El vinculo que une a Isabel Rubio con el Mar Menor se remonta hasta su propia infancia, cuando en verano se dejaba sumergir, como cuenta ella, en las cristalinas aguas que bañan una de las costas más ricas de España en flora y fauna silvestre. Ha pasado un tiempo de aquello, y aquella niña que ahora es profesora jubilada de secundaria, ha visto como esta laguna salada, y con la cual mantiene un fuerte vinculo afectivo, está colapsando por culpa de la mano imprudente de unas administraciones públicas que, por el motivo que sea, no pusieron freno en su día a lo que algunas personas han nombrado como “la crónica de un desastre más que anunciado”. Nuestra entrevistada, que es la cara visible de otras muchísimas personas que trabajan, junta con ella, en la defensa sin descanso de esta albufera del mar Mediterráneo, nos cuenta con todo detalle lo que de verdad está sucediendo, y también nos advierte sobre las consecuencias futuras en caso de no poner remedio a esta catastrófica situación.
Francisco: Me gustaría empezar esta entrevista con la siguiente pregunta, ¿Cuáles han sido los principales agentes contaminantes del Mar Menor?
Isabel: Son muchos los causantes de la actual situación del Mar Menor. La actividad minera en el entorno del Mar Menor se ha desarrollado desde hace más de 2000 años hasta hace unas décadas. El desarrollo urbanístico que empezó en los años 60 del pasado siglo no solo ha cubierto de edificaciones La Manga, sino que ha afectado a todas las poblaciones del entorno de la laguna. El número de puertos deportivos ha aumentado hasta diez. Se han rellenado las playas con arena de otras procedencias. Las lluvias torrenciales han contribuido a vertidos ocasionales de las depuradoras. Sin embargo, la transformación de la agricultura tradicional de secano en regadío intensivo e industrial, así como la proliferación de granjas porcinas en su cuenca vertiente son la causa principal del proceso de eutrofización, es decir, del aumento de nutrientes procedentes de los agroquímicos que se usan para la consecución de varias cosechas al año. El uso de fertilizantes que contienen nitrógeno y fósforo o el amoniaco de residuos animales llegan a la laguna de manera superficial a través de las ramblas o de las aguas subterráneas que han sido contaminadas.
Francisco: ¿Qué papel han jugado las distintas administraciones en todo esto?
Isabel: La administración regional tiene la mayor parte de las competencias, y sin embargo, no ha vigilado el cumplimiento de la legislación vigente protegiendo de esta forma los intereses de los sectores económicos. En los últimos años la presión ciudadana ha hecho que se implanten una serie de medidas enfocadas al turismo como la instalación de pasarelas para el acceso al baño sin tener que pisar las zonas fangosas o la recogida de algas putrefactas acumuladas en las playas. No obstante, no se han puesto en marcha medidas para corregir en origen el grave problema del Mar Menor, entre otros, controlar y rebajar la cantidad de nitratos que exige la legislación europea.
Recientemente la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), organismo autónomo de la Administración General del Estado, ha cortado el suministro de agua a 9.000 hectáreas que estaban utilizando agua de manera ilegal. Asimismo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha comprometido 484 millones de euros para la restauración del entorno del Mar Menor, de los cuales se han invertido ya 90 millones.
Después de las duras imágenes de toneladas de peces a las orillas del Mar Menor, la gente empezó a tomar una clara conciencia del problema, ¿han servido de algo todas esas presiones que se hicieron en su día a los diferentes responsables políticos?, ¿se tomaron medidas?, ¿cómo sigue la cosa en la actualidad?
Ante la mortandad de los peces y otras especies en 2019 y 2021 la ciudadanía salió a la calle en manifestaciones multitudinarias para denunciar el deterioro del Mar Menor. Estas movilizaciones, las mayores registradas por el medio ambiente en España, han servido indudablemente para que las administraciones se hayan apresurado a tomar medidas.
Fruto de la conciencia de la sociedad civil sobre el problema del Mar Menor fue la recogida de 640.000 firmas para llevar al Congreso de los Diputados la Iniciativa Legislativa Popular para el reconocimiento de personalidad jurídica a la laguna del Mar Menor y su cuenca. Gracias a este tremendo esfuerzo en tiempo de pandemia, la ley, primera en Europa que reconoce derechos a la naturaleza, fue aprobada en septiembre de 2022.
Francisco: Usted es miembro de la plataforma “Pacto por el Mar Menor” ¿Cuál es la labor de dicha plataforma respecto al deterioro que sufre este espacio natural?
Isabel: En 2015 antes de que las aguas del Mar Menor se oscurecieran debido a un ingente aumento del fitoplancton (microalgas) –fenómeno al que se llamó popularmente "sopa verde"– un grupo de personas preocupadas por el entonces ya visible deterioro del ecosistema, pusimos en marcha este movimiento para informar a la ciudadanía, y denunciar y exigir a las administraciones que tomaran medidas para evitar la muerte de esta laguna salada.
Durante los casi 9 años que llevamos en la defensa del Mar Menor son muchísimas las acciones que hemos promovido junto con otras asociaciones: hemos llevado el problema del Mar Menor al Parlamento Europeo, convocado concentraciones y manifestaciones, impartido cientos de charlas en centros educativos y cívicos, organizado decenas de encuentros con científicos, sectores afectados y personas con conocimientos del funcionamiento de este ecosistema para tratar mediante el diálogo y la exposición de puntos de vista, este complejo problema.
Francisco: ¿Cuáles son los principales escollos que se han encontrado y qué soluciones proponen para superar los mismos?
Isabel: Los informes de fundaciones y asociaciones creadas para desviar la atención sobre la responsabilidad de la agricultura han confundido a la población. A través de publicidad encubierta a la que llaman “contenidos patrocinados” en medios de comunicación, estos lobbies han difundido bulos que atribuyen la contaminación del Mar Menor, entre otros, a depuradoras ineficientes.
Una de las propuestas de Pacto por el Mar Menor es la creación de un Comité de Asesoramiento Científico, tal como pide la Ley de recuperación y protección del Mar Menor, que sea independiente de partidos políticos, que informe verazmente sobre las causas de la contaminación y proponga soluciones encaminadas a resolver este gravísimo problema.
Francisco: ¿Sigue habiendo, por parte de la población, el mismo tipo de conciencia reivindicativa que antes? ¿En qué ha terminado todo este clamor?
Isabel: Las imágenes de la fauna muerta en 2019 y 2021 fueron el detonante de manifestaciones masivas; en la actualidad la gente sigue concienciada, aunque desgraciadamente es difícil mantener el alto nivel de movilización que se consiguió durante aquellos años.
Francisco: ¿Qué futuro le ve al Mar Menor de seguir las cosas así? ¿Cómo puede afectar a la población?
Isabel: Tenemos esperanza de que las medidas que se están poniendo en marcha mejoren la calidad de las aguas y la biodiversidad que alberga. Sin embargo, será difícil que el Mar Menor pueda recuperar su estado anterior y que se repare el inmenso daño moral que sufre la población y que, además, está acompañado de la pérdida del valor de las propiedades –el Banco de España estima una pérdida de 4.500 millones de euros. Las capturas del sector pesquero han disminuido de manera drástica en los últimos años y no se sabe si su recuperación será posible a corto plazo.
Francisco: Ya por último, ¿podría aportar alguna otra cosa o hacer una petición?
Isabel; Aunque parece una obviedad, es necesario que se haga cumplir y que no se modifique la actual Ley de protección y recuperación del Mar Menor (Ley 3/2020). En estos momentos los socios del Gobierno regional están presionando para que se eliminen las restricciones que exige la Ley, lo que supondría un gravísimo perjuicio para la recuperación del ecosistema.