Más de medio centenar de niñas y niños que malviven en la Cañada Real de Madrid, concretamente del sector VI, han contestado a las vergonzosas palabras de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que criminalizó a los menores que están sin luz en esta zona, una de la más vulnerables, por pedir auxilio por los cortes de luz y las bajas temperaturas que sufren desde hace dos meses.
Estos niños y niñas de entre 5 y 13 años escribieron una carta al Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas (ONU), en la que 65 de ellos han relatado cómo son sus vidas en el siglo XXI, en plena pandemia de la covid-19, tras más de dos meses sin luz: “Nos están torturando”.
Hanna es una niña de 10 años que cada día tiene que estudiar a la luz de una vela: “Me da miedo no poder estudiar, porque quiero ser veterinaria", ha reconocido.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, traspasó la línea roja de la decencia al criminalizar a estos menores que malviven en la Cañada Real, asegurando que “la proliferación masiva de marihuana es lo que está provocando los cortes de luz”. Y estas palabras las dice el día que el mundo democrático celebra la Declaración de los Derechos Humanos.
Los niños han respondido ahora a las palabras de Díaz Ayuso, que afirmó que "para tener los Porsche ahí aparcados bien, pero para pagar las facturas, que es lo que está haciendo esos cortes, no".
Los menores, a oscuras, iluminados por los faros de los coches o a la luz de las velas, con el temor a que un incendio acabe con sus vidas, como en el fuego de Badalona, le han pedido a la presidenta que se acerque por allí para ver cómo viven. "Yo le diría que se ponga en nuestra situación, que venga un día a estar aquí y vea el día que se pasa en casa. No puede opinar porque no lo vive", ha dicho una de las niñas que residen en la Cañada Real.
Otro de ellos ha dicho en La Sexta que "si estamos en casa nos helamos, y eso no mola".
Sus familias quieren pagar el suministro energético, pero no se les puede calificar de delincuentes por los delitos de otras personas. "Llevamos tres meses con lo mismo... ¿No podrían haber quitado ya toda la marihuana?", se pregunta Hanna.