Guillermo González, 80 años en tres mundos

15 de Febrero de 2025
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Guillermo González, 80 años en tres mundos

El modo del cariño determina el carácter de una persona. En una vieja fotografía, Guillermo González niño abraza a un perro y entiende el calor de la vida, calcula el afecto y sabe que lo hay más en dar que en recibir. En sus ojos está la severidad, el amor y saberse siempre la voz última, ser niño siempre entre adultos, siempre, la duda, el miedo, la travesura, la tarde infinita llena de ilusión, el campo y la fruta al sol tropical de un mundo cerrado abierto para muchos que constituye su horizonte feliz. Este primer mundo, para un niño posado como un canario en su camioncito de madera, casa y completud, fue timidez y gracia, fue pájaro y canto.

Guillermo González se hizo entonces músico porque su mirada no podía parar quieta, el hormigueo del pentagrama le ofreció quedarse en la niñez y parecer adulto, jugar a la creación que es lo que hacemos en nuestra fantasía de perfección primera... ¡ay, quienes persigan esa fantasía de lo irreal pero pierdan la ilusión de crear!: Guillermo dejó su isla, atravesó la mar y cayó en la tierra ibérica y después voló hacia la revolución de Europa, y desde allí hizo su segundo mundo que era gigante y sin término; ¡qué no viajaría por el orbe con las obras de los compositores que lo amparaban! Los continentes, los países, las ciudades, las calles, las salas sonaban a su silencio meditativo, miraba el papel, tocaba el piano, sonaba la gloria, reía la vida...

Ahora el pianista piensa, repiensa el encaje de un compás: ¿Cómo dura tanto Bach? ¿Cómo dice tanto Beethoven? ¿Cómo suena tanto Messiaen? ¿Cómo danza tanto Debussy? ¿Cómo llora tanto Falla? ¿Cómo cabe tanto en Albéniz? Y su rostro refleja la paz grande de quien se sabe amado, el conocimiento de quien oye con interés todo cuanto ha buscado él anteriormente, y cada iteración le parece nueva, cada ciclo concluido le parece novedoso, cada apunte, cada obra, cada lectura, cada Mozart es una obra distinta que empieza de nuevo en la curiosidad: ha descubierto la inmortalidad del mundo, tercero, y que todo es siempre por vez primera, ahora Guillermo González tiene un piano a través del cual termina indagándolo todo, respondiendo a nada, comprendiendo que si responde no es la respuesta, concluyendo que la vida empieza cada día y que la Música es el silencio del vacío del Universo, todo, nada, cumplir ochenta años, ser niño siempre entre adultos, siempre.

Guillermo González, 80 años en tres mundos
Guillermo González, 80 años en tres mundos

 

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