¿Piensas que para que el frío no dañe tu jardín es necesario alquilar una gigantesca carpa como la de los espectáculos musicales o ferias de artesanos y cubrirlo por completo?, ¿no, verdad? Entonces qué podemos hacer… pues simplemente ASOCIARNOS AL FRÍO, plantar en el jardín las especies que, incluso, van a divertirse, pasarlo bien cuanto más frío haga. Es muy fácil, la clave se halla en disponer especies autóctonas o especies perfectamente aclimatadas a tu zona a los largos de los tiempos.
Puedes tener incluso FLORES Y FRUTOS EN INVIERNO
Para que un jardín tenga color todo el año, no pueden faltarle arbustos extratempranos. Que sea invierno y que haga frío no quiere decir que nuestro jardín no pueda tener flores. Existe un buen número de especies amantes del “sol frío” que pondrán esa nota de color a tu exterior en esta temporada.
Es el momento de las especies bienales, esas que florecen a caballo entre dos años del calendario; en otoño germinan y en invierno-primavera florecen. Serían especies como pensamientos, prímulas, margaritas de los prados, alhelíes… También se puede optar por estos arbustos denominados extratempranos que mencionábamos, que comienzan sus floraciones en pleno invierno: avellanos de brujas (Hamamelis mollis), amelanchier (Amelanchier laevis), membrillero de flor (Chaenomeles japonica), forsitia (Forsythia intermedia), brezo (Erica sps.), camelia (Camellia japonica), rododendro (Rhododendron yunnanense)… Asimismo, no hay que olvidarse de aquellos arbustos con bellos troncos de colores en invierno, como los cornus (Cornus alba).
Y por último… ¡puedes comerte ricos frutos! Cuentas con las almendras, nueces…… y los ricos madroños (Arbutus unedo), como los de la fotografía.
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ALGO QUE NO FALLA: PLANTAS NATURALIZADAS
Si plantaste en otras temporadas especies bulbosas de floración primaveral, como los tulipanes, narcisos, jacintos, crocus y muscari, entonces tu jardín cuenta con un buen número de plantitas bajo tierra que ahora van a empezar a emerger de las entrañas del suelo. Aunque no puedas verlas aún, es importante preservarlas. Si alguien las pisara, troncharía sus meristemos terminales.
Delimita tus macizos de estas especies de otros años y márcalos con cinta o una banda ancha de delimitación, sujetándola con palos o tutores. Podrás retirarla cuando las plantitas sean lo suficientemente visibles y ya no haya riesgo de que puedan ser pisadas de forma involuntaria. En la imagen, vemos unos narcisos (Narcissus) en plena emergencia invernal.
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CUIDADO, AHORA TAMBIÉN HAY PLAGAS
Hay que poner especial atención a la oruga procesionaria. Como todo bicho viviente en invierno, las orugas procesionarias (Thaumetopoea pityocampa) tratan de protegerse del frío apiñándose unas contra otras en bolsones o capullos bien climatizados con la seda que fabrican. El problema es que salen de sus escondrijos situados, sobre todo, en los ápices de los pinos, para devorar sus agujas causándoles importantes defoliaciones.
Desde luego, el mejor tratamiento, el más respetuoso, es cortar y bajar de las copas de tus árboles esos bolsones y destruirlos: aplastándolos o mediante fuego (con cuidado al quemarlos, porque esparcen espinas urticantes). Si quedan algunas bolsas colgadas no importa, serán devoradas por los pájaros, ya que les encanta este alimento proteico. Puedes también recurrir a tratamientos antiquitina en octubre, antes de que se formen los exoesqueletos de las orugas. O también puedes instalar trampas en los troncos de los árboles para cazar a esos Lepidópteros cuando bajen a crisalidar.
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AHÍ ABAJO, BAJO EL HIELO DEL ESTANQUE…
Las especies acuáticas puedes dejarlas bajo el hielo sin problemas, aunque te resulte preocupante observar a tus pobres plantitas acuáticas ateridas de frío en cuanto llega el invierno. Las flotantes, como el jacinto de agua (Eichhonia) o las lentejas de agua (Pistia) desaparecen. Las colas de caballo (Equisetum) deben ser retiradas a lugares algo más protegidos. Los lirios de agua (Iris) se entierran en el fango adyacente. Otras, enraízan en el fondo…
Las especies de fondo, con el maravilloso y emblemático nenúfar que vemos en la imagen (Nymphaea alba) a la cabeza, no temen para nada la costra de hielo que se va formando sobre ellos. Ahí abajo, en el agua líquida bajo el hielo, la temperatura siempre permanece por encima de cero grados así que ellos hibernan en forma bulbosa (cormos) sin problemas, esperando a la brotada primaveral, que se producirá con el aumento de la temperatura del agua.
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A LAS PALMERAS, MEJOR ATARLAS O CUBRIRLAS
Con los rigores del frío, las palmeras es mucho mejor que estén atadas. Solo existen dos especies de palmeras (famila Palmáceas o Arecáceas) oriundas de nuestras tierras: la Trachycarpus y la Chamaerops. Todas las demás provienen de zonas más cálidas del globo. Así que hay que tener mucho cuidado si adoptas estas plantas en España, sobre todo en la Meseta Central. Estas solamente tienen un cogollo, el llamado palmito, presente en la cúpula de su falso tronco o fuste. Si se estropea por el hielo, la palmera morirá sin remedio puesto que en este caso no sirve cortar para que rebrote.
Hay que atar las frondas, u hojas de una palmera, sobre sí mismas, como si se tratara de una lechuga, para evitar que se forme hielo ahí dentro. Utiliza cuerdas gruesas y naturales (cáñamo, rafia, seda…) y no las aprietes demasiado. Mantenlas atadas hasta principios de primavera.
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