El mundo actual necesita un cambio real y efectivo, una transformación que debe surgir desde la base del conocimiento y no desde las pasiones o los escenarios paralelos que se plantean desde muchos sectores del poder. Evidentemente, vivimos en un planeta que está cambiando todos los días. La revolución tecnológica es un hecho y avanza a una velocidad que, en muchos casos, supera la capacidad de entendimiento del ser humano. Por eso, en multitud de ocasiones, lo que podría ser beneficioso se convierte en lo contrario por la falta de entendimiento del fondo de la mutación o la innovación.
En la crispación global existente entre la ciudadanía de todo el mundo también incide este fenómeno que sólo puede ser resuelto con la aplicación de soluciones desde la base. No es un escenario para grandes alharacas. Hay que empezar desde abajo, como siempre se han construido los grandes cambios.
Uno de los puntos sobre los que asentar esa transformación humana está en la universidad, que tiene que abandonar la exclusividad de ser templo del conocimiento para ser la herramienta de formación integral que prepare a los jóvenes ante los desafíos reales a los que se tendrán que enfrentar en su vida abrazados a la ética, a la conciencia, a la igualdad y a la verdad desde la libertad con dignidad.
Eso es lo que ha ocurrido en la Universidad de Málaga (UMA) con la llegada de un nuevo equipo dirigente liderado por Teodomiro López, el rector que ayer tomó posesión de su cargo ante el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
Durante su intervención, López destacó que la universidad es uno de los factores que le está dando dinamismo a su ciudad, Málaga, y que se están impulsando desde la UMA proyectos e iniciativas que han «jugado un papel relevante en la llegada del IMEC, el centro de I+D que es líder mundial en semiconductores y que contará con 450 investigadores; o la instalación de Google en la ciudad; una universidad que ya cuenta con grandes proyectos como la Cátedra 5G de Telefónica o con un campus digital de Vodafone, con 430 trabajadores de hasta 33 nacionalidades».
Teodomiro López no dudó en plantear como reto la necesidad de promover la innovación, la igualdad y la inclusión social, la internacionalización, la mejora de la gestión y digitalización, así como el compromiso con la cultura, el desarrollo sostenible y la cooperación internacional al desarrollo. «Todo esto requiere una gestión eficaz y transparente, respaldada por una adecuada gestión financiera», afirmó.
Aquí está una de las claves porque no se trata sólo de palabras, sino de hechos. Cuando López habla de «cooperación internacional al desarrollo» lo hace con conocimiento de causa, puesto que ya tiene en marcha la firma de importantes acuerdos internacionales con organismos de distintos países.
Ya está trabajando de cara a una serie de proyectos en los que se unen el concepto humanista del nuevo rector de la Universidad de Málaga con el nuevo sesgo de respeto de los derechos humanos implementado como base de desarrollo en algunos países de Latinoamérica en materias tan delicadas como es la migración y la seguridad donde los estereotipos han quedado desterrados, por más que haya quienes sigan prodigando el falso estigma.
La colaboración entre una entidad como la UMA con países de Latinoamérica es la muestra de que esos estereotipos que se aplican sin rigor alguno son falsos y que el trabajo desde la defensa de los valores de la objetividad absoluta de la formación, junto a la importancia del trabajo desde la ética, el humanismo, la igualdad y la efectividad siempre da frutos que mejoran a la sociedad en general y abren la senda de un futuro mejor.