“Es el momento de controlar más a los agresores”. La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, ha admitido que la última oleada de terrorismo machista en España, con seis mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en una semana y también el hijo menor de una de ellas que además estaba embarazada, ha confirmado una batería de errores concatenados por parte de las distintas administraciones implicadas en la lucha contra la violencia sobre la mujer. Descoordinación entre administraciones y cuerpos y fuerzas de seguridad, laxitud judicial en la aplicación de la ley contra la violencia de género y otra suma de errores llevan a esta dura realidad en la que los terroristas machistas no encuentran grandes obstáculos para llevar a cabo sus crímenes.
Hasta ahora, se viene poniendo el foco en las víctimas y en el objetivo principal de que denuncien a sus verdugos porque no están solas. Pero a la hora de la verdad, cuando dan el paso adelante, estas mujeres se ven completamente solas y desorientadas, y lo que es aún peor: desprotegidas ante los maltratadores denunciados después de una odisea de silencios y vericuetos judiciales interminables.
Actualizar los protocolos
Rosell ha asegurado en una entrevista en la Cadena Ser que “hay que hacer una reflexión, si el sistema sólo protege llamando y controlando a las víctimas, quizás sea el momento de controlar más y llamar más a los agresores, seguro que podemos mejorar y actualizar los protocolos”. La responsable del Gobierno en la lucha contra la violencia machista ha puesto el dedo en la llaga de un problema que no sólo no cesa sino que se acrecienta, y donde demasiado a menudo se le ven las costuras, que en un goteo incesante cuestan demasiadas vidas de mujeres que, o no saben cómo dar el paso, o si lo dan se ven inmersas en un kafkiano y tortuoso camino de incomprensión y sobreseimientos judiciales por falta de pruebas.
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género asegura que “quizás sea el momento de controlar más y llamar más a los agresores, seguro que podemos mejorar y actualizar los protocolos”
Rosell asegura que las administraciones implicada en la lucha contra la violencia machista están poniendo “demasiado el acento en la denuncia. Es una puerta para la salida de la violencia, pero no debe ser la única para solucionar el problema de la violencia porquees una puerta muy estrecha para muchas mujeres que no tienen la posibilidad denunciar, como las mujeres que están en situación irregular”, ha apuntado.
La responsable del Ministerio de Igualdad añade que “es una puerta casi cerrada para las mujeres más vulnerables, como las mujeres migrantes en situación administrativa irregular. En este país ha sido comunicada la detención y la devolución de algunas de ellas cuando han ido a denunciar a la policía”, indica Rosell, quien admite que los protocolos de protección de las víctimas “siempre pueden mejorar”.
“Hemos detectado que había varias mujeres víctimas de violencia de género en varios ayuntamientos que no estaban relacionados entre sí. Precisamente las más vulnerables migran más, ya sea por motivos laborales o familiares. Esto puede estar pasando en muchos ayuntamientos”, ha asegurado Rosell, quien da por hecho que el fin del estado de alarma y de las restricciones por la pandemia están detrás de la última oleada de crímenes machistas. “Los agresores tienen esa sensación de que van a perder o han perdido el control de las mujeres que hasta ahora se veía facilitado por el confinamiento y por la limitación de la movilidad”, apunta la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género.