El fácil acceso de los menores a la pornografía, mayoritariamente de perfil claramente machista y degradante con la mujer, a través sobre todo de los dispositivos móviles, está detrás de las espeluznantes cifras de los delitos sexuales cometidos por menores de edad, según los últimos datos de la Memoria anual de la Fiscalía General del Estado. Esta realidad ha coincidido prácticamente en el tiempo con una campaña de manipulación informativa en la que fuerzas políticas como Vox y Ciudadanos han compartido el mensaje de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha alentado la pederastia. Tal cual. Incluso la cúpula de la Iglesia católica española ha tenido que salir en defensa de la ministra de Igualdad y negar este extremo, procedente de las redes sociales alentadas por Vox y Ciudadanos y organizaciones ultracatólicas.
“Los niños, las niñas y les niñes de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren, y que eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento”, dijo la ministra Irene Montero en la reciente Comisión de Igualdad del Congreso. En estas declaraciones pusieron su foco organizaciones y fuerzas de extrema derecha para exigir la dimisión de Montero.
En ningún caso se llevaron las manos a la cabeza por los datos oficiales que prácticamente al mismo tiempo se había conocido procedentes de la Fiscalía General del Estado relativos a delitos sexuales en menores de edad. El número de agresiones y abusos sexuales entre menores en todo el Estado se ha triplicado en la última década. Cada día, se abren ocho nuevas investigaciones por alguno de estos delitos entre jóvenes de 14 a 17 años. Si en 2011 se tramitaron un total de 1.251 casos, el pasado 2021 la Fiscalía contabilizó la friolera de 2.625, tres veces más en apenas diez años de diferencia. En concreto, 668 agresiones sexuales y 1.957 abusos. Ni siquiera los años de pandemia han frenado esta escalada incesante de casos de presuntos abusos sexuales cometidos por menores. Más grave incluso es la edad en la que los menores se inician de media en el consumo de pornografía machista: los ocho años, según la ministra de Igualdad. “Urge que aseguremos de forma obligatoria la educación sexual para que todos los niños aprendan precisamente y tengan herramientas para identificar las violencias sexuales que se pueden ejercer contra ellos y ellas”, ha exigido Montero.
Vox y C’s han acusado a Montero de alentar la pederastia en un intento de vincular su discurso con el aumento de los delitos sexuales de menores
Los fiscales coinciden en el diagnóstico: los menores llegan cada vez relatando relaciones sexuales más extremas y violentas, degradantes todas ellas con la mujer. Es precisamente en este punto donde se aprecia con claridad que el mensaje de las relaciones sexuales afectivas y en igualdad no está llegando por los cauces adecuados en los primeros años, fundamentales, en los que los jóvenes se inician en las prácticas sexuales. La pornografía machista está ganando la batalla y esto se traduce irremisiblemente en la comisión de presuntos delitos de abusos sexuales ya que, de entrada, infringen el primer principio básico, el consentimiento mutuo.
Y mientras tanto, las fuerzas ultrarreligiosas alentadas por partidos como Vox o Ciudadanos manipulan los discursos oficiales del Gobierno a favor de un sexo seguro, consentido y en libertad para enmarañar una realidad que es cada vez más alarmante a tenor de los últimos datos reales de la Memoria de la Fiscalía. “Me da mucha vergüenza la campaña de la extrema derecha. Contra mí que digan lo que quieran, pero creo que nuestro país se merece un gran acuerdo para garantizar que todos los niños, las niñas, les niñes de nuestro país tengan derecho y acceso efectivo a su derecho a una educación sexual integral”, recalca la ministra de Igualdad.