Eulàlia Reguanti Cura (Barcelona, 1979) acude como número 3 de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) por Barcelona. Licenciada en matemáticas por la Universidad de Barcelona y dedicada al activismo social y la política, Reguant está hecha de pasta antifascista, como demostró cuando plantó cara al juez Manuel Marchena en el juicio al ‘procés’, negándose a declarar para no normalizar la presencia de la extrema derecha, representada por VOX, en el pleito.
¿Qué te llevó a pasar de las matemáticas a la política y la justicia social?
Las matemáticas te ayudan por medio de la lógica a ver que el sistema en el que vivimos es absolutamente injusto, desigual y que es necesario buscar herramientas o implicarse para cambiarlo.
El estado de alarma prevé la convocatoria de elecciones y el gobierno ha contado con el tiempo suficiente para adaptarlas al tiempo de pandemia. ¿Por qué el decreto que ha presentado el Govern no se ha elaborado correctamente?
El Govern no ha hecho los deberes, sobre todo, por lo que respecta a claridad en las medidas sanitarias, así como medidas sociales y económicas que permitan a la gente sostener esta situación. Pero el TSJC lo que hace es obligar a que haya gente que el 14 de febrero se vea obligada a elegir entre renunciar a su derecho a voto, un derecho fundamental, o romper las medidas sanitarias para ir a votar. No se trata solo de que el Govern garantizase que esto no pasará.
¿Por qué son tan importantes estas elecciones y cuál es el llamamiento que se hace desde la CUP al electorado?
Estas elecciones son claves porque venimos de una legislatura absolutamente fallida donde ni JxCat ni ERC, que contaban con una mayoría suficiente, han sido capaces de dar respuesta a una situación social y económica que se ha visto agravada este año por la pandemia. Son unas elecciones que se deberían haber producido hace mucho tiempo, no en la situación actual. A partir del 14 de febrero hace falta girar y disponer las herramientas para un rescate social inmediato de toda la gente que vive las consecuencias de la crisis; hace falta transformar el país, garantizar derechos y reactivar la iniciativa independentista. Este es el marco en el que la CUP propone ir a votar el 14 de febrero.
A las propuestas soberanistas se les permite tener representación política. Pero ¿Qué aspiraciones pueden tener si al final no se les permite cumplir con su programa electoral?¿No es esto una manera de generar frustración en los millones de personas que votan a partidos independentistas?
El hecho de que los programas electorales se vean sistemáticamente limitados por culpa de un sistema político que limita la soberanía del parlamento es un elemento clave. Nosotros defendemos la independencia como herramienta para poder cambiar las cosas; hemos visto, sistemáticamente, como las leyes aprobadas en el Parlament, que han ido mejorando las garantías del derecho a la a la vivienda, han sido suspendidas por el Tribunal Constitucional. De hecho, en los próximos días veremos si el TC suspende, o no, un decreto ley que obliga al alquiler social y que ha conseguido que en el último año más de 2000 personas en Cataluña hayan tenido acceso a una vivienda social.
¿Por qué se debe considerar exiliados a Puigdemont o a Ana Gabriel?
Son exiliados políticos porque han tenido que abandonar su casa por defender sus ideas políticas.
¿Hay quienes defienden que en España no hay nadie en la cárcel por defender sus ideas, ya que sino estarían todos los políticos independentistas en la cárcel?
Los presos políticos están en prisión por defender sus ideas a través de la acción política; y a través de la condena se busca impedir que defiendan y expresen libremente estas ideas.
¿La actitud tuya de no declarar en el juicio al ‘procés’ para no reconocer a VOX como acusación, no se contradice con reconocer, por otro lado, a un Estado que practica la represión contra el independentismo? Me refiero a la hora de querer participar como diputados en el congreso.
Lo que denunciamos al no contestar las preguntas de VOX era que la libertad de expresión no está para facilitar la participación de aquellos que niegan derechos fundamentales. VOX utilizaba el juicio como altavoz propagandístico para sus intereses electorales y, por tanto, pensábamos que eso no se tenía que permitir. En cuanto a participar en el Congreso, nosotros entendíamos que allí tenía que haber una voz de las izquierdas, y del independentismo, que denunciase sistemáticamente la cerrazón del régimen después de un 15 M y de un movimiento que había abierto brechas para romper con el régimen del 78.
¿Podrías volver a explicar para Diario16 la versión de la CUP de lo que pasó los días 6 y 7 de septiembre de 2017?
El 6 y 7 de septiembre el parlamento ejerció su soberanía para debatir sobre la voluntad y la necesidad de llevar a cabo un referéndum de autodeterminación y aprobó unas leyes para ello.
Se decidió tirar para adelante con la independencia avalados por el resultado del referéndum del 1-0 donde no se hizo campaña por el no, además de que dos años antes, en las elecciones de 2015, los soberanistas perdieron un plebiscito.
En las elecciones del 27 de septiembre de 2015 se consiguió por parte del soberanismo una mayoría cualificada para proporcionar las herramientas necesarias para ejercer el derecho a la autodeterminación, aunque cabe reconocer que el plebiscito no se ganó. Lo que hizo el parlamento después de aquello fue poner las herramientas necesarias para la celebración del referéndum. A pesar de unas condiciones adversas, porque la única respuesta que da el Estado es la violencia policial, más de 2 millones de personas fueron a votar. Esto es lo que pasa el 1 de octubre y lo que legitima para avanzar en el proceso independentista.
Desde tu formación se defiende la ruptura unilateral. ¿Cuál sería el posible escenario que nos encontraríamos si se diera ese supuesto?
Nosotros defendemos la necesidad de que antes del 2025 se haga un referéndum y, sobre todo, que se creen estructuras de soberanía que en algunos casos ya existen, como la soberanía energética, la soberanía alimentaria y la soberanía económica. También hay que seguir reforzando la agricultura y disponer de una banca pública que facilite el crédito a las pymes. Pero si por el camino se consigue un referéndum pactado, pues, bienvenido sea, pero la realidad es que el Estado niega el derecho a la autodeterminación y, por eso, delante de las leyes injustas la desobediencia se convierte en un deber.
¿Qué tiene que haber detrás de la desobediencia civil para que sea legítima?
La desobediencia civil es legítima; pone sobre la mesa las leyes injustas y es una herramienta para poder cambiarlas. Sirven para generar un movimiento como ha pasado en diversos momentos a lo largo de la historia ya no aquí, sino en todo el mundo.
Desde la derecha se ha comparado la toma del parlamento de los EEUU con manifestaciones como la de 2011 en la que se rodeó el Parlamento de Cataluña.
La manifestación que rodeó el Parlament era eso: una manifestación; lo que ha pasado en el Capitolio es un intento de golpe de estado bastante cutre de la extrema derecha americana. Son cosas absolutamente diferentes; y es muy grave que tanto la extrema derecha española como cierta derecha catalana intenten equiparar las dos cosas.
Las vinculaciones o simpatías con la izquierda abertzale son utilizadas a menudo para criminalizar a la CUP. ¿Por qué no se condena, abiertamente, desde la formación el terrorismo de ETA?
Quien condena son los jueces. Siempre hemos tenido relación con movimientos de liberación nacional y social de todo el mundo y entre ellos la izquierda abertzale. Entendemos que en Euskadi la izquierda abertzale ha hecho un proceso para abandonar la lucha armada. Nosotros estamos a su lado.
¿Y el sufrimiento y el dolor?
Es evidente que ha habido mucho sufrimiento y lo lamentamos, pero no se puede olvidar, tampoco, el terrorismo del Estado que es quien tiene el poder político y judicial detrás y lo utiliza para combatir la disidencia política; es algo muy grave
¿Por qué las fuerzas políticas que asumen la responsabilidad de representar y defender los intereses de las trabajadoras y trabajadores no logran conectar con el electorado?
Las izquierdas no sólo en Cataluña o en el Estado, sino en el marco europeo, hace tiempo que no están dando respuestas a la clase trabajadora. Hablamos de una desconexión de la realidad de las trabajadoras. Uno de los retos que tenemos desde ya, y que es indispensable, es poner en el centro no solo el discurso, sino las propuestas para que no sea la clase trabajadora quien pague las consecuencias de la crisis social y económica.