Las mujeres jóvenes son las principales víctimas de la violencia machista. Así lo revela un estudio de la de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) que revela que 2 de cada 5 mujeres en Cataluña de entre 16 y 29 años (un 39,4 %) han sufrido violencia machista en el transcurso de un año.
Nueva perspectiva
El porcentaje de mujeres jóvenes que han sufrido violencia machista se sitúa 21,8 puntos por encima del que se da entre el total de mujeres, que es del 17,6 %. Los datos corresponden a una encuesta sobre violencia machista llevada a cabo en Cataluña y es “la primera vez que se estudian desde una perspectiva de la juventud”, explican en un comunicado desde la UOC.
Víctimas jóvenes
Hace pocos días se celebraba el trágico aniversario del asesinato en manos de su expareja de Ana Orantes. El caso hizo visible la violencia machista y obligó a los políticos a reaccionar y tras un largo proceso de diagnóstico de las causas de esta violencia, el Parlamento español, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó por unanimidad la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Pero la violencia machista está lejos de desaparecer. Al contrario de lo que pudiera parecer, la víctimas más comunes no son mujeres de avanzada edad que ven cómo sus ex parejas siguen ancladas en un feroz machismo. No, las principales víctimas son ahora las mujeres jóvenes.
Normalización de la violencia
Mujeres jóvenes, que dentro del ámbito de la pareja, son las que han sufrido también más violencia psicológica, como el control de las actividades, la vestimenta o la interrelación con otros hombres. Claudia Malpica, responsable del informe junto a Natalia Garrido, señala que “existen distintas formas de violencia machista que no son vistas totalmente como violencia entre la juventud, en comparación con otros grupos de edad", señala Malpica y continúa indicando comportamientos violentos y de control que a veces pasan, sin darle la debida importancia, entre los más jóvenes: “controlar dónde, con quién y qué hace la otra persona en cada momento, no dejar que hable con otros hombres, clavarle una bofetada una vez, darle un empujón o no dejar que quede o hable con amistades o familia”, denuncia la investigadora.