestir y convertir el reflejo de este siglo XX desarrapado, esquelético, deambulando en mitad de un universo congelado, sin sentimientos, repleto de sufrimientos y Leo Nemec representa los males del siglo XX y, sobre todo, el problema del desarraigo y de la pérdida de identidad, sobre todo a partir de las dos guerras mundiales, de la extinción del mundo de la seguridad, como decía Stefan Zweig, que desaparece con la Primera Guerra Mundial, y de la crisis ontológica, sobre el ser humano: qué somos y qué sentido tenemos estando aquí, a raíz precisamente de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. Leo Nemec representa el robo de identidad, la pérdida de identidad, el deambular del personaje literario que lo ponen en marcha Albert Camus, luego por ejemplo Peter Handke, luego Gunter Grass, luego Sebald ya en la puerta del siglo XXI, siempre ha sido un personaje que tiene unos deberes sin hacer, que ha perdido la identidad por culpa de las barbaries y no la ha recuperado. Así, el papel que juega este escritor en la amistad pues no es ninguno, no existió, pero en el libro el papel que juega es hacer de nexo de unión entre todas las historias que se van desarrollando y él mismo es la encarnadura del propio siglo XX. Pero Nemec no existe.
Más allá de su amada e icónica Dora Diamant, ¿qué otra persona fue fundamental en Kafka en su formación y crecimiento como escritor universal?
Yo diría que Dora Diamant no es fundamental en su formación y crecimiento porque la conoce al final de su vida, lo que sí hace es reforzar sus intereses por el idioma yidish y por el sionismo, porque realmente Kafka abraza el sionismo, pero tampoco políticamente. Solo a través de Dora abraza la idea de ir a Palestina, y entonces se van a Berlín y, desde Berlín, querían irse a Palestina, pero evidentemente él está tan enfermo que, desde Berlín, van a ir a Viena y en Viena ya va a fallecer. Dora Diamant es el último y el único gran amor, con la única mujer con la que él se va a vivir, pero desde luego no es fundamental en la formación y crecimiento como escritor. De hecho, cuando está con Dora Diamant es la época en la que Kafka menos escribe. Y la persona fundamental en su formación y crecimiento fue en verdad él mismo, porque ni su amigo Max Brod, que él interpretaba que todo lo que decía Max Brod era ir en contra de su escritura, él mismo fue el único importante en su formación como escritor, que fue una crecimiento y formación a la inversa, para terminar creyéndose un escritor fracasado. Nadie fue fundamental en la formación de Kafka. Algunos filósofos, quizás, pero no, algunos escritores que él admiraba, pero no quería imitar. Y lo único es que se sentía a años luz de todos los escritores que él admiraba. Creo que Kafka es uno de los escritores más aislados y menos influidos por el fluido, nunca mejor dicho, literario de la época.
¿Qué dato o episodio biográfico de Kafka considera fundamental y catártico en su trayectoria literaria?
Uno muy menor que nadie ha visto y que sucedió en su dormitorio, que fue cuando tuvo el primer vómito de sangre producto de la tuberculosis y fue lo que llevó a que le dieran el diagnóstico de que le dijeran que tenía tuberculosis. Ahí empezó una batalla que él calificó en sus diarios como su “Waterloo”, y así se lo dijo a Max Brod; o sea, que él sabía que estaba derrotado de antemano. Aquel primer vómito, aquella primera hemoptisis, que manchó la almohada y las sábanas y que sucedió en la intimidad de la madrugada, en la oscuridad y el silencio de la noche en su cuarto, aunque estaba en otros cuartos su familia durmiendo, pero él lo tuvo y lo mantuvo en secreto y luego tuvo una segunda hemoptisis, que también creo que es un dato fundamental, porque son los que van a marcar definitivamente a Kafka como un ser condenado, sin salida, maldito y derrotado de antemano. Estos dos vómitos de sangre son fundamentales para que él se crea que no tiene nada que hacer y que es un fracaso ambulante. Y esto influye en su trayectoria literaria, desde luego, y todo lo que escribe está escrito no a la luz de que se llevara mal con su padre, sino a la luz de que tenía una enfermedad incurable y sabía que iba a morir joven.
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José Carlos Rodrigo Breto
Ediciones del Subsuelo
412 páginas