En 2020, con su apabullante y multipremiado Primavera para Madrid (Autsaider Cómics), Magius sacudió el panorama del cómic nacional. Tanto por la originalidad y el tratamiento de la historia —la corrupción de las últimas décadas en España y las flaquezas humanas que la generan, todo ello hilado con la capacidad cautivadora de un culebrón— como por lo visionario: en plena pandemia se atrevía a vaticinar —y acertar— cómo iba a acabar aquello. Desde entonces, pasó a ser considerado oficialmente —para los lectores de publicaciones alternativas, ya lo era— uno de los autores de cómic más relevantes y prometedores.
Cinco años después nos presenta Black metal (Autsaider Cómics), una obra alejada en lo formal y, aparentemente, en el tema, de su anterior trabajo. Si bien “el mal” en sus diferentes apariencias, sigue siendo el motor de los sucesos narrados. Esta vez viajamos hasta Noruega para descubrir cómo surgió la escena alternativa del black metal —una versión extrema del heavy—, cómo evoluciona y se expande como subcultura, y cómo los egos, inseguridades, ambiciones y afanes insanos acaban convirtiéndose en asesinatos y sectas satánicas. El tratamiento, al igual que en sus anteriores trabajos, es sorprendente. Magius infantiliza a los protagonistas de estos hechos para convertirlos en niños, subrayando así el débil carácter, desprecio por las normas y escasa empatía de sus principales protagonistas, los líderes de las bandas Burzum y Mayhem. Hablamos con Magius sobre todo ello.
¿Cómo se ha enfrentado a este nuevo trabajo tras el Premio Nacional? ¿Ha sentido la presión de las expectativas?
No, en realidad he seguido haciendo lo que me ha venido en gana. Es verdad que he tardado bastante más en sacar un nuevo cómic, pero esto es porque siempre llevo en danza varias historias diferentes y me cuesta decidirme por una sola.
¿Qué le ha llevado a elegir el black metal y los sucesos que rodearon esa escena en los 90 como tema de su nuevo cómic?
Es una historia algo conocida por el público en general, pero que no ha sido bien tratada por los medios. Hay una película llamada Lords of Chaos, con la misma historia que yo cuento, aunque no ha contentado a los verdaderos seguidores del black metal. Normalmente, los metaleros no son bien reflejados en el cine, ya que la gente que hace esas películas tira mucho de tópicos. Tampoco el cómic en general ha reflejado demasiado bien el mundo del metal. Hay un tebeo llamado Belcebubs que es una visión demasiado superficial, comercial y hasta tonta del black metal. También hay otro cómic llamado Black Metal del que se puede decir más o menos lo mismo. Mi intención era mostrar al black metal de verdad, con humor, pero también siendo fiel al auténtico espíritu underground de esta movida, que no es para niños tontos después del colegio, como decía Euronymous, el líder de la banda Mayhem.
¿Cuánto hay de homenaje y reconocimiento, y cuánto de parodia desmitificadora? Porque entiendo que usted es un conocedor y seguidor de este género musical.
Pues digamos que la cosa está al 50%. Hay parodia, pero también amor por el género. Digamos que hago comedia de ciertas actitudes personales, pero lo que es la filosofía underground, la fuerza estética y la música del black metal está muy por encima de las tonterías que unos críos puedan cometer.
“Normalmente, los metaleros no son bien reflejados en el cine, ya que la gente que hace esas películas tira mucho de tópicos”
Disculpe mi desconocimiento, ¿los hechos son cien por cien reales, dentro de las lógicas licencias narrativas?
Sí, casi todo es real. El cambio que hago yo es reducirles la edad a los protas, ya que en vez de tener 17-20 años tienen 7-10 años, los convierto en niños. Al infantilizarlos hago que sus actos delictivos sean más divertidos, y más aún cuando las madres y padres no se enteran de nada o hacen como si no se enteraran. Me invento también alguna pequeña cosa, pero en general la historia discurre tal cual a la real.
¿Sabe cómo lo están recibiendo los fans del black metal?
Supongo que en general bien, ya que suele ser gente que ya anda por los 40-50 años y saben diferenciar las chorradas de las cosas serias, y también reírse un poco de todo.
Resulta muy curioso este nuevo cambio de registro gráfico frente a sus anteriores obras, Primavera para Madrid y El Método Gemini.
Siempre cambio de estilo, ya que para mí tener que encerrarme en un solo estilo me parece claustrofóbico y aburrido. Cada historia merece un estilo diferente. Esta historia de black metal es como una tragicomedia, ya que los personajes van de malos sin ser realmente malos, pero de repente hay uno que sí que lo es de verdad...

Lo que no ha cambiado es tener a ‘los malos’ de protagonistas y las flaquezas humanas en primer término.
Son más interesantes que los buenos. Los buenos son aburridos, no hacen nada, solo opinan en X o se indignan y lloran, pero nunca pasan a la acción. Son los malos los que mueven el mundo y hacen que la historia del mundo avance. Parece duro, pero es así.
Una última curiosidad. Usted ya abordó la escena black metal en autopublicaciones años atrás. ¿Por qué ha decidido volver sobre este tema?
Hace más de veinte años saqué un fanzine, por 2001, llamado Black Metal Comix, y edité varios números, que luego recopilé en un libro en 2012. No estaba muy contento con lo que tenía hecho, pero me apetecía retomar el tema del black metal y con las características de los fanzines, aunque cuidando más el dibujo y desarrollando una historia larga.
Magius
Autsaider Cómic
220 páginas
25 €