Me pregunto si hice daño a gente, si tomé buenas decisiones y si podré volver a ser la persona que era ante de todo esto

27 de Julio de 2020
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enfermera

El personal sanitario y de enfermería ha estado a cargo de nuestrasvidas como nadie en estos meses.

A veces usamos la expresión “En primera línea” muy a la ligera, sindarnos cuenta de las profundas heridas que estar en ella conlleva y que pocaspersonas sufren más, durante y después de las emergencias, que quienes laconforman.

Hemos podido hablar con Ester Cuenca Lumbreras, Enfermera en activo quenos cuenta como en estos meses ha visto su vida patas arriba, a sus colegasenfermar, su boda pospuesta, a las administraciones ignorarles, a sus pacientesmorir solos y desgraciadamente, a su abuela fallecer. Y que a día de hoy aún nosabe si lograra volver a ser la persona que era antes del COVID-19


Buenos días Ester. Lo primeroy ante todo agradecer su trabajo, así como el del resto del personal sanitariodurante los meses aparentemente más duros que acabamos de pasar.

-Y esto me lleva a mi primerapregunta ¿Han pasado ya lo más duro? ¿La sensación de tregua que se trasmite enlos medios se corresponde con la realidad del día a día de nuestro ecosistemasanitario?

Desde luego el ambiente en el hospital no es el de hace dos meses, lasemana pasada dimos el alta a los dos últimos ingresados por COVID-19 que,aunque ya habían dado negativo seguían con nosotros por complicaciones,problema social, etc.

Podríamos decir que sí, ha pasado lo más duro y cuando hablo de lo duroque fue es muy difícil entender. Creo que no era solo la cantidad de pacientesque teníamos, era la impotencia de enfrentarnos a algo que no conocíamos, loscambios de tratamientos, la fe en que lo que hacíamos iba a servir para algo,la impotencia al ver las muertes, las nuevas medidas de protección y trabajarcon un montón de capas encima a las que no estábamos acostumbradas.

- ¿Imaginó alguna vez durante su formación y sus años previos de trabajo que tuviera que enfrentarse con una situación así? ¿Se siente suficientemente preparada en lo profesional y en lo personal?

Creo que nunca había imaginado enfrentarme a algo así, hay que entenderque dentro de enfermería hay gente más cómoda en Urgencias intra oextrahospitalaria, yo siempre digo que cada enfermera está hecha de una pastadiferente y no es lo mismo el personal que trabaja en paliativos o en oncologíaque el que trabaja en quirófano. Yo nunca me había considerado una enfermera deurgencias que para mí son alucinantes soportando presión, resolviendo enmilésimas de segundos y con una forma de trabajar específica. He estado por contraen otras muchas unidades y en ninguna estábamos preparadas para recibir elnúmero de pacientes que recibíamos y las circunstancias en las que estaban. Laprimera noche ingresaron 12 en la planta y nos pilló de improviso, la siguiente8 y así hasta completar 33 de la planta, cada vez que se daba el alta a alguienpor cualquier motivo ingresaba otro más con el tiempo justo para desinfectar ytenía la sensación de que me resultaba imposible llegar a todo lo que tenía quellegar. Hubo un momento en el que lo único que hacía era trabajar y dormir.Todas hemos dado emergencias en la carrera o en el ciclo de formación (Hablotambién de las auxiliares a las que considero igual de compañeras que lasenfermeras) pero era algo teórico, algo que te aprendías y esperabas no tenerque aplicar. Cuando llegó el momento quedó patente en que la teoría no es tansencilla de llevar a la práctica.

- ¿Les resulto muy duro desarrollar su labor en esas circunstancias?

Sí, los protocolos cambiaban semanalmente y todos cometíamos errores,las mascarillas - como ya está comprobando la población - son incómodas y dancalor, los EPIs son como saunas, nunca te sentías suficiente protegido porquecada día que ibas a la planta te enterabas de alguien más que había enfermado yno sabíamos qué estábamos haciendo mal. Estábamos cubiertas de cabeza a lospies y cuando faltaba algo de material - Que ha faltado en todos los sitios -nos tocaba tirar de creatividad y utilizar bolsas de plástico para la cabeza,clips para sujetar las gomas de las mascarillas o esterilizar batas ymascarillas. Eso en el aspecto de medios.

En el aspecto de cuidados, no es lo mismo llevar 12 pacientes a 33,tienes que estar a todo, sigues las directrices de los médicos, pero a veces noves mejoras y hay que cambiar sobre la marcha, otras veces está todo el mundoocupado y te toca a ti ir sola. Trabajamos con personas y no todas son iguales,hay gente que necesita cuidados específicos en otros temas, aunque sudiagnóstico principal sea el COVID19, en general creo que salió muy bien dadaslas circunstancias.

-¿Qué ha sido lo más difícil?

Lo más duro era la combinación de tema personal y profesional. A nivelprofesional lo más duro eran las muertes, las esperadas y las inesperadas. Noes que nunca se me hubiese muerto algún paciente, pero es que nos pasaba todoel rato en todos los turnos, a veces te despedías de un paciente sabiendo queno lo ibas a ver y otras veces te despedías pensando que sí, y no le volvías aver. Mi hospital ha tenido una tasa de mortalidad bajísima y aun así todo hasido una barbaridad. Hacíamos todo lo humanamente posible para que estuviesenacompañados y para salvarles y veíamos que muchas veces daba igual lo quehicieses. Y muchas veces estaban solos y se te rompía el corazón de no poder haberlecogido las manos en los últimos momentos, de no poder haberle dedicado unaspalabras y de que no viesen una cara amiga, solo mascarillas, pantallas y EPIs.

-Nos llegan noticiasconstantes de que el personal sanitario se ha contagiado en muchísimo másporcentaje que la población en general. ¿Por lo que usted conoce de sus colegas de profesión y de su centro,esto ha sido así?

Eso es totalmente cierto. Para que la gente se haga una idea, en mihospital tuvo que haber muchísima rotación de personal en general, en mi plantade 9 enfermeras que solemos estar, nos quedamos en 6, eso significa que llegó aestar de baja el 33% de las enfermeras y entre el personal médico y losauxiliares igual. Se tuvo que contratar sobre la marcha como se pudo. Aún haygente que sigue dando positivo o gente que hemos comprobado que lo ha pasadoasintomático y no ha dejado de trabajar en ningún momento.

- ¿Ha tenido miedo en algún momento?

Quizá esto suene presuntuoso, pero yo no he tenido miedo decontagiarme, tenía miedo de contagiar a mi chico, tenía miedo de contagiar a lagente y tenía miedo de no poder aguantar el ritmo, pero nunca temí por mi vida.Por mi salud mental quizá debería haberme preocupado más.

-¿Le ha resultado duro apartede en lo profesional en lo personal?

Lo duro era la combinación de ambas cosas como ya he dicho arriba. Noera solo ver morir a la gente sola sin poder hacer nada más que tomarles lamano. No, era la impotencia porque no sabías qué hacer o no poder dedicarles lasonrisa porque no te veían, era lo que había en casa. Yo vivo con mi chico ylos primeros días tenía pavor a que se contagiase, le prohibí tocar mis cosas yalguna vez se comió alguna bronca por intentar ayudar. A las dos semanas de quecerrasen los colegios, mi hermana pequeña que también es enfermera se vino avivir a nuestra casa porque no quería contagiar a mis padres.

El 11 de abril mi abuela materna falleció, yo sé que todo el mundoquiere a sus abuelos y supongo que muchos entenderán lo que significa, perotodo el proceso fue terriblemente duro. Ella estaba en una residencia deancianos y no nos dejaban hablar con ella así que mi prima, una excelenteenfermera, se presentó el sábado 4 de Abril a hacerle la PCR que dio positiva,el domingo se vistió con su EPI y exigió llevársela para ingresarla en elhospital en el que trabaja, no nos dejaban que nos la llevásemos ni diciéndolesque teníamos habitación, que teníamos la patria potestad y demás, al final lapolicía tuvo que intervenir y ese domingo la ingresaron, tenía algo de fatiga ypoco más. Le pusieron oxígeno, le hicieron pruebas y el lunes nos dijeron quecon un poco de suerte el lunes siguiente se iría a casa. El jueves la situaciónera diametralmente opuesta. Me llamó mi madre mientras estaba en el trabajopara que fuese a verla porque estaba muy mal, su radiografía de ese día era lapeor que había visto en mi vida para una neumonía, en tan solo 3 días habíapasado de esperanza a desesperanza. Lo negué, claro, creo que cualquiera lonegaría y yo fui la primera. Estábamos haciendo todo lo que podíamos y ademásnos dejaron estar con ella porque éramos sanitarias, mi prima y mi hermana sevolcaron tanto que no se despegaban de su lado para que no se quitase lamascarilla, también nos quedamos mi tía (enfermera también), mi madre (médico)y yo ese mismo jueves para que siempre hubiese alguien con ella. Nos mandábamosinformación por mensaje y corríamos del trabajo al hospital, dormíamos algunashoras si podíamos y de nuevo a trabajar. El sábado estaba pasando ronda con losmédicos cuando el móvil empezó a vibrar dentro de mi EPI, al principio no le diimportancia, pero luego, mientras seguía vibrando me entró un agobio terrible,esa mañana había muerto una paciente a primera hora. Salí arrancándome todaslas protecciones y cogí el móvil. Mi abuela, la persona más buena que heconocido en mi vida había fallecido; noté como me quedaba sin aire y me eché allorar sin poder evitarlo, avisé a mi compañera, llamé a mi supervisora que sepasaba todo el día en el hospital por aquel entonces y me fui. El taxista no mequería ni cobrar la carrera, yo le regalé unas mascarillas y le pagué, porsupuesto, la situación no estaba para regalar nada de trabajo. Mi abuela se fuecomo las abuelas, los padres y hermanos de tantos otros y al día siguientevolví a trabajar. Eso ha sido lo peor. Como no podían darnos días libres (Porese entonces solo quedábamos 6 enfermeras para cubrir a 33 pacientes y 3 turnoscontando que por la noche solo había una enfermera en la planta) tuve quetrabajar cada día después de su muerte, una compañera me cedió su día librepara que pudiese ir al entierro y aun así siento que no la he podido llorar. Adía de hoy todavía lloro sin motivos y sé que es porque no lo pude hacer cuandotenía que hacerlo.

Después de que mi abuela falleciese una antigua jefa mía, la que me diomi trabajo y a la que quiero muchísimo, ingresó en el hospital por COVID ysentí que se repetía la historia. Un par de noches lloré al salir de suhabitación por la desesperanza que sentía, aunque finalmente mi jefa se salvó.

Mientras, en casa, mi hermana seguía con turnos imposibles y el día quemi abuela falleció estuvo 38 horas sin dormir, mi chico no sabía qué hacer connosotras, éramos un desastre andante. Tener a mi hermana en casa fue mi tablade salvación porque podía hablar de todo eso que me inquietaba en el trabajocon alguien que me comprendía. A veces hablábamos y otras veces poníamos algunaserie para desconectar, nunca veíamos las noticias.

Este año me iba a casar. Iba a ser el 3 de octubre. Muchos compañerosme preguntaban por la boda, qué iba a hacer o qué no iba a hacer y yo no queríahablar del tema porque no me sentía preparada para pensar en eso. Primerocancelamos la luna de miel y cuando en el hospital me dijeron que no podíamoscoger vacaciones en octubre porque era posible que hubiese un repuntepospusimos la boda. Sé que mi prometido sufrió muchísimo con la decisión y yome sentía miserable por no poder decirle algo que le alegrase.

En muchos momentos me sentí como un malabarista al que no hacen más quetirarle bolas, seguía moviéndolas sin saber cómo, pero si me paraba se iríatodo a la basura. Eso ha sido lo más duro.

-Usted trabaja en un hospitalprivado. A los cuales según las noticias se derivaron pacientes de residenciasde mayores independientemente de su condición previa. ¿Qué opinión le mereceque por los datos que vamos conociendo hubiera instrucciones para que esto nose realizara en los hospitales públicos?

He leído las noticias y la verdad es que me las creo, pero en mi hospitaltodos los pacientes que tuvimos venían de hospitales públicos, no tuvimos ni uningreso privado así que supongo que eso dependería de los gerentes y gente depor encima. En mi caso todo el hospital se volcó con los pacientes de lasanidad pública y me siento profundamente orgullosa por ello.

-¿Aparte de los infectadospor Covid han sufrido pacientes con otras patologías esta situación?

Cuando la planta se empezó a vaciar de pacientes con COVID-19 llegó loque yo llamo la segunda oleada, todos esos pacientes que sufrieron ICTUS,infartos, enfermedades no relacionadas con el virus, abandonados… Pensábamosque todo iba a ser a mejor pero cuando nos quisimos dar cuenta estábamos hastaarriba atendiendo a ese tipo de pacientes en el hospital y te preguntas ¿Sitodo hubiese estado menos colapsado este paciente estaría mejor? ¿Cuántoshabrán muerto por otras patologías? ¿Qué habrá sido de la gente con cáncer? ¿Yde las maternidades? Te preguntas muchas cosas y te sientes culpable.

-La Asociación madrileña deenfermería ha denunciado en repetidas ocasiones que el llamado “HospitalMilagro” de IFEMA ha sido en realidad, más allá de lo meramente sanitario, unagran estafa. ¿Comparte usted esta opinión? ¿Por qué?

Comparto totalmente esta opinión. Yo trabajo en un hospital privado,pero he trabajado en la mitad de los públicos a lo largo de mi vida y tengoamigas que lo siguen haciendo. Hay un capítulo en El Ministerio del Tiempo enel que se ve que tienen a uno de los agentes en un ala privada en el 12 deOctubre y me lo creo porque hay muchas alas y muchas plantas cerradas por loshospitales la comunidad de Madrid, que ni se planteasen abrirlas me parece unaaberración. Por milagroso que fuese IFEMA, que no lo dudo porque losprofesionales de allí han sido excelentes, no tenían las instalaciones necesarias,¿Qué hay de los baños privados? ¿Qué hay de la intimidad? La medicina no essolo dar medicamentos y poner oxígeno, la medicina también tiene más cosas.Parece que a todo el mundo se le había olvidado las 14 necesidades de VirginiaHenderson y yo recordaba que en la carrera, mi profesora de Extrahospitalaria(Urgencias) hacía mucho hincapié en mantener la dignidad del paciente. ¿Lo deIFEMA era digno? ¿Y lo del palacio de hielo?

-El gobierno del PartidoPopular de la comunidad de Madrid, tiene planes para construir más hospitales einvertir –aseguran- más recursos en Sanidad. ¿ve positivamente estos anuncios?

Yo hasta que no vea las promesas hechas realidad no me las creo, total,¿Para qué? ¿Qué van a hacer? ¿Darle más dinero a los gigantes de la SaludPrivada para que hagan hospitales muy modernos, muy bonitos y en los que elpersonal cobra una miseria? La sanidad pública debería ser totalmente públicano depender de gente que quiere ganar dinero con la salud.

-Recientemente el jurado delos premios princesa de Asturias ha concedido su premio anual de la concordiaal personal sanitario de primera línea por su encomiable labor. ¿Ayudan algoeste tipo de reconocimientos a sobrellevar la situación que han vivido?

Es que os quejáis por todo me dijeron el otro día, que os dan elpremio: os quejáis, que no os dan el premio: os quejáis. Ah claro, el premioque irán a recoger gente del sindicato, colegios de enfermería y medicina y deun premio del que no veremos ni un duro ni nosotros ni la sanidad. A mí elpremio me da bastante igual, yo estoy preocupada de que en el hospital no mequieran dar más mascarillas ffp2.

Dudo que ninguna persona que no sea sanitario entienda lo que hemospasado, la ansiedad, la decepción, el sentimiento de culpa, ver morir a gente,no saber qué más podemos hacer o que podríamos haber hecho de otra manera, laimpotencia, escuchar lo de las residencias.

Igual si en vez de abrir 10 hospitales privados hubiesen dejadoabiertas las plantas de los públicos, igual sí hubiésemos tenido material y nonos lo hubiesen tenido que subir los cirujanos de quirófano, igual si nohubiésemos tenido que llorar de impotencia pues los premios nos parecíanmaravillosos.

¡Qué suerte que os regalan viajes! Genial, un viaje que no quiero hacerpor miedo a contagiar o a qué me contagien. En vez de viajes - aunque agradezcoa las empresas que están dando cosas a los sanitarios - me gustaría más quedejen de tratarnos mal cuando vienen a un hospital, que se dejen de reproches yquejas hacia gente que está ahí para cuidarles, no para servirles.

Estamos vendidos, lo hemos estado y lo seguiremos estando, pero seguiremoscurrando porque A PESAR DE TODO me encanta mi trabajo. Y que conste que nodefiendo a ningún gobierno que tengo muy claro que a todos les damos igual,pero me cansa un poco lo de la falta de previsión en los últimos 5 meses porqueigual si hace 15 años no hubiesen empezado a desmantelar la sanidad en Madrid,habríamos tenido huecos para las residencias o habríamos sentido apoyoinstitucional alguna vez.

El Princesa de Asturias me lo pueden dar impreso en un folio paracolgarlo en mi salón bien orgullosa porque salí de esta, aunque claro, pagandoun precio. Ni 200 Princesas de Asturias valdrían como pago.

-Haciendo un ejercicio deimaginación, cuando esta crisis sea historia, ¿Cree que va a cambiar a lasociedad y nuestra manera de relacionarnos de forma sustancial? ¿Desearía ustedque lo hiciera?

Creo que sí que va a cambiar a nivel cotidiano, creo que la mascarillaserá de uso común como en Japón, muchas personas se concienciarán más, pero alfinal dependerá de la gente que somos muy volubles. Estoy bastante convencidade que en el tema sanitario no nos va a afectar lo más mínimo porque la genteseguirá pensando que “nos paga para hacer nuestro trabajo”.

- ¿Qué es de su vida despuésde la Emergencia sanitaria?

Cuando todo pasó, fue cuando tuve que posponer la boda porque nosavisaron de que esto podía ser todo un descanso y en octubre podríamos estarigual. Nos dijeron que cogiésemos vacaciones de junio a septiembre y cogí unaparte en junio porque la mayoría de mis compañeros se querían ir en Julio,agosto y septiembre y la verdad es que me sentía exhausta pero entonces el díaantes de empezar mis vacaciones noté que tenía ansiedad. No sabía porque estabaasí cuando por fin podía descansar y al final he descubierto lo que me pasaba:Me sentía culpable, me producía ansiedad dejar mi puesto porque no quería dejarde hacer malabares por si todo se caía. ¿Y si pasa algo y tengo que volver? ¿Ysi pasa algo y no estoy y yo podría haber ayudado? ¿Y si estoy infectada sinsaberlo? ¿Debería salir a la calle? ¿Me arriesgo a ver a mis padres y amigos?¿Y si no puedo descansar? ¿Y si vuelve a pasar lo mismo? ¿Hasta cuándo estaréasí? ¿Por qué no tengo ilusión de hacer nada por vacaciones o de celebrar micumpleaños? ¿Tan agotada estoy? ¿Por qué se me hace un mundo la idea de movermede provincia para ir a ver a mis suegros o mi abuela paterna? Yo, que antestenía una vida social súper activa con fines de semana llenos de planes con unmes de antelación no quiero salir, ¿Dónde está esa persona? ¿Volveré a ser ella?¿Debería obligarme a hacer cosas? ¿Por qué parece que voy a medio gas? ¿Llegaréa todo? ¿Hice daño a gente sin querer? ¿Tomé buenas decisiones? Y lo peor esque hablando con compañeras todas sentimos miedos de ese tipo, es como si mehubiesen desconectado todos los cables y ya no tuviese las instrucciones paracolocarlos en su sitio. ¿Por qué me siento una persona débil? Y luego está lasensación de que le damos igual a todo el mundo, que nos han mentido y hanhecho con nosotros lo que querían. Esa sensación es la que creo que me durarámás tiempo.

-Y ya para terminar y si melo permite incluyendo lo personal ¿Qué es lo que más le ha sorprendido eimpactado de esta crisis sanitaria económica y social en lo negativo?  ¿Y en lo positivo?

No es que sea negativo pero ese primer día cuando dejaron salir apasear a la gente tuve mi primer ataque de ansiedad por ver a muchos sinmascarilla y a su aire con lo que habíamos sufrido, sé que no es su culpa, peropara mí fue como que algo me hizo click.

Y de positivo hay tantas cosas… Las muestras de apoyo de todo el mundo,la familia y amigos, los vídeos, la comprensión al saber que yo no queríahablar y lo que me gusta mi barrio. Vivo en un barrio muy humilde que estáconsiderado uno de esos barrios malos de Madrid, pero lo que he visto ha sidotodo lo contrario, gente organizándose para atender a otra gente y hacerles lacompra, vecinos que ponían su teléfono por si les necesitaban, los aplausos,carteles animándome, gente regalándome mascarillas porque habían escuchado quenos hacían falta en los hospitales… Es algo por lo que me siento muyagradecida, toda esa solidaridad desbordante que han demostrado en mi barrio ymi gente. No hubo caceroladas en mi barrio y a día de hoy siguen aplaudiendo,mi vecina da los buenos días al vecindario por la ventana, los sábados hayvermú en el pasillo de mi edificio manteniendo la distancia de seguridad, peroviéndose, ponen música y hasta hicieron una procesión. También está la unión delas compañeras dándolo todo, las enfermeras, auxiliares, médicos, misupervisora, las chicas de administración… Lo orgullosa que me siento de habernacido en uno de esos países a los que denominan PIGS (Portugal, Ireland,Greek, Spain) porque para nosotros nuestros mayores no eran daños colaterales,eran algo importante y lo siguen siendo. Porque igual no nos parecemos tanto alresto de Europa, pero también es cierto que para mí en momentos como éste esoes bueno. Me he llevado muchas alegrías y aunque ha sido una experiencia quedesearía no haber tenido espero recordarla algún día con aquella primera tardeen la que toda España aplaudió al unísono.

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