Mi tortura, el exilio y los criminales

22 de Julio de 2020
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Foro 16 05

En las grabaciones se escucha laconversación: “Tráeme a una de trece años, pero que sea virgen ¿de Miami? Síesa, para (palabras que describen crudamente violación infantil) ¿Cuánto? (seríe)”. Al otro lado del teléfono el traficante de niñas responde: “Tresmil dólares mas los papeles…sí, una virgen pero que haga (descripción deviolación infantil por dos adultos) como a ti te gusta papá”. Este es elfragmento de una de más de quince conversaciones que escucharon las y losministros de la Suprema Corte de Justicia de México en abril de 2006. Secumplían unos meses de que yo había sido secuestrada y torturada física,sicológica y sexualmente durante más de veinte horas por policías; esto porhaber escrito uno de mis 16 libros: la investigación Los demonios del edén:el poder detrás de la pornografía infantil, gracias a la cuál uno de lostratantes está purgando una sentencia de 113 años de prisión.

El entonces gobernador de Puebla, Mario Marín Torres (PRI) encabezó la red de protección política que pretendía silenciar la operación político-empresarial de explotación sexual comercial de niñas de entre 4 y 13 años más documentada de la historia mexicana. Para torturarme, encarcelarme ilícitamente e intentar silenciarme hace 15 años, se coludieron servidores públicos de alto nivel; miembros del senado, los gobernadores de Quintana Roo, Chiapas y Veracruz, el presidente del Poder Judicial de Puebla, una jueza, el director de la policía judicial, empresarios que blanquean capitales ilícitos, policías municipales y ministerios públicos. Todos sus nombres están en los expedientes de la Fiscalía General de la República (FGR) señalados por mí, por testigos, criminólogos y víctimas, como parte de la trama criminal Demonios del edén, sólo en nuestra región este delito deja a los tratantes 1,3 mil millones de dólares, mientras México es el mayor consumidor de pornografía infantil.

Foto: Agustín Millán

Desde hace quince años demostréjurídicamente que el caso documentado en mi libro y  llevado a los tribunales de Arizona, EstadosUnidos, al Supremo de México, a cortes federales de Cancún, Puebla y CDMX, paramás tarde llegar a la Corte Interamericana en Washington,  hasta a la ONU en Ginebra, demuestra, sinlugar a duda, que estamos hablando de delincuencia organizada trasnacional,ciber-delincuencia especializada en pornografía infantil, lavado de dinerodesde México, E.U.A, Asia, Suiza, así como tortura policiaca orquestada para laprotección de esos grupos de crimen organizado de cuello blanco. El exsubprocurador de investigación de delincuencia organizada (SIEDO), José LuisSantiago Vasconcelos, compiló la evidencia, junto con mis testimonios y pruebasy sus investigaciones, creó una carpeta que demuestra el poder de esta redcriminal, con tentáculos protectores que llegaban hasta la presidencia de laRepública de Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón; vínculos que permanecierondurante años y que el hoy Fiscal General Gertz Manero se niega a admitir.

Desde hace veinte años, en que recibí lasprimeras amenazas de muerte por investigar crímenes de Trata de niñas, niños ymujeres, he enfrentado a las autoridades corruptas y/o ineficaces de dosgobiernos del PAN, uno del PRI y ahora el actual: MORENA. Mi perseveranciaradica en la necesidad urgente de que este gobierno, y su gabinete deseguridad, cumplan con su deber junto a las instituciones relacionadas con laprevención, atención, sanción y erradicación de estos ilícitos: un millón 500mil violaciones, los crecientes crímenes contra la niñez mexicana y laviolencia de género que arrebata la vida de 10 mujeres diariamente. La negaciónpolítica de estos hechos incontestables implica pena de muerte para lasvíctimas, así como el aumento exponencial de la desaparición de niñas y niños.Cada vez que las autoridades niegan la realidad, se empoderan miles depederastas que saben que la “verdad ilusa” de que en México no pasa nada, leshace más libres para someter a sus víctimas impunemente.

Hoy, martes 21 de julio, se cumple un año de que dos sicarios entraron en mi hogar, mataron a mis perritas, entraron armados a por mi y robaron sólo material periodístico; por fortuna pude escapar. Ya un año de vivir en desplazamiento forzado, investigando mi propio caso, trabajando, solicitando asilo temporal en diferentes países mientras demuestro y declaro una y otra vez ante las tres fiscalías que llevan mi caso y que, en las últimas semanas, se han negado a darme audiencia virtual. Mientras tanto, en México, el presidente asegura que se acabaron las violaciones a los derechos humanos, que las mujeres y la niñez reciben protección y justicia. Un día después de esa declaración, aprobaron recortes de 151 millones de pesos al INMUJERES, la institución responsable de los programas de protección y prevención de violencia de género, y renunció, por falta de recursos operativos, la directora de la Comisión Nacional Para prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM, dependencia de la Secretaría de Gobernación). Sin duda los hechos desdibujan las declaraciones políticas.

Hace 18 meses, en enero 10 de 2019, el entoncesentrante gobierno de López Obrador se vio obligado a reconocer que fuitorturada por miembros del Estado Mexicano para proteger a la delincuenciaorganizada. No fue un favor gubernamental, dieron cumplimiento obligatorio a laresolución de las Naciones Unidas que exigen reparación integral del daño en micaso. Ello entraña no solamente la disculpa, sino la detención de todos losimplicados, el reconocimiento de que la delincuencia organizada compra y vendemiles niñas y niños para esclavizarles, y que en ello están implicadosservidores públicos y empresarios de los más altos niveles; con vínculospolíticos con administraciones anteriores y miembros del actual gobierno. Hoyestán prófugos los autores intelectuales de mi tortura y tentativa dedesaparición forzada, son tres de trece líderes de esta red criminal: unempresario millonario, un exjefe policíaco y un exgobernador. Los sicarios queentraron en mi hogar siguen intocados, a pesar de que he presentado pruebas dequiénes son, para quién trabajan, dónde viven y por qué aceptaron poner precioa mi cabeza. Hemos demostrado que un mismo grupo de abogados defiende a todoslos implicados en mi tortura y en el caso Demonios del edén. Las autoridadesse niegan a reconocer que estamos luchando contra el crimen organizado dedicadoa la esclavitud humana, el feminicidio y atentados contra la libertad deexpresión. Un puñado de servidores públicos sí están dando la batalla alinterior del gobierno, pero no son suficientes, mientras la cobardía y lospactos de silencio sigan vivos, la mafia en el poder quedará intocada y yoseguiré demostrándolo.

https://youtu.be/Y8rt7MD0SvQ
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