Las publicitadas y polémicas donaciones de los ricos: que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha

12 de Abril de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El Evangelio de San Mateo afirma lo siguiente: «Cuidadde no practicar vuestra justicia delantede los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario no tendréisrecompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacenlos hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de serhonrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, encambio, cuando hagas limosna, que nosepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, así tu limosna quedará ensecreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

La generosidad es una virtud que es íntima, que formaparte de la esencia de cada persona y que, por tanto, no debe ser aireada nipublicitada.

En estas semanas en que la ciudadanía asiste conadmiración y gratitud a cómo los héroesdel personal sanitario de los hospitales están luchando al límite contra elcoronavirus, en muchos casos con recursos insuficientes gracias a los recortes dela derecha, estamos viendo cómo grandes empresas o personas con muchodinero están haciendo donaciones o comprando material y que dichas accionesestán siendo aireadas como método para dar una imagen amable ante laciudadanía.

Como bien dice el Evangelio, la generosidad que estaspersonas y empresas están teniendo para con el personal sanitario sería muchomás digna si nadie supiera nada de que lo habían hecho. Una donación se hace deforma que, como mucho, sólo se entere el destinatario, no tiene por qué saberloel resto de la población porque, finalmente, es interpretada como un modo delavado de imagen. ¿Son necesarias estas donaciones? Evidentemente, sí. ¿Esnecesaria la publicidad de las mismas? No.

Esto es lo que ha ocurrido con las donaciones que hanrealizado Ana Patricia Botín o Amancio Ortega, por citar a dos personas con unaimagen más preeminente. Los sanitarios acogerán con alegría la compra dematerial con este dinero, sin embargo, hubiera sido mejor que nadie se hubieseenterado de la persona que había dado ese dinero.

Un detalle que menos ética esta publicidad delaltruismo de los ricos es que en muchos casos, además de lo publicado enprensa, los anuncios lo hayan hecho cargos elegidos por el pueblo cuyaobligación en la actualidad es gestionar la crisis sanitaria en sus territoriosy que sufren las consecuencias de los recortes y las privatizaciones delPartido Popular. La función estos cargos públicos no está en hacer llamadas alos ricos como la señora Botín, el señor Ortega o el señor Florentino Pérezpara sacar dinero. Para lo que los ciudadanos y ciudadanas les votaron fue paraque gestionaran de manera idónea los recursos del pueblo y el hecho de que seesté dedicando a buscar dinero entre la calderilla de los millonarios y losgrandes empresarios da la imagen de que los recursos públicos se han agotado,que el pueblo se ha quedado desamparado ante la pandemia del Covid19. Esto noes así.

Muchas veces el problema de estas donaciones de losmás ricos no está en la cantidad o en el fin para el que se utiliza ese dinero.El problema está en conocer la procedencia del mismo. Amancio Ortega, porejemplo, todos los años compra equipamiento para hospitales y los entrega adiferentes centros en todo el país. En la crisis del coronavirus ha compradoequipamiento sanitario en China. Sin embargo, la fortuna del señor Ortega seabastece del trabajo de fábricas situadas en Asia o en Brasil.

En el caso de Ana Patricia Botín ocurre lo mismo. Sufortuna está cimentada sobre la ruina de los afectados del Popular, lascondiciones laborales de sus empleados y empleadas, los productos tóxicos comoValores Santander o la aplicación del IRPH, las cesiones de crédito, la comprade Banesto y los millones defraudados presuntamente a Hacienda, los 2.000millones de euros ocultos en el HSBC, etc.

¿Hay algo más que un gesto altruista en las donacionesde Ana Patricia Botín, de Amancio Ortega y del resto de millonarios o grandescorporaciones? El tiempo lo dirá y se verá si alguna de estas empresas recibenalgún contrato público cuando pase la crisis del coronavirus. La solidaridad nopuede jamás ser utilizada como método de inversión, no puede ser entendida comoen la película El Padrino, cuando DonVito le dice a Bonasera, después de hacerle el favor de vengar a la hija delfunerario, «Algún día, que quizá nunca llegue, te pediré que hagas algo pormí».

Otro aspecto a valorar en estas donaciones de los másricos es si, posteriormente, se las desgravarán de sus correspondientesdeclaraciones de impuestos. Si así fuera, el altruismo pasa a ser inversión yuna muestra más de que los que más tienen siempre buscan el beneficio encualquiera de sus movimientos vitales. Si a esto se une, por ejemplo, la líneade donaciones abierta por la Comunidad de Madrid en la que coloca como un argumentopositivo para que los más ricos donen que luego tendrán ventajas fiscales,entonces nos hallamos ante una adulteración del significado de la palabrasolidaridad.

En conclusión, si los millonarios de este país queríandonar dinero para los sanitarios, hubiera sido más digno, ético y absolutamentealtruista si nadie se hubiese enterado de quién las hizo, porque el anonimatoen estos casos es lo que certifican la buena fe. Las alaracas, las trompetas ylos fuegos de artificio generan las dudas y no es el tiempo de la sospecha, esel tiempo de la verdad y de la humanización del capital.

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