El ingeniero de SiliconValley Tomás Pueyo, explica que con los sistemas de salud colapsando, lospaíses tienen dos opciones: luchar o aceptar una epidemia masiva con miles demuertes, y sin garantía de nuevas olas de infección.
Estados Unidos demostróque concentrarse en el factor económico y no hacer nada, conlleva la más altatasa de letalidad por el colapso de los sistemas de salud. Por otra parte, lasopciones de lucha se han resumido en 2:
1-Mitigación, utilizadapor ejemplo en Reino Unido: Consiste en aplastar la curva de contagio para quesea manejable por el sistema de salud. En términos económicos equivale a decir“dejemos que muera una gran cantidad de personas ahora, pero sin dañar laeconomía”. El primer problema de esta medida es que, al aplastar la curva, loscuidados intensivos se ven acaparados por el COVID19 y esto provoca dañoscolaterales, es decir, otras muertes de personas que requieren cuidadosintensivos pero no pueden acceder a ellos. El segundo problema es que parte dela falsa creencia de que una vez que alguien se contagia queda inmune, pero elvirus de hecho ya está mutando, y lo que le ofrece esta estrategia es tener laoportunidad de hacerlo más rápido, al tener la posibilidad de contagiar amillones de personas.
2-Supresión, utilizadapor ejemplo en Corea del Sur: Consiste en aplicar medidas duras para controlarrápidamente la epidemia. Al cortar el crecimiento exponencial, se reduce latasa de letalidad porque el sistema de salud no se ve colapsado. En términoseconómicos equivale a decir “dañemos la economía ahora, y que las muertes siganllegando, pero más tarde.”
La diferencia entre 1 y 2es el factor TIEMPO. Si estuvieras a punto de enfrentarte a tu peor enemigo,del que sabes muy poco, y tuvieras dos opciones: correr hacia él, o escaparpara ganar un poco de tiempo y prepararte, ¿cuál elegirías?. El problema detodo esto es que al día de hoy, la mayoría de los países no tiene idea decuántos casos reales tienen. No están haciendo suficientes tests, ni suficienteseguimiento de casos para poner en cuarentena a toda la gente que pueda estarinfectada.[1]
Quizás en este punto se esté preguntando ¿qué tiene que ver todo lo anterior con el machismo?, mientras la respuesta de los países alrededor del mundo gira en torno a la afectación económica, ignorando el factor temporal, en los núcleos sociales se fermenta el caldo de cultivo perfecto para ejercer violencia contra las mujeres en absoluta impunidad. No es que las feministas quieran acaparar absolutamente cualquier tema para victimizarse, de hecho, sería deseable que las cosas fueran distintas, sin embargo, los hogares se han convertido durante la pandemia en los principales campos de batalla, donde las mujeres se ven atrapadas con sus agresores.
LaONU señaló que desde el inicio de la pandemia y en comparación con el añopasado, se ha duplicado el número de llamadas a las líneas de ayuda en elLíbano y Malasia; en China se han triplicado; y en Australia, los motores debúsqueda como Google experimentaron el mayor volumen de consultas de ayuda porviolencia doméstica de los últimos cinco años. Estas cifras nos dan una ideasobre la magnitud del problema, pero sólo incluyen a los países en que existensistemas de denuncia. A medida que el virus se propague en países coninstituciones precarias, disminuirá la información y crecerá la vulnerabilidadde las mujeres y las niñas.
Lasorganizaciones encargadas de dar respuesta a los abusos se ven presionadas porlas exigencias que supone paralelamente el combate a la pandemia; losproveedores de salud y policía están desbordados y el personal escasea; losgrupos locales de apoyo están paralizados o carecen de medios para operar; loscentros para víctimas de violencia de género están cerrados o llenos; [2]. este escenario parecedejar a muchas mujeres con una sola alternativa: ser sumisa para sobrevivir,ninguna mujer quiere denunciar y marcharse dejando a sus hijos en casa porejemplo[3], tampoco pueden hacerlo sidependen económicamente de su maltratador. Y aunque eventualmente elconfinamiento llegará a su fin, a medida que avanza el encierro, aumentatambién el peligro. Estudios demuestran que es más probable que los abusadoresasesinen a sus parejas en el contexto de crisis personales que incluyen lapérdida de trabajos y contratiempos financieros, con el COVID19 devastando laeconomía, sin duda estas crisis se harán mucho más frecuentes.[4]
Laantropóloga y feminista argentina Rita Segato al hablar sobre la precariedad dela vida[5], señala que los hombresson las principales víctimas del mandato de masculinidad, son víctimas de otroshombres, pues al tener la “obligación” de ser siempre fuertes, potentes yproveedores, se enfrentan a dificultades cotidianas que les impiden cumplir condichas expectativas irreales. Y esas dificultades no tienen nada que ver con elempoderamiento de las mujeres, como si esto fuera una competencia en la quemientras las mujeres ganan fuerza e independencia, los hombres se debilitan. Dehecho, lo que precariza y transforma a los hombres en sujetos impotentes es lafalta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedadde los vínculos, el desarraigo familiar y comunitario. Así, sus vidas se venprecarizadas en términos económicos y afectivos, cerrando con ello diversasformas de bienestar; en suma, los hombres viven explotados por el mandato demasculinidad.
Eseinsufrible mandato es el mismo que un día los envío a la guerra por ambición;que reprimió sus sentimientos desde la infancia, porque “los hombres nolloran”; y que al venderles poder económico y jerarquía, los convirtió encajeros automáticos; también les hizo intercambiar el ejercicio de supaternidad por “éxito” laboral; porque como bien señala Lydia Cacho, un padreausente educa más que una madre presente. Aquí habrá hombres que señalen que“no todos son así”, incluso hay algunos que esperan recibir aplausos por nuncahaber discriminado, golpeado o asesinado a una mujer; hay otros que deseanencontrar en la bandera del feminismo algo que les haga tener más éxito con lasmujeres; esto solamente nos enseña que aún queda mucho camino por recorrer.
Perohay buenas noticias, ante la crisis pandémica y económica, surge también unaoportunidad, la de comenzar a construir relaciones saludables en los espaciosfamiliares donde sea posible, porque si la violencia se aprende, también puededesaprenderse. Aunque hay muchas mujeres librando batallas diarias dentro desus hogares, también hay hombres y mujeres en confinamiento con la posibilidad deeducarse y educar en casa, y la educación sigue siendo hoy por hoy la mejorvacuna contra la violencia de género, por suerte, esta vacuna no requiereespera, la tenemos al alcance de fregar un traste sucio resignificando loscuidados; o preparar la comida para mostrar afecto; expresar lo que sentimoscon quienes tenemos cerca; o hacer ejercicios de introspección cuestionando losroles que hemos asumido en nuestros hogares; pero sobre todo, debemos prestaroído y aprender de aquellos cuyas voces son ignoradas con frecuencia, la OMS haseñalado que las niñas y los niños que crecen en familias en las que hayviolencia, pueden sufrir diversos trastornos conductuales y emocionales queluego se ven asociados a la comisión o el padecimiento de actos de violencia enfases posteriores de su vida.[6]Es injusto seguirdestruyendo la infancia de personas que no han cometido ninguna falta, pero quesí pagan los platos rotos.
Laprincipal estrategia contra la violencia que podemos adoptar en estas semanasde confinamiento es la supresión, aplicando medidas duras para frenar lapropagación de esta pandemia histórica llamada machismo, que ha perjudicado portantas generaciones a la humanidad, provocando muertes físicas y emocionales demillones de mujeres y hombres en el mundo, porque mientras los países siguenocupados en mitigar o suprimir principalmente los impactos económicos, elCOVID19 es una prueba de la medida en que los beneficios de décadas de progresosocial y económico han llegado a quienes viven al margen de nuestrassociedades, y más lejos de las palancas del poder[7], como las mujeres, lasniñas y niños, las personas migrantes, indígenas y demás grupos vulnerables.
Aveces la crisis también nos hace darnos cuenta de la infinidad de privilegiosque tenemos, porque hay muchos que morirán por no tener agua para lavarse lasmanos, o por vivir en hacinamiento, también hay quienes morirán por ignorancia,al creer que el coronavirus es un invento mediático, habrá otros que no tengancomida o techo, y otros que, teniendo comida y techo, morirán sanando a otrosen algún hospital local. Pero cuando hablamos de las mujeres, niñas y niños queviven en espacios de violencia constante en sus hogares, lugares donde sesupone deberían sentirse más seguros, nos damos cuenta de que esa violenciamachista se alimenta conforme pasan los días de confinamiento y si no hacemosnada, saldrá robustecida y victoriosa para aguantar unos cuantos siglos más depandemias, el cambio es urgente y comienza hoy, desde casa.
[1]Cfr. https://medium.com/@tomaspueyo/coronavirus-the-hammer-and-the-dance-be9337092b56
[2]Cfr. https://news.un.org/es/story/2020/04/1472392
[3] Cfr. https://www.elconfidencial.com/espana/2020-04-06/coronavirus-maltrato-violencia-machista-cuarentena_2533788/
[4]Cfr. https://www.nytimes.com/2020/04/06/world/coronavirus-domestic-violence.html?fbclid=IwAR1Zc1MCqISX7ptIlpMQlfmz8rUNkW_mvR-SSSJ98wKxN69FbmEBJrNG7qA
[5]Cfr. https://rebelion.org/una-falla-del-pensamiento-feminista-es-creer-que-la-violencia-de-genero-es-un-problema-de-hombres-y-mujeres-2/
[6] Cfr. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women
[7] Cfr. https://news.un.org/es/story/2020/03/1471141?fbclid=IwAR0MID6RsVRVj9jgfTkijo_OeiqUEHdDSb9s0r5PqBN0xGRCRiRSy6udrOQ