El misterio de los Massaco: la vida de un pueblo indígena aislado desde el lente de la tecnología

La Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas revela a través de cámaras trampa los primeros detalles sobre esta comunidad, mientras persiste la política de no contacto

13 de Abril de 2025
Actualizado el 14 de abril
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El misterio de los Massaco: la vida de un pueblo indígena aislado desde el lente de la tecnología
Imagen captada en la selva con una cámara trampa en 2024. CGIIRC Funai

En el corazón de la selva amazónica de Brasil, en el estado de Rondônia, un pueblo indígena permanece prácticamente inaccesible para el mundo exterior. Los Massaco, una comunidad que vive aislada, continúa siendo un enigma para los investigadores, que buscan comprender sus costumbres, su manera de vivir y los desafíos a los que se enfrentan sin invadir su territorio ni violar su privacidad. La política de no contacto impuesta por la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) sigue vigente, pero las nuevas tecnologías, como las cámaras trampa, están ofreciendo una ventana para observar lo que ocurre en este rincón remoto de la Tierra Indígena Massaco.

Los indígenas que la cámara trampa captó en 2024 eran en su mayoría jóvenes.. CGIIRC Funai
Los indígenas que la cámara trampa captó en 2024 eran en su mayoría jóvenes.. CGIIRC Funai

Los Massaco, cuyo nombre proviene del río que fluye a través de su territorio, son uno de los 28 pueblos aislados en Brasil cuya existencia ha sido confirmada. A pesar de este conocimiento, poco se sabe sobre su organización social, su cultura o incluso su autodenominación. Se encuentran en una zona fronteriza con Bolivia, en la región del Amazonas, y su contacto con el mundo exterior nunca ha sido una opción para ellos ni para las autoridades brasileñas, que temen que cualquier interacción pueda poner en peligro su salud y bienestar.

Janete Carvalho, directora de Protección Territorial de la Funai, explica que la creación del Territorio Indígena Massaco fue un hito en la historia de Brasil, ya que fue el primer territorio demarcado exclusivamente para pueblos aislados. Sin embargo, esta es solo una parte de un esfuerzo mucho más grande para proteger a los pueblos indígenas que habitan la selva sin contacto con el exterior. "A través de estas políticas de no contacto, garantizamos la autodeterminación de estos pueblos, permitiéndoles vivir sin interferencias externas", comenta Carvalho.

En esta imagen, también de 2024, se puede ver un machete que dejaron para la comunidad los miembros de la Funai. CGIIRC Funai
En esta imagen, también de 2024, se puede ver un machete que dejaron para la comunidad los miembros de la Funai. CGIIRC Funai

Tierra indígena del río Kawahiva del río Pardo

Con una superficie de 411 mil 844 hectáreas, la Tierra Indígena Kawahiva del Río Pardo se ubica en el municipio de Colniza, en el estado de Mato Grosso. Ya cuenta con los límites territoriales declarados por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública (MJSP), a partir de los estudios de identificación y delimitación realizados por Funai. En este momento, el proceso de demarcación está judicializado. Mientras tanto, la autoridad indígena continúa con acciones de vigilancia y protección de los pueblos aislados que viven allí.

El proceso de monitoreo de estos pueblos ha sido complicado y peligroso. Durante décadas, la Funai ha recolectado información mediante expediciones que siguen las huellas de los habitantes de la región. Sin embargo, la tecnología ha facilitado el trabajo de los investigadores. En 2019, la Funai instaló cámaras trampa en lugares estratégicos con la esperanza de capturar imágenes de los Massaco sin que ellos se dieran cuenta. En 2024, un nuevo conjunto de fotos, obtenidas con una cámara que estuvo operativa desde enero de 2021, proporcionó por fin una imagen más clara de la vida de este pueblo.

Viviendas temporales que los Massaco hacen con palmas de babasú... CGIIRC Funai
Viviendas temporales que los Massaco hacen con palmas de babasú... CGIIRC Funai

Indígenas que vivían en aislamiento voluntario

Estas cámaras automáticas, que se activan por movimiento, captaron a un grupo de nueve hombres jóvenes, entre 20 y 40 años, durante su paso por el sendero. Las imágenes no solo muestran sus características físicas, sino también sus comportamientos, postura y herramientas, como machetes y hachas, que recogieron de los objetos que la Funai había dejado en el camino. A pesar de la presencia de la cámara, los indígenas no se acercaron a ella, lo que demuestra el respeto hacia su aislamiento y la cautela con la que se acercan a objetos extraños.

Uno de los elementos más fascinantes en las fotos es la presencia de trampas afiladas que los indígenas colocan en sus senderos. Estas trampas, conocidas como "estrepes" o "abrojos", son utilizadas para proteger su territorio de intrusos. Son astillas de madera afiladas que se clavan en el suelo, lo que provoca heridas punzantes en cualquier persona o animal que las pise. "Este tipo de trampas también son una advertencia para aquellos que no respetan el territorio", explica Carvalho. "El manejo de estas trampas es una estrategia efectiva para disuadir a los madereros ilegales y otras amenazas".

Los investigadores las identificaron como unas especies de abrojos (estrepes) que se clavan en el suelo con la punta hacia afuera... CGIIRC Funai
Los investigadores las identificaron como unas especies de abrojos (estrepes) que se clavan en el suelo con la punta hacia afuera... CGIIRC Funai

A lo largo de los años, la Funai ha aprendido mucho sobre los Massaco, aunque gran parte de lo que se sabe sigue siendo especulativo. La población estimada de esta comunidad es de entre 220 y 270 personas, según los rastros encontrados en el terreno. Además de las trampas, los investigadores han descubierto viviendas temporales construidas con materiales locales como la palma de babasú, y han encontrado flechas de más de tres metros de largo, un indicio de su destreza en la caza.

Biodiversidad

El territorio de los Massaco se extiende por unas 421.000 hectáreas, lo que les proporciona acceso a una rica biodiversidad. Sin embargo, la región también enfrenta amenazas constantes de la explotación maderera ilegal, la minería y otras actividades destructivas. A pesar de ello, la Funai asegura que actualmente no existe una amenaza directa para la comunidad, gracias a la protección activa del territorio.

En los senderos se pueden encontrar abrojos o estrepes... CGIIRC Funai
En los senderos se pueden encontrar abrojos o estrepes... CGIIRC Funai

A través de estas cámaras trampa y otras tecnologías, los investigadores de la Funai continúan recolectando información sin entrar en contacto directo con los Massaco. Esto les permite obtener valiosos datos sobre su modo de vida sin poner en riesgo su aislamiento. En 2024, la Funai también reportó que los indígenas habían dejado huellas y señales de su presencia en la zona sin entrar en contacto con los equipos de la fundación.

El misterio de los Massaco persiste, y aunque las imágenes obtenidas proporcionan una pequeña ventana a su mundo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. "El reto sigue siendo entender cómo viven, cómo se organizan y cómo gestionan sus recursos", comenta Altair Algayer, coordinador de la Funai en la región. "Estamos aprendiendo mucho, pero aún hay mucho que no sabemos".

Pueblos aislados en Brasil

La situación de los pueblos aislados en Brasil refleja una lucha constante por equilibrar la protección de su modo de vida con la necesidad de conservar sus territorios. Los expertos creen que la clave está en preservar la autodeterminación de estas comunidades sin forzarlas a un contacto que podría ser perjudicial. "Nuestro trabajo no es forzarlos a cambiar, sino garantizar que tengan la libertad de decidir por sí mismos", concluye Carvalho.

Hachas y machetes dejados por el equipo de Funai para los indígenas aislados.Foto Divulgación Funai
Hachas y machetes dejados por el equipo de Funai para los indígenas aislados.Foto Divulgación Funai

Mientras los Massaco continúan viviendo en su aislamiento, las cámaras trampa y otros métodos tecnológicos seguirán siendo una herramienta crucial para entender mejor su existencia sin invadir su privacidad. La historia de los Massaco es un recordatorio de que, en pleno siglo XXI, aún hay lugares en el mundo donde el contacto con el exterior no es una opción, y que la tecnología puede ser una aliada en la protección de esos últimos rincones de la humanidad.

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