“Estoy lejos de dictar sentencias, de sacar conclusiones o aleccionar a nadie acerca de qué actitud tomar”El hecho de haber escogido para ello la guerra de Siria no es casual. Cuando estudiaba en Moscú, yo tenía amigos de ese país. Eran chicos y chicas excelentes, que por sus costumbres y su forma de vida apenas se diferenciaban de nosotros. En Siria, como en otros países de Oriente Medio, los cristianos vivían en concordia con los musulmanes de varias confesiones. Por otra parte, aquella región del mundo es la cuna de antiguas e importantes civilizaciones. Sobre todo en las ciudades, la gente tenía un modo de vida bastante secular. Cuando vemos lo que ocurre actualmente en Siria, en Irak y en otros países del área, cuando veo cómo los cristianos son perseguidos, cómo pueblos hermanos se matan entre sí, me pregunto cómo el Medio Oriente ha llegado a esos extremos de guerra y violencia. Y aunque tengo mi opinión al respecto, en mi novela no entro en las causas, no responsabilizo a nadie de lo que está ocurriendo. Las causas de esa guerra son mucho más complicadas que lo que cualquiera de nosotros pueda imaginar. Como trabajo con ficción, yo he preferido centrarme en el drama de algunos personajes y la manera en que estos llegan a Europa y tratan de abrirse camino en este continente. He escogido el norte de Italia, porque es una región muy próspera de un país al que arriba gran parte del flujo de refugiados del Medio y Cercano Oriente. La acción de la novela arranca en la provincia siria de Latakia, en una población fronteriza con Turquía. Debo decir que el comienzo de la novela está basado en un hecho real, tomado de la historia actual de Siria. Podría hablar más sobre él; pero no quiero extenderme demasiado. Diré solamente que de allí provienen los personajes centrales de la trama, los cuales, tras la destrucción de su ciudad y la muerte de todos sus familiares, llegan a una floreciente comarca de Italiay pretenden establecerse en ella. Aquí se desarrolla la mayor parte de la novela. ¿Qué significado tiene en su producción literaria?Esta es mi obra más cosmopolita. En mis anteriores novelas, incluso en las seis que se desarrollan fuera de mi patria, siempre ha habido cubanos en los papeles protagónicos. Aquí no es así. No sé hasta qué punto habré sabido borrar las huellas de mi origen y mi nacionalidad; pero esa, al menos, ha sido la intención. Pienso que con esta novela he dado un paso más, esta vez muy grande, hacia la universalización de mi obra, lo cual para mí ha sido siempre la luz que ha guiado mi camino como creador literario. ¿Qué le ha parecido la edición de su novela en Huso?Esta experiencia con Huso ha sido maravillosa. Todo el equipo de la editorial trabaja con una dedicación y una profesionalidad enormes. Se nota que la pasión y el amor que Mayda Bustamante pone en Huso se transmiten a todos sus colaboradores. A la gente de este grupo humano se les siente la devoción por el arte y la literatura. Por lo general, cuando las cosas se hacen con pasión y amor, suelen salir bien. Y eso ocurre en Huso. Desde el momento en que conocí a su directora, supe que allí había una persona que trabajaba por amor. Por otra parte, desde el punto de vista humano los trabajadores me han tratado con un cariño y una calidez tan grande que a veces me han hecho sentir como parte de una gran familia. Y el producto, ¿qué decir del producto final? Cualquiera que sostenga este libro en sus manos comprenderá al instante que la edición es una obra de arte. Finalmente, me es grato reconocer que yo nunca me había sentido tan arropado y bien atendido, tan querido como me he sentido esta vez con Huso. Espero, y desearía mucho, que el contenido de la novela esté a la altura, que los lectores aprecien el libro no solo por la impecable edición, sino también por el interés de la trama, por la historia que cuento en sus páginas y que he escrito para ellos con grandes cuotas de trabajo, dedicación y amor.
“Es difícil ver el conflicto de Siria en televisión y quedarse impasible”
24
de Abril
de
2018
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La novela ‘A las puertas de Europa es la primera obra que se publica en español sobre el drama de los refugiados que produce la guerra en Siria. El escritor, nacido en Cuba y amante de muchas patrias, confiesa que “le duelen todos los conflictos humanos”. Con este libro, Álvarez Gil fue finalista del premio Nadal 2017, ahora ve la luz en España de la mano del sello Huso Editorial. ¿Qué motivos inspiran a un hombre que nace en el Caribe, vive en Rusia, en Suecia y ahora en España a escribir esta novela?Entiendo que mi visión sobre el hecho literario podría resultarle extraña a mucha gente; pero a mí siempre me han preocupado los conflictos humanos, tanto los que han ocurrido y ocurren en mi patria como los que observo cada día en diferentes partes del mundo. Dejando a un lado mis cuentos, el grueso de mi obra narrativa está formado por novelas. De las diez que hasta el momento tengo publicadas, solamente cuatro se desarrollan en Cuba. El resto tiene escenarios tan diversos como Guatemala, Buenos Aires, Moscú o Estocolmo. Esto se debe, sin duda, a que mi vida ha discurrido en varios lugares del mundo. He convivido con pueblos y culturas diversas y, a través del tiempo, mi mirada sobre el ser humano, sobre la sociedad en general, se ha vuelto más abarcadora, más universal.Por otra parte, es innegable que en estos últimos años el drama de la guerra en Siria constituye una de las grandes catástrofes humanitarias de la actualidad. Es muy difícil verlo en las pantallas del televisor, leerlo en la prensa plana, y quedarse impasible. Este, por supuesto, no es el único conflicto que produce refugiados. Aunque las causas sean diferentes, basta con echar una mirada a cualquier ciudad europea para comprobar que es absolutamente imposible ignorar el enorme flujo de personas de África y Asia que llegan a este continente. Se podría analizar si sus motivos están justificados o no, si tienen derecho a aspirar a una vida mejor, si son válidas las causas que plantean ante las autoridades de inmigración de los países europeos. Yo reconozco que no tengo una respuesta unívoca para esta situación. Ni en mi novela ni en estas líneas entro a analizar hasta qué punto esos millones de personas califican para recibir acogida en Europa. El asunto es que están aquí, tocando a las puertas de un mundo que a ellos les parece (y de hecho lo es, con diferencia) mucho mejor que la realidad que dejan atrás en sus países. ¿Cómo deben los pueblos y los gobiernos europeos enfrentar y resolver esta cuestión? Yo, francamente, no lo sé. Como escritor, veo el problema y pretendo hablar sobre él con las artes que mejor domino, es decir, recreándolo en una obra de ficción. ¿Qué pretende con esta novela? Con esta novela quiero llamar la atención del lector europeo sobre un problema real que los gobiernos del continente deben enfrentar y resolver del mejor modo posible. ¿Qué actitud tomar, cómo recibir a los miles de personas que llegan a diario a Europa? ¿Deben ser aceptados o devueltos a sus países? Y en caso de ser recibidos, ¿podrían integrarse en las sociedades europeas? Quiero, por otra parte, que quede claro que este libro mío es un texto de ficción, una novela que pretende tocar los aspectos más dolorosos de un tema que, querámoslo o no, es un tema actual para cualquiera que viva o trabaje en Europa. En estas páginas estoy lejos de dictar sentencias, de sacar conclusiones o aleccionar a nadie acerca de qué actitud tomar al respecto. Mi deseo es inclinar al lector a pensar sobre un problema que existe, que irá a más con cada día que pasa y que exige soluciones reales.
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