La bandera LGTBI volverá a ondear en el edificio de grupos municipales del Ayuntamiento de Madrid. Así lo ha decidido el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que ha revocado la sentencia de 2024 que impedía colgar esta enseña durante la celebración del Orgullo. La resolución, fechada el pasado 16 de junio, anula el fallo anterior por un defecto de forma: el recurso de Vox, origen de toda esta polémica, se presentó fuera de plazo.
Este fallo judicial supone el fin de una etapa marcada por la censura simbólica impuesta desde 2022, cuando un juzgado de lo Contencioso-Administrativo ordenó de forma exprés la retirada de las banderas arcoíris de los balcones municipales. El Ayuntamiento de Madrid, en aquel momento, ejecutó la orden en menos de 24 horas. La decisión judicial se basó en unas medidas cautelarísimas solicitadas por la formación de ultraderecha Vox, que consideraba que la colocación de dicha bandera violaba el principio de neutralidad institucional.
Un veto sin base legal
Casi dos años después de aquella orden de retirada, la justicia madrileña ha desmontado el argumento legal de Vox sin entrar siquiera en el fondo del asunto. La clave está en los plazos: el recurso fue presentado fuera de tiempo, lo que convierte en inválido todo el proceso judicial que se inició en 2022.
El portavoz adjunto de Más Madrid, Eduardo Rubiño, lo ha celebrado en declaraciones a Radio Madrid: “Termina el numerito montado por Vox, que nos ha impedido colocar la bandera arcoíris en cada Orgullo desde 2022”. Rubiño ha anunciado que el grupo municipal volverá a colgar la enseña LGTBI en el edificio de la calle Mayor, sede de los grupos del Consistorio.
Además, Rubiño ha recordado que esta nueva resolución del TSJM está en sintonía con la doctrina marcada por el Tribunal Supremo. En diciembre de 2023, el Alto Tribunal dictaminó que la bandera LGTBI puede ser colocada en edificios públicos durante celebraciones como el Orgullo, ya que sus valores —igualdad, diversidad y derechos humanos— están respaldados por la Constitución y no rompen con la neutralidad institucional.
Más Madrid ha instado al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, a que tome nota de esta sentencia y coloque la bandera del Orgullo en el Palacio de Cibeles, sede principal del Ayuntamiento. Hasta ahora, el gobierno municipal se había escudado en el proceso judicial abierto para evitar hacerlo.
La resolución judicial permite ahora que no solo el edificio de grupos, sino cualquier sede municipal, pueda sumarse con plena legitimidad a la celebración del Orgullo. Para Rubiño, este gesto no es solo simbólico: “Mostrar esa bandera es un compromiso con los derechos y la dignidad de las personas LGTBI. Es un deber institucional, no un capricho político”.
Un símbolo que no divide, sino que une
Lo que está en juego no es una tela de colores, sino el reconocimiento público de una parte de la ciudadanía históricamente discriminada. La bandera arcoíris no impone ideologías: representa el derecho a ser, a existir con orgullo y sin miedo.
Tras este fallo judicial, la pregunta ya no es si se puede colgar o no la bandera del Orgullo. La pregunta, ahora, es por qué no debería estar colgada ya.
Con este paso atrás de la censura judicial, Madrid puede recuperar el pulso de una ciudad que históricamente ha sido símbolo de diversidad y libertad. Y lo puede hacer, esta vez, con la ley de su lado.